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"El problema se detectó a
través de nuestra modalidad de trabajo con 'despacho móvil', que
consiste en reunirnos con los vecinos en los mismos lugares donde se
plantean conflictos --contó a este diario Abel Fatala, secretario de
Obras y Servicios Públicos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires--.
Uno de los problemas hidráulicos más serios tiene su centro en la
esquina de 20 de Setiembre y Necochea, en el barrio de La Boca: es el
lugar más bajo de la zona y, en cuanto caen unas gotas de lluvia, se
forma un lago de hasta un metro de profundidad."
"En nuestras reuniones con
los vecinos --continuó Fatala--, nos decían que, si bien el agua se está
retirando más rápido ahora, sin embargo llega en más cantidad que
antes. Primero supusimos que podían equivocarse, ya que no tienen
instrumentos para medir con precisión las crecientes, pero un vecino de
la calle Necochea nos hizo notar que en los últimos tiempos el agua está
llegando a lo largo de las vías del ferrocarril que vienen de Puerto
Madero."
A partir de ese dato, los técnicos
en hidráulica de la Secretaría investigaron qué había cambiado en la
zona en los últimos años, y el hilito de agua los llevó a la Autopista
Buenos Aires-La Plata: "La subida a la autopista, a la altura de
Pedro de Mendoza, funciona como bajada de agua, y descarga a la cuenca de
la calle Necochea", señaló Fatala.
No sólo eso, sino que
"todos los desagües pluviales que hay en esa autopista, en lugar de
drenar hacia el Riachuelo, descargan hacia el lado de Catalinas: no sólo
se inundan las calles de ese barrio sino que, por las vías del
ferrocarril, el grueso del agua va hacia la calle Necochea, donde está el
lugar de máximo anegamiento", agregó el funcionario.
Según Fatala, la raíz del
problema está en que "en la Autopista Buenos Aires-La Plata no han
hecho ninguna obra hidráulica: para abaratar costos, las empresas
hicieron el sistema hidráulico de manera deficiente, sin medir las
consecuencias. Antes de que se hiciera la autopista, el agua que caía
sobre el lugar no descargaba en la ciudad sino que, por Pedro de Mendoza,
iba directamente al Riachuelo, en Dársena Sur, mientras que ahora va a
parar al interior de La Boca".
Los técnicos de la Secretaría
de Obras Públicas porteña detectaron que "los tubos de desagüe que
bajan por las columnas de la autopista descargan directamente en la calle,
en lugar de estar conectados con el sistema de desagüe urbano: es un
desastre", según resumió Fatala.
El gobierno porteño se puso en
contacto con el Ocraba (Organo de Control de las Concesiones de la Red de
Accesos a la Ciudad de Buenos Aires), que depende de la Nación y al cual
le corresponde intimar a la empresa concesionaria, el grupo Coviares. Las
autoridades de Ocraba no respondieron ayer a la consulta de este diario.
Jorge Lafage, gerente de
Coviares, se sorprendió ante el llamado de Página/12: "Es la
primera noticia que tengo: entiendo que el agua de lluvia que cae sobre la
autopista es la misma que caería si la autopista no estuviera, y va a
parar al mismo lugar. Además, la autopista está desde hace cinco años:
¿tanto tiempo hizo falta para detectar esto? De todos modos, si lo
plantea el secretario de Servicios Públicos de la Ciudad, el tema merece
ser analizado y así lo haremos".
La Autopista Buenos Aires-La
Plata ha sido denunciada como "la más cara del mundo", a causa
de su peaje de 3,80 pesos por 40 kilómetros de traza.
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