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YACYRETÁ SEGUIRÍA EN ÓRBITA BINACIONAL
Privados, abstenerse

Nicolás Gallo, ministro de Infraestructura, acordó con Paraguay que las obras para elevar la cota y la futura explotación de la represa siga en manos estatales, contrariando el criterio del Banco Mundial.

Nicolás Gallo, ministro de Infraestructura y Vivienda


Por Cledis Candelaresi 
Desde Posadas

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Antes de partir hacia las oficinas de la Entidad Binacional Yacyretá, el ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo, ya había adoptado la firme determinación de que las previstas obras para ampliar la capacidad operativa de la represa serán realizadas por el propio organismo estatal a través de un fideicomiso bancario y, en lo posible, contratando a empresas del lugar. Esta fórmula, a la que ayer Paraguay adhirió públicamente, frustra los planes de la contratista civil, consorcio que Impregilo integra junto a grandes constructoras argentinas y paraguayas. Pero el desafío es mayor aún, porque contraría los criterios del Banco Mundial, que presiona para que se ceda el manejo de la costosa central al sector privado. "La EBY no está en condiciones de administrar obras de esa envergadura", sentenció ante Página/12 Manuel Sevilla, funcionario de la entidad.  

  Desde el edificio de la propia EBY, cerca del territorio misionero y a escasos kilómetros de la localidad paraguaya de Ayolas, Gallo y el ministro de Obras Públicas del país vecino, José Planas, desecharon públicamente cualquier alternativa de privatización de la represa. En el mismo encuentro con la prensa, minutos después de una reunión a puertas cerradas, ratificaron la voluntad de subir la cota de la central de 76 metros a 83, tal como está previsto desde que se diseñó.

  El principal argumento técnico a favor de esta suba es que le permitiría a la central producir energía adicional por valor de 200 millones de pesos anuales, y prácticamente sin aumentar los costos operativos. Como contrapartida, obliga a una serie de obras adicionales para paliar los efectos de la inundación que producirá subir la cota de la represa. Entre ellas, la relocalización de viviendas en ambos lados de la frontera, líneas férreas, construcción de plantas de tratamiento de líquidos cloacales y un dique.

  La primera condición para avanzar con ese programa es que Paraguay sancione una ley de expropiaciones, que le permita a la EBY despejar la zona que se va a inundar. Pero la inestabilidad política de ese país y los intereses de funcionarios que son también propietarios de los terrenos a anegar por ahora congelaron el proyecto en el Congreso.

  La otra gran cuestión es quién y con qué dinero hará una obra que Infraestructura valúa en 700 millones y para técnicos ligados al Banco Mundial puede llegar a los 1100. La contratista civil Eriday --grupo liderado por Impregilo y Dumez, que también integran las grandes constructoras argentinas como Sideco, Roggio y Techint y una paraguaya propiedad del ex presidente Juan Carlos Wasmosy-- propuso más de una vez al gobierno anterior encargarse de hacerla a cambio de operar la central y recuperar así los fondos con la venta de energía.

  Pero Gallo descartó de cuajo esta alternativa y encontró una fórmula que reserva al Estado la obligación de conseguir el dinero y administrar la venta de la electricidad. La propuesta, a la que se suma Paraguay, consiste en que la EBY constituya un fideicomiso bancario poniendo como garantía la futura venta de energía. Los técnicos oficiales se esperanzan de que en poco más de tres años esta nueva deuda podría cancelarse. Previo a eso, el ministro de Infraestructura esperará los estudios técnicos que encomendó a la consultora Parson, para que evalúe los costos y beneficios de subir la cota a menos de 83 metros.

  Para el Banco Mundial, económicamente no tienen mucho sentido las alternativas intermedias, ya que muchas de las obras a costear con aquel fideicomiso hay que hacerlas de cualquier modo, ya que corresponden a esta primera etapa de vida de la usina. Sin embargo, la diferencia sustancial respecto de los planes del gobierno argentino surgen cuando la entidad se manifiesta partidaria de que sean empresas privadas y no la EBY las que hagan las obras que faltan y administren luego la energía bajo el sistema de concesión.

  La idea fue expuesta ante este diario por Sevilla, el ingeniero urbanista del BM que integró la comitiva oficial con la que Gallo llegó hasta Yacyretá a entrevistarse con su par paraguayo. Antes había sido planteada por escrito ante el gobierno argentino por un panel internacional de expertos a los que el Banco convocó para analizar el futuro de la central. "La EBY no cuenta con ninguna credibilidad", consta en un resumen ejecutivo elevado por los especialistas. "Si la EBY se ocupa de las futuras obras, no hay ninguna garantía de que no vuelva a haber atrasos y sobrecostos", ratificó Sevilla ante este diario.

 

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