El
País de Madrid
Por Lola Galán desde Roma
La llegada
al poder en Viena del partido ultraderechista de Joerg Haider desató una
polémica particularmente áspera en Italia, donde la región del
Friuli-Venezia-Giulia, en el pasado parte de Austria, se desmarcó de la
línea oficial de condena, y llegó a invitar a Haider a visitar el único
campo de exterminio nazi que existió en Italia, la Risiera de San Sabba,
donde murieron 5000 personas. El Friuli y la provincia de Trieste, en la
misma región, aprobaron mociones de apoyo a Haider, que provocaron duras
críticas en el país contra el principal partido de oposición, Forza
Italia, que debió secundar las mociones después de la alianza
establecida con la secesionista Liga del Norte para las elecciones del 16
de abril.
Las reacciones no se hicieron esperar: Roma hizo público un comunicado en
el que desmiente una futura visita oficial de Haider a Italia. Y el primer
ministro Massimo D�Alema subrayó los riesgos de un vuelco a posiciones
ultraderechistas de la coalición de centroderecha, aliada ahora a la Liga
del Norte que siempre defendió posiciones xenófobas similares a las del
partido de Haider. Las buenas relaciones entre Haider y Umberto Bossi,
líder de la Liga, datan de años atrás, y se mantuvieron excelentes
hasta octubre pasado, cuando el líder austríaco asistió en Vicenza a
una reunión de la Liga Norte. El último apoyo a Haider salió de la
ciudad de Treviso, gobernada por la Liga, que anunció su deseo de unión
con Klagenfurt, la capital de Carintia.
Algo que no conviene a los intereses de Bossi, que ha dejado de lado su
extremismo xenófobo y está decidido a apoyar al Polo en las próximas
elecciones. De ahí la cautela con que el líder de la Liga se pronunció
hasta ahora sobre el �caso Haider�, asegurando desconocer el
pensamiento político del gobernador de Carintia, y manteniéndose en
sintonía con Silvio Berlusconi, presidente de Forza Italia y miembro del
PPE (los conservadores del EuroParlamento). Berlusconi ha insistido en que
el PPE debe mantener el mismo criterio con los conservadores austríacos
que con los italianos que forman parte de una coalición de gobierno en la
que figuran los comunistas ortodoxos de Armando Cossutta, cuya visita a
Slobodan Milosevic en Belgrado en plena guerra de Kosovo no se tradujo en
ninguna condena al gobierno de Roma.
Pero el �caso Haider� es contemplado en Friuli bajo una luz diferente.
La región autónoma italiana ha tenido una historia compleja,
especialmente en los dos últimos siglos, en la que ha sido víctima de
particiones y anexiones sucesivas. Parte del Imperio Austrohúngaro, el
siglo pasado, no se integró a Italia hasta 1918. Tras la Segunda Guerra
Mundial, una porción del territorio actualmente italiano fue incorporada
a Yugoslavia, mientras la ciudad de Trieste se constituía en territorio
libre controlado en partes iguales por británicos y yugoslavos. En 1954,
el acuerdo de Londres sancionó la integración de Trieste a la región
italiana. El peso del pasado y la política de buena vecindad seguramente
han contado en la aproximación al �caso Haider� del presidente
regional, el �forzista� Roberto Antonione, que defendió la
invitación al campo de San Sabba considerando que sería una oportunidad
para que Haider muestre �su arrepentimiento por las cosas que ha dicho
en el pasado�.
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