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Por Ariel Greco Victoria laboriosa de Independiente como visitante. El oportunismo y la precisión del resistido Graf fue fundamental y marcó la leve diferencia que pudo no existir si Klimowicz no desaprovechaba un penal. Ahora, los de Trossero pueden respirar más tranquilos. Lanús no pudo repetir el milagro cordobés de la semana pasada. El partido se planteó de acuerdo con los hombres que había puesto cada técnico en el campo: mientras Trossero sumó, como contra Boca, volantes para tenerla �los Montenegro más Víctor López�, Russo puso tres volantes de contención y un enganche, Javier Morales, sin peso para manejar los hilos ni administrar la pelota. Así, durante el primer cuarto de hora, los de Avellaneda tuvieron el control y llegaron al gol tras buena jugada de Daniel Montenegro por derecha: centreó para Graf y éste se sacó a Caniza de encima para definir de derecha al segundo palo con sutileza. Golazo. Pero fue mejorando Lanús la disputa en el medio y Carboni fue importante en ese momento. Así llegó el empate. Después de un corner que Mariano Fernández cabeceó al travesaño, hubo un rebote corto y Kmet la empalmó entre varios. Además, en el partido apareció Klimowicz, que sería la carta más importante de los granates durante el período y se convirtió en un problema sin solución para la endeble pareja central roja (Pena y Páez), pivoteando o ganando en el mano a mano. En el balance, Lanús fue algo más durante ese primer tramo. En el segundo, Lanús no apretó en el medio de igual manera e Independiente, mejorado en el fondo y con buena tarea de Víctor López y algunas cosas de Forlán, prevaleció. Una vez conseguida la diferencia -después de un lateral desde la derecha que peinó Forlán, Graf convirtió en el segundo palo� los de Trossero se echaron atrás y aguantaron el resultado. Pudo ser empate en un par de llegadas de Klimowicz y en el penal que le atajó brillante Mondragón arriba. Pero fue de los rojos esta vez.
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