|
Poco antes de las nueve salió
del garaje de Cabildo 639, a bordo de un Peugeot 405 blanco con los
vidrios polarizados y patente sin renovar, acompañado por tres gendarmes
de civil. Estaba vestido con un traje azul claro, camisa celeste, corbata
azul, y llevaba una carpeta bajo el brazo. Veinte minutos después llegó
a los Tribunales federales de Retiro. El coche recorrió las distintas
puertas de la sede judicial, pero finalmente optó por un acceso lateral
al no poder eludir la guardia periodística que había en todas las
entradas. Sentado en el asiento trasero soportó los flashes de los fotógrafos
y fue ingresado en vilo por los custodios.
El ex dictador fue ubicado en
la sala de audiencias del juzgado. Mientras permaneció allí no aceptó
tomar ni un vaso de agua. El trato con los empleados fue correcto, aunque
el ex militar estuvo muy medido al momento de contestar algunas preguntas
formales. La presencia del ex presidente de facto conmocionó la rutina
del cuarto piso de Comodoro Py. "Está apenas canoso, muy flaco, pero
muy ágil", repetían. Con sus 74 años, Videla ostentó el aspecto
saludable de una persona que --como él-- hace gimnasia y toma sol durante
una hora todos los días.
Recién al mediodía llegó uno
de sus abogados con el nuevo escrito de recusación contra Bagnasco. La cédula
de notificación no llegó al estudio de los defensores de Videla porque
el domicilio fue escrito en forma equivocada. El juez decidió suspender
la audiencia para analizar este planteo, pero podría volver a citar a
Videla la semana próxima.
Bagnasco explicó que el sentido de la indagatoria es
"presentarle los elementos que tenemos en el expediente, que tienen
algún grado de responsabilidad por parte de él como comandante en jefe
de Ejército y como presidente de la República a cargo del Proceso de
Reorganización Nacional". Pero Videla ha desplegado todos los
recursos jurídicos para evitar ser interrogado en esta causa. El año
pasado ya había recusado sin éxito al juez. En octubre, cuando Bagnasco
fijó la fecha de la indagatoria pidió la nulidad de la medida
argumentando que estaban pendientes de resolución dos incidentes ante la
Cámara. La semana pasada volvió a pedir la nulidad de la indagatoria
aduciendo que están pendientes en la Corte Suprema los recursos sobre
prescripción y cosa juzgada de los delitos que se le imputan. Pero tanto
el juez como el fiscal Eduardo Freiler entendieron que el procedimiento
debía continuar.
Videla fue procesado con prisión
preventiva por el juez federal de San Isidro, Roberto Marquevich, quien
ordenó su detención el 9 de junio de 1998. Pasó casi un mes preso en la
cárcel de Caseros, pero luego fue beneficiado con el arresto
domiciliario. Estaba acusado de ser el autor mediato de la apropiación de
cinco menores, hijos de desaparecidos, que habían sido entregados a
militares o personal de las fuerzas de seguridad y fueron inscriptos
falsamente como propios. La Cámara Federal de San Martín determinó que
esa causa debía pasar a manos de Bagnasco. Esos dos procesos no pueden ser anexados porque el que inició Marquevich se rige por el antiguo Código de Procedimiento Penal, pero tramitan en forma paralela. Bagnasco quiere interrogar a Videla por todos los casos que componen la práctica sistemática, a excepción de los que corresponden a la Escuela de Mecánica de la Armada. El juez está dedicado a la etapa que comprende los nacimientos clandestinos ocurridos en jurisdicción del Ejército. Videla es el eslabón superior de la cadena de mandos, y tras el procesamiento del ex general Guillermo "Pajarito" Suárez Mason será el turno de los cuadros inferiores, entre los cuales se encuentra el ex jefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense en tiempos de Ramón Camps, comisario Miguel Etchecolatz.
|