|
De por sí y teniendo en cuenta
todas estas cuestiones, la primera visita de la banda californiana a México
tuvo un carácter particular, extramusical. De la Rocha se encargó de
subrayar sus consideraciones sobre la compleja realidad mexicana en cada
entrevista que concedió (su compañía, Sony, aprovechó este show para
llevar adelante la correspondiente campaña de promoción que acompañó
el lanzamiento de The Battle of Los Angeles), defendió la figura del
subcomandante Marcos ("alguien muy importante, alguien que no se
queda callado, con mucha similitud con el Che Guevara. Marcos es una
especie de traductor de todos los grupos que están oprimidos") y
apoyó la lucha de los estudiantes universitarios de la UNAM: "El
problema de la educación pública es importante y no me gusta cómo las
organizaciones financieras internacionales, como el Banco Mundial, han
manejado este asunto, ni tampoco lo que está haciendo el rector Francisco
Barnés". También se quejó del papel del gobierno de su país en la
problemática de reivindicaciones indigenistas: "Clinton obliga a
echar para atrás leyes de reforma agraria. Los gringos no quieren
reconocer las demandas democráticas del EZLN". La prensa mexicana
progresista les dedicó generoso espacio a sus declaraciones, aunque se
encargó de destacar, en el diario La Jornada por ejemplo, que las
entrevistas con el cantante hijo de mexicanos se realizaron "en medio
de una vigilancia extrema, con guardias de seguridad en pasillos del hotel
Four Seasons". Todo un símbolo, también.
El recital en sí, que tuvo a
los locales Aztlan Underground y Tijuana No como actos de apertura, no
tuvo muchas diferencias con cualquier otro de la gira mundial con que Rage
está presentado The Battle... a excepción de su apertura. Así apareció,
en una gigantesca pantalla de video que agigantaba su porte encapuchado,
el mismísimo Marcos desde "el lugar
más olvidado: las montañas del Sureste mexicano". En realidad, el
sup --la otra estrella de todo esto-- ya había coincidido virtualmente
con De la Rocha. Eso sucedió en la denominada mesa redonda "De la
Cultura Subterránea a la Cultura de la Resistencia", en donde dijo
por ejemplo: "Yo no les hablaré ni de la cultura subterránea, ni de
la cultura de la resistencia, ni del puente que seguramente las une. Además
de dejar el tema para quienes nos acompañan en esta mesa que llamamos
redonda aun sabiendo que es cuadrada, evito hacer el ridículo y oculto mi
ignorancia en este asunto. Como diría el más grande desfacedor de
entuertos que en todo el mundo ha sido, el muy grande y bienamado Don
Durito de La Lacandona, no hay problema lo suficientemente grande como
para no darle la vuelta".
|