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La historia comenzó a
principios de este año, cuando los operadores aliancistas iniciaron
contactos con algunos dirigentes del PJ porteño disconformes. Uno de
ellos era Telerman. De perfil progresista y con una buena elección como
respaldo, el ex vocero de Duhalde se había acercado a Gustavo Beliz, pero
se alejó definitivamente esta semana, cuando el líder de Nueva
Dirigencia recibió el apoyo de Carlos Menem.
Fue la ruptura con Beliz lo que
terminó de decidirlo. Telerman se reunió en forma reservada con Del
Piero, el primero en iniciar los contactos, y más tarde se encontró con
Alvarez e Ibarra, con los que terminó de cerrar el acuerdo que la semana
que viene se anunciará formalmente en una conferencia de prensa. El
candidato aliancista y Telerman son viejos amigos. Se conocen desde hace años
y se siguen frecuentando en La Trastienda, el boliche salsero de Telerman
al que Ibarra se acerca de vez en cuando para zarandearse.
Telerman tiene 42 años y una
larga trayectoria. Comenzó militando en el Partido Comunista hasta que en
los '70 fue seducido por la Juventud Peronista. Durante la dictadura se
exilió en Francia y, con el retorno de la democracia, se convirtió casi
en periodista. Más tarde retomó el camino de la política: fue vocero de
Antonio Cafiero, de César Gaviria en la OEA y finalmente de Eduardo
Duhalde. Se convirtió en candidato el año pasado, cuando resignó su
cargo de embajador en Cuba y encabezó una lista disidente que, bajo el
sello de PAIS, apoyó en la Capital Federal la candidatura presidencial de
Duhalde. Telerman obtuvo 5,5 por ciento de los votos y, aunque no logró
ingresar como diputado, computó como un triunfo el resultado de una
elección a la que fue casi sin estructura.
En la Alianza saben que los
casi 100 mil votos cosechados por Telerman no tienen por qué trasladarse
automáticamente a Ibarra, pero confían en que su figura sumará a la
candidatura del ex fiscal. El rol que ocupará en la campaña no será,
como se pensó inicialmente, un lugar en la lista de legisladores porteños:
la idea de Telerman es preservar su identidad (ayer aseguró que sigue
siendo peronista) e incorporarse a los equipos de gobierno de la Alianza
en el área de cultura. Si el oficialismo gana las elecciones, Telerman ya
tiene el okey para convertirse en el secretario de Cultura de la Ciudad.
La inclusión de Telerman forma
parte de las últimas movidas de la Alianza, decidida a utilizar todos los
recursos a mano para pasar airosa el test del 7 de mayo: el lugar que
planean darle al frepasista rebelde Eduardo Jozami en la gestión y el
"operativo clamor" lanzado sobre Cecilia Felgueras (ver página
7) son parte de la estrategia.
La última apuesta es que
algunos dirigentes que definen como "peronistas dignos de la
Capital" se acerquen a la Alianza. Aunque aseguran que aún quedan
algunos, los operadores del Frepaso admiten que los exponentes de esta
especie son escasos. Y explican que las puertas de la coalición no están
abiertas a cualquiera. Como ejemplo citan la consulta que le formularon a
Chacho Alvarez cuando, un par de meses atrás, Roberto Digón insinuó que
estaría dispuesto a sumarse a la Alianza. El vicepresidente escuchó la
propuesta y la descartó casi sin meditarla. "No nos vamos a comprar
un kilombo por 20 unidades básicas", dijo.
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