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LA VIDA DE ALEJANDRO MAGNO, SEGUN VALERIO MASSIMO MANFREDI
Un superhéroe de hace 2300 años

El italiano dice que Oliver Stone le despertó las ganas de escribir la monumental historia. Los tres libros vendieron un millón de ejemplares en Europa y van por 55 mil aquí.

�Habitualmente los libros de historia
presentan personajes inverosímiles,
cerrados. Yo intenté superar esa distancia�, dice el escritor.


Por Verónica Abdala

t.gif (862 bytes) Alejandro Magno tenía 19 abriles cuando inició sus campañas militares, hace 2300 años. Desde ese momento y hasta que murió, a los 33, recorrió cerca de veinticinco mil kilómetros cuadrados, fundó setenta ciudades, extendió la cultura helénica hasta la India, fue herido gravemente once veces, y se convirtió en la cabeza del mayor imperio de la historia. Los historiadores coinciden en afirmar que la epopeya de expansión de Macedonia de este joven incansable, cuyo gran sueño era construir una cultura en la que convivieran etnias, lenguajes y costumbres diversas, está entre las mayores proezas de la humanidad. En ese espejo se midieron los grandes estrategas políticos y militares de todos los tiempos. Entre el año pasado y éste, su historia se ha convertido en best seller en el mundo, y en la Argentina los tres libros que la contienen han vendido 55 mil ejemplares en pocas semanas. Por si esto fuese poco, es posible que este año Oliver Stone filme una película basada en su extraordinaria figura, con Tom Cruise y Marlon Brando al frente del elenco.
¿Por qué tres libros? En principio porque al filo del siglo pasado, un arqueólogo y escritor italiano llamado Valerio Massimo Manfredi, de 55 años, se propuso recuperar la figura del Gran Alejandro (356-323 a. C.) y reconstruir una biografía que desde el vamos se le apareció como un proyecto faraónico. Por un lado por la extensión que requería, y por otro por la envergadura del personaje. El resultado del trabajo, publicado por editorial Mondadori Grijalbo, parece haber sorteado los obstáculos: es una narración monumental y, al mismo tiempo, notablemente entretenida. La obra de Manfredi es una biografía novelada del político y militar macedonio, repartida a lo largo de tres volúmenes de alrededor de trescientas páginas cada uno. Tras convertirse en best seller en el mercado europeo (los libros se tradujeron a 19 idiomas y se llegó a vender un millón de ejemplares entre España e Italia), la obra del Manfredi trepó este verano en los rankings argentinos de venta. Aléxandros, el hijo del sueño, En las arenas de Amón y El confín del mundo llevan vendidos 55 mil ejemplares desde noviembre hasta aquí, en un proceso sostenido de crecimiento.
Manfredi admite que la idea original que dio pie a la extensa biografía surgió cuando Stone lo contactó para que lo asesorase en el proceso de filmación de una película inspirada en la vida de Magno. En el caso de que el proyecto prospere, el director sueña con convocar a Tom Cruise para el papel protagónico y a Marlon Brando para interpretar a Aristóteles, según dijo a Página/12 este profesor de la Universidad de La Sorbona y de la Universidad Católica de Milán, que alterna durante el año las investigaciones teóricas sobre la civilización helénica con las prácticas arqueológicas de campo dentro y fuera de Italia.
�¿Incluye sus libros dentro del género de la novela histórica?
�Hay dos grandes géneros en este terreno. Por un lado está la novela histórica clásica, que es una historia inventada pero relacionada con la historia verdadera. Por otro, está la biografía novelada, que es una suerte de telenovela ambientada en el pasado. A eso le huyo decididamente. Lo que creo haber hecho, por último, es narrar la historia como si fuera la última posible y recrear al máximo las condiciones reales de existencia de ese momento. Lo importante es recrear el medio ambiente de la época tal como era realmente, y no actualizar la historia haciéndola más �digerible� para el lector moderno.
�¿Cuál fue el mayor obstáculo con el que se encontró, en este proceso?
�Lo más complicado fue recrear la vida de los contemporáneos a Alejandro, que tenían costumbres, formas de pensar, de hablar, de actuar, de hacer el amor, de combatir, de comer y de entender su realidad absolutamente distintas de las nuestras. Es un mundo tan lejano... y a la vez, tan cercano. Porque esos hombres sentaron las bases de la cultura de Occidente, de nuestra forma de percibir la realidad. Yo quise volver a traerlos a la vida, dos mil trescientos años después.
�En El hijo del sueño es llamativa la cercanía que experimenta el lector con los personajes.
�Eso no debería llamar la atención, debería ser lo corriente. Lo que ocurre es que habitualmente los libros de historia presentan personajes acartonados, inverosímiles, cerrados. Yo intenté superar esa distancia, apostar a una comunión entre los seres del pasado y los del presente, nosotros, que también nos convertiremos en cenizas algún día. No son tantas las cosas que nos separan. Me centré puntualmente en lo que es la cultura popular, es decir, en reconstruir y documentar la vida de la gente común que vivió hace dos mil trescientos años.
�¿Por qué cree que la figura de Alejandro Magno aún fascina?
�Es que fue el hombre que intentó abolir las fronteras étnicas, culturales y políticas con la idea de alcanzar una única nación. El, que vivió literalmente todas las posibilidades humanas, es el personaje que encarna el sueño político y personal, la aventura y la utopía, en un mundo que está cada vez más masificado y más cosificado. Es decir, en el que todas las sociedades apuntan a homogeneizar las identidades, y excluir de plano esas grandes aventuras que les devuelven a los hombres lo que en definitiva es su razón de ser, su necesidad y su derecho. Yo creo que la gente que se levanta a las ocho de la mañana, va a trabajar, ve televisión, cena y se duerme, compra estos libros porque necesita que la adrenalina y la sangre corran por sus venas, y porque necesita vitalmente recuperar el misterio. Además, porque como sujetos necesitamos recuperar nuestro pasado histórico: sin memoria no tenemos identidad, ni tenemos posibilidad de decisión ni de cambio. Vivimos una época en la que el hombre particular cada vez es menos protagonista, y tiene cada vez menos posibilidades de influir sobre su destino.
�¿Está diciendo que la lectura es en ese marco una forma de evasión a esta lógica cosificante de las sociedades contemporáneas?
�No de evasión, pero sí de rebelión al achatamiento y la represión a la que estamos sometidos �la globalización pone en juego los valores y las identidades particulares�, y cuyo único responsable es el hombre. ¿Quién puede vivir al margen de la aventura, el misterio, la conquista, el amor, la superación y el sexo?
�Umberto Eco sostiene que la narración de historias es una necesidad biológica del ser humano, no un hecho superfluo. ¿Está usted de acuerdo con esa visión?
�Sí, precisamente a eso me refiero cuando digo que seguimos siendo animales instintivos, que hay impulsos que no se pueden ni se deben erradicar, y que la aventura y la comunicación tienen que ver con eso.
�¿Y qué encuentra el hombre en esas historias que produce y consume?
�Encuentra la conciencia de lo que es o puede ser. Nada menos que eso.

 

 

�Un James Dean antiguo�

�¿Hay alguna personalidad histórica que, en su opinión, resulte comparable a Alejandro Magno?
�No, esa personalidad no existió ni existe. Alejandro fue un ser titánico, cuya alma estaba claramente dividida en dos, como el cuerpo de un centauro. En él, que fue el James Dean de la antigüedad, conviven la barbarie y la cultura, la violencia y la suavidad, el misterio y la ambición política, la destreza del hombre experimentado y la juventud. Todos lo amaban: mujeres, hombres, perros. Hasta su caballo lo amaba. Fue un experimento irrepetible de la naturaleza. Además, los hombres de hoy carecen de la fiereza de los grecolatinos. Y aunque la tuvieran, no sé si podrían demostrarla. Existe la posibilidad, por ejemplo, de que algunos de los miles de chicos que actualmente mueren de hambre en los distintos continentes tengan las agallas y el talento de Alejandro. Pero el mundo en el que vivimos no les da la posibilidad de demostrar hasta dónde son capaces de llegar.

 

Alejandro según Caetano Veloso

�Alejandro� *
El nació en el mes del león, su madre una bacante.
Y el rey, su padre, un conquistador tan valiente
Que el príncipe adolescente pensó que ya nada quedaría
Para, si él llegaba a rey, conquistar por sí solo.
Pero muy temprano, se reveló un niño extraordinario:
El cuerpo de bronce, los ojos color de lluvia y los cabellos color de sol.

Alejandro,
De Olimpia y Filipo nació, pero aprendió
Que su padre fue un rayo que vino del cielo.

El escogió su caballo
Porque parecía indomable
Y le puso de nombre Bucéfalo
Al dominarlo
Para júbilo, espanto y escándalo de su propia madre.

Que contrató para que fuera su preceptor a un sabio estagirita
Cuya cabeza sustenta todavía hoy a Occidente.
El nombre Aristóteles �nombre Aristóteles� se repetiría
Desde esos tiempos hasta nuestros tiempos y después.
El le enseñó al joven Alejandro a sentir la filosofía
Para que más fuerte y valiente llegara a ser sabio también.

Todavía chico sorprendió a importantes visitantes
Venidos como embajadores del Imperio Persa.
Porque los recibió, en la ausencia de Filipo, con gestos elegantes
De que el rey, su propio padre, no hubiese sido capaz.
En breve estaría al lado de Filipo en el campo de batalla
Y anotaría su nombre en la historia entre los grandes generales.

Con Hefastión, su amado,
Su bien en la paz y en la guerra,
Corrió a honrar a Patroclo
�los dos cuerpos desnudos�
Junto al sepulcro de Aquiles,
el héroe enamorado, el amor.

En la gran batalla de Queronea, Alejandro destruyó
La Escuadra Sagrada de Tebas, llamada la Invencible.
A los dieciséis, sólo dieciséis años, exhibía sí
toda la magnitud de la luz de su genio militar.
Olimpia incitaba al niño dorado a afirmarse
Si Filipo dejaba a la familia de la madre de
Otro de sus hijos afirmarse (en el poder).

Rey a los veinte años
Transformó Macedonia,
Que era un reino periférico, llamado bárbaro,
En destello del helenismo y de los griegos,
Su futuro, su sol.

El gran Alejandro, el Grande, Alejandro
Conquistó Egipto y Persia
Fundó ciudades, cortó el nudo gordiano,
fue grande;
se embriagó de poder, alto y hondo,
fundando nuestro mundo. Fue generoso y malvado, magnánimo
y cruel;Se casó con una persa, mezclando razas,
nos cambió tierra, cielo y mar.
Murió muy joven, pero antes se impuso
de Punjab a Gibraltar.
* Este tema pertenece al CD Livro.

 

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