Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


El arte de fijar la agenda y los items que nadie anota

De la Rúa le dio una mano a Ruckauf sin pagar costos políticos. Los traspiés de Beliz y el regreso de Alfonsín. La denuncia contra el PAMI y los robos para la Corona. El paro contra una ley mágica.

Si la denuncia sobre el PAMI prospera, si �hace jurisprudencia� en tribunales pero sobre todo en los funcionarios, podría haberse sembrado la semilla de un cambio crucial en el modo de hacer política.


OPINION
Por Mario Wainfeld

t.gif (862 bytes) �Nosotros fijamos la agenda� describe el operador aliancista y se nota que saberlo lo halaga. Y así es. El debate público se mece al son que propone el oficialismo que, por ahora, aúna la iniciativa política, el liderazgo indisputado del presidente y los nunca desdeñables resortes del estado nacional. A su frente se alinean tropas dispersas. El PJ, huérfano de conducción nacional, que ha optado por no confrontar con un adversario más potente. El movimiento obrero que sí fue al choque, mas no por ánimo belicoso sino porque el gobierno decidió mojarle la oreja antes de lo esperado. Por último, los desgajamientos del PJ liderados por Domingo Cavallo y Gustavo Beliz que desean disputar el gobierno de la Atenas del Plata pero que �maniatados por sus propias peleas del pasado� parecen más destinados (a veces diríase más proclives) a pelear por el segundo puesto que a juntar fuerzas para disputar el primero.
El más vivaracho de los gobernadores peronistas, Carlos Ruckauf consiguió colar un item en la agenda, el de la seguridad. Logró que Fernando de la Rúa enviara señales �no estrepitosas pero inequívocas� tendientes a disciplinar a su tropa provincial, montaraz para votar más mano dura. En pro de la gobernabilidad y de la reciprocidad el presidente privilegió darle a Ruckauf las leyes que él quería. En corto plazo, no pagará costos. Casi ninguna voz de la Alianza cuestionó la ostensible concesión. El silencio fue tan estruendoso que apenas si dejó oír la protesta del senador Leopoldo Moreau. Y la lectura de su actitud refleja el tono actual de la Alianza. �Leopoldo quiere correrlo por izquierda a de la Rúa y va a perder. Cada vez está más lejos de ser candidato a senador nacional el año que viene. Si sigue en ésa, Alfonsín es número puesto� dijo un dirigente radical de primera línea, uno de los que impulsa la candidatura del ex presidente. Quien, por ahora, según esa misma fuente, �espera pero está dispuesto a presentarse si es el candidato que mejor mide�. Frase que �traducida a la luz de las encuestas actuales� significa que si las elecciones fueran mañana Alfonsín sería el primer candidato aliancista desplazando a Graciela Fernández Meijide. Muchos operadores radicales, encuestas en mano, analizan el tópico, en voz baja, porque las candidaturas del 2001 son obsesión cotidiana de los políticos pero no un item atractivo para la agenda pública.
Por su parte, Ruckauf sigue con su sutil juego de ir chupado tras De la Rúa, como un ciclista detrás de un camión. Al igual que el líder aliancista, lo suyo es validarse gobernando y diferenciándose de Menem. En esta semana irá a verlo pero escenificando cuánta distancia lo separa. Para demostrarlo, cuentan sus operadores, tiene en carpeta una maniobra sutil: modificar la Constitución provincial prohibiendo la reelección del gobernador. Una jugada básicamente efectista (ya que para que Ruckauf nosea reelecto basta que Ruckauf no se presente) pero a la vez plena de ingenio.

Los perejiles y las Coronas

Para el oficialismo, incluir la corrupción menemista en la agenda es una inversión redituable pues potencia su propia imagen. Pero esa cruzada puede llegar a ser algo más interesante y profundo. En la semana pasada, la Oficina Anticorrupción presentó una denuncia judicial por asociación ilícita contra Víctor Alderete. A primera vista es una patada más contra el ex interventor del PAMI, tirado en el piso.
Pero el planteo legal, emprolijado en su tramo final por el propio Ricardo Gil Lavedra y la intencionalidad política de la intervención del PAMI podría transformarlo en algo mucho más interesante y perdurable. Si la denuncia prospera, si �hace jurisprudencia� en tribunales pero sobre todo en los funcionarios, podría haberse sembrado la semilla de un cambio crucial en el modo de hacer política. Eso, al menos, dicen esperar miembros del actual gobierno empezando por la propia Cecilia Felgueras y el vicepresidente Carlos Chacho Alvarez que, a despecho de sus disímiles orígenes, suelen preciarse de traducir bien los deseos del presidente.
Siguiendo ese discurso, la imputación de asociación ilícita no busca cortar la cabeza de un pícaro casual sino la de todos aquellos que �hacen caja�.�Alderete �llegó a decir a Página/12 un integrante del gabinete nacional a quien De la Rúa oye con especial atención� es un perejil. El tema son los que usan el PAMI como caja, cosa que se hace desde que se creó.� Cuestionar esta lógica a fondo implicaría incluso recusar cómo manejó el propio radicalismo del 83/89 surtidas cajas lo que puede interpretarse como escupir al cielo o bien como establecer un nuevo hito en la política nacional. O las dos cosas.
Sea como fuere, proponer en la arena pública �para mejor, con argumentos legales consistentes� que �robar para la corona� no es una necesidad inevitable de la política sino un delito puede significar un cambio de tendencia. Habrá que ver si esa bandera se sostiene con igual firmeza respecto del actual gobierno. Felgueras y Alvarez dicen que así se hará y que el presidente así lo exige. No es ése su único acercamiento en los últimos tiempos. Chacho es también el principal impulsor de la candidatura de la viceministra a vicejefa de gobierno porteño. Una jugada que está casi cerrada. Bastará que De la Rúa, �que ya la ha sondeado y ha obtenido un �sí� condicionado a que se la deje gestionar el PAMI �hasta la primavera�� se lo pida en voz alta. En los primeros niveles de la Alianza nadie duda de que lo hará, máxime sopesando las encuestas que sugieren que es la única compañera de fórmula que mejora las chances de Aníbal Ibarra y tal vez le permita ganar sin ballottage.
Las recientes idas y venidas de Beliz con el PJ le dieron una mano. Beliz entornó la puerta para permitir entrar a Antonio Cafiero y se le coló todo el PJ Capital. El líder de Nueva Dirigencia (ND) bramó bronca cuando le quisieron imponer a Mario Pacho O�Donnell como primer candidato de su frente. Se entristeció cuando el rabino Mario Rojzman le avisó que renunciaba a acompañarlo. Y tuvo que bancar en su propio domicilio fuertes reproches de sus compañeros de ND por haberse mandado solo y haberse equivocado. Amargado, decidió deshacer el frente con el PJ pero deteriorado bastante por problemas que �conociendo como conoce al peronismo� debió haber previsto.

Lo que nadie escribe

Dueño de la iniciativa, el gobierno se prepara para el paro con movilización del jueves, esperando que no le haga mella. El movimiento obrero, ya se dijo, llega dividido. El único sector que quiso dendeverasla jornada de lucha es el que la encabeza, el MTA, pues ésa es la llave de su entrada a la conducción de la CGT. Los �gordos� siguen a regañadientes a Hugo Moyano y la CTA acompaña desde afuera, movilizando a Congreso en vez de a la Rosada.
Difícilmente el paro debilite a un oficialismo en alza, que obtendrá media sanción de algo parecido a su proyecto de reforma laboral y va camino de que los senadores peronistas, previa cierta liturgia opositora mínima, permitan que el proyecto Flamarique sea ley. Augusto Alasino, numen de los más bichocos senadores del PJ, le prometió al propio presidente no cajonear el proyecto. Una promesa verbal del �Choclo� Alasino no es exactamente un cheque certificado pero sí bastante más de lo que esperaba tener el gobierno hace tres semanas.
La aprobación de la ley Flamarique será para el oficialismo una victoria política pero es muy dudoso que signifique avances respecto de algo más consistente que las actuales oposiciones: la realidad socioeconómica. El gobierno atribuye a la reforma una gama interminable de virtudes: promoverá el blanqueo de trabajadores en negro, fomentará el empleo, favorecerá a las PyMEs, para empezar. Incluso, proponen funcionarios de economía, y dirigentes �progres� del radicalismo y del Frepaso, obrará el lento surgimiento de una dirigencia sindical de base más combativa que la actual.
Por algún motivo, seguramente por experiencia, ni los empresarios PyME ni los dirigentes sindicales, fuera cual fuera su actual alineamiento, comparten tamaño optimismo. Saben, por haberlo padecido, que en la última década el crecimiento no derramó sobre empleo y que, en el mejor de los casos, 4 ó 5 puntos de crecimiento (una estimación bien optimista para el año en ciernes) podrían bajar un punto el desempleo. �Nuestra política hacia las PyMES �describe un alto funcionario de Economía� es apenas un salvataje para evitar que sucumban pero no les garantiza un futuro mejor. Ni lo tendrán si no pueden competir en el mercado�. El presidente y el vice suelen proponer a las PyMES como núcleo de una economía futura, menos concentrada, con más trabajo, pero eso no se logra apenas facilitando pagar las deudas de ayer sino esbozando algo parecido a una estrategia de crecimiento de la que la Argentina careció en los últimos diez años.
Hace añares que la Argentina renunció a un estado orientador. Domingo Cavallo prefirió apostar a una economía sin brújula estatal, regida por reorientaciones continuas y rápidas decisiones tomadas por actores individuales tras descifrar �las señales� del mercado. Suponiendo que Cavallo fuera sincero, esto es que esperara honestamente que el modelo que prohijó derivara en una economía igualitaria e inclusiva, cabría decir que fracasó miserablemente. La Argentina no pudo ni por asomo cumplir esas asignaturas. Habrá muchas causas que lo determinaron, dos entre ellas son muy ostensibles. Una es el anclaje cambiario que dejó al estado sin política monetaria, invalidez agravada por un esquema indigesto de precios relativos y una sobrevaluación del peso que atenta, cada vez más, contra la competitividad internacional. La otra es que un sistema productivo en perpetua reconversión requiere tecnología de punta y una mano de obra crecientemente calificada, rubros ambos cada vez más escasos en estas comarcas.
Pasar del estado inerme y disléxico que el menemismo nos legó a un estado orientador apto para generar ciertas condiciones de desarrollo local es un cambio copernicano. Obrarlo requeriría mucho más que diferenciarse en estilos del menemismo: otro estado que el actual, otras alianzas sociales, otro modo de gestión. También otros tiempos y otros esfuerzos que los que insume la actual lucha política. Requeriría, en fin, otra agenda, menos excitante a la vez que más densa que las peleas interpartidarias. Poblada por items que nunca fueron cargados en el disco rígido del menemismo y que el actual gobierno, por ahora embelesado en su luna de miel, se distrae de anotar.

 

 

PRINCIPAL