Por Verónica Abdala
Alejandro
Magno tenía 19 abriles cuando inició sus campañas militares, hace 2300
años. Desde ese momento y hasta que murió, a los 33, recorrió cerca de
veinticinco mil kilómetros cuadrados, fundó setenta ciudades, extendió
la cultura helénica hasta la India, fue herido gravemente once veces, y
se convirtió en la cabeza del mayor imperio de la historia. Los
historiadores coinciden en afirmar que la epopeya de expansión de
Macedonia de este joven incansable, cuyo gran sueño era construir una
cultura en la que convivieran etnias, lenguajes y costumbres diversas,
está entre las mayores proezas de la humanidad. En ese espejo se midieron
los grandes estrategas políticos y militares de todos los tiempos. Entre
el año pasado y éste, su historia se ha convertido en best seller en el
mundo, y en la Argentina los tres libros que la contienen han vendido 55
mil ejemplares en pocas semanas. Por si esto fuese poco, es posible que
este año Oliver Stone filme una película basada en su extraordinaria
figura, con Tom Cruise y Marlon Brando al frente del elenco.
¿Por qué tres libros? En principio porque al filo del siglo pasado, un
arqueólogo y escritor italiano llamado Valerio Massimo Manfredi, de 55
años, se propuso recuperar la figura del Gran Alejandro (356-323 a. C.) y
reconstruir una biografía que desde el vamos se le apareció como un
proyecto faraónico. Por un lado por la extensión que requería, y por
otro por la envergadura del personaje. El resultado del trabajo, publicado
por editorial Mondadori Grijalbo, parece haber sorteado los obstáculos:
es una narración monumental y, al mismo tiempo, notablemente entretenida.
La obra de Manfredi es una biografía novelada del político y militar
macedonio, repartida a lo largo de tres volúmenes de alrededor de
trescientas páginas cada uno. Tras convertirse en best seller en el
mercado europeo (los libros se tradujeron a 19 idiomas y se llegó a
vender un millón de ejemplares entre España e Italia), la obra del
Manfredi trepó este verano en los rankings argentinos de venta.
Aléxandros, el hijo del sueño, En las arenas de Amón y El confín del
mundo llevan vendidos 55 mil ejemplares desde noviembre hasta aquí, en un
proceso sostenido de crecimiento.
Manfredi admite que la idea original que dio pie a la extensa biografía
surgió cuando Stone lo contactó para que lo asesorase en el proceso de
filmación de una película inspirada en la vida de Magno. En el caso de
que el proyecto prospere, el director sueña con convocar a Tom Cruise
para el papel protagónico y a Marlon Brando para interpretar a
Aristóteles, según dijo a Página/12 este profesor de la Universidad de
La Sorbona y de la Universidad Católica de Milán, que alterna durante el
año las investigaciones teóricas sobre la civilización helénica con
las prácticas arqueológicas de campo dentro y fuera de Italia.
�¿Incluye sus libros dentro del género de la novela histórica?
�Hay dos grandes géneros en este terreno. Por un lado está la novela
histórica clásica, que es una historia inventada pero relacionada con la
historia verdadera. Por otro, está la biografía novelada, que es una
suerte de telenovela ambientada en el pasado. A eso le huyo decididamente.
Lo que creo haber hecho, por último, es narrar la historia como si fuera
la última posible y recrear al máximo las condiciones reales de
existencia de ese momento. Lo importante es recrear el medio ambiente de
la época tal como era realmente, y no actualizar la historia haciéndola
más �digerible� para el lector moderno.
�¿Cuál fue el mayor obstáculo con el que se encontró, en este
proceso?
�Lo más complicado fue recrear la vida de los contemporáneos a
Alejandro, que tenían costumbres, formas de pensar, de hablar, de actuar,
de hacer el amor, de combatir, de comer y de entender su realidad
absolutamente distintas de las nuestras. Es un mundo tan lejano... y a la
vez, tan cercano. Porque esos hombres sentaron las bases de la cultura de
Occidente, de nuestra forma de percibir la realidad. Yo quise volver a
traerlos a la vida, dos mil trescientos años después.
�En El hijo del sueño es llamativa la cercanía que experimenta el
lector con los personajes.
�Eso no debería llamar la atención, debería ser lo corriente. Lo que
ocurre es que habitualmente los libros de historia presentan personajes
acartonados, inverosímiles, cerrados. Yo intenté superar esa distancia,
apostar a una comunión entre los seres del pasado y los del presente,
nosotros, que también nos convertiremos en cenizas algún día. No son
tantas las cosas que nos separan. Me centré puntualmente en lo que es la
cultura popular, es decir, en reconstruir y documentar la vida de la gente
común que vivió hace dos mil trescientos años.
�¿Por qué cree que la figura de Alejandro Magno aún fascina?
�Es que fue el hombre que intentó abolir las fronteras étnicas,
culturales y políticas con la idea de alcanzar una única nación. El,
que vivió literalmente todas las posibilidades humanas, es el personaje
que encarna el sueño político y personal, la aventura y la utopía, en
un mundo que está cada vez más masificado y más cosificado. Es decir,
en el que todas las sociedades apuntan a homogeneizar las identidades, y
excluir de plano esas grandes aventuras que les devuelven a los hombres lo
que en definitiva es su razón de ser, su necesidad y su derecho. Yo creo
que la gente que se levanta a las ocho de la mañana, va a trabajar, ve
televisión, cena y se duerme, compra estos libros porque necesita que la
adrenalina y la sangre corran por sus venas, y porque necesita vitalmente
recuperar el misterio. Además, porque como sujetos necesitamos recuperar
nuestro pasado histórico: sin memoria no tenemos identidad, ni tenemos
posibilidad de decisión ni de cambio. Vivimos una época en la que el
hombre particular cada vez es menos protagonista, y tiene cada vez menos
posibilidades de influir sobre su destino.
�¿Está diciendo que la lectura es en ese marco una forma de evasión a
esta lógica cosificante de las sociedades contemporáneas?
�No de evasión, pero sí de rebelión al achatamiento y la represión a
la que estamos sometidos �la globalización pone en juego los valores y
las identidades particulares�, y cuyo único responsable es el hombre.
¿Quién puede vivir al margen de la aventura, el misterio, la conquista,
el amor, la superación y el sexo?
�Umberto Eco sostiene que la narración de historias es una necesidad
biológica del ser humano, no un hecho superfluo. ¿Está usted de acuerdo
con esa visión?
�Sí, precisamente a eso me refiero cuando digo que seguimos siendo
animales instintivos, que hay impulsos que no se pueden ni se deben
erradicar, y que la aventura y la comunicación tienen que ver con eso.
�¿Y qué encuentra el hombre en esas historias que produce y consume?
�Encuentra la conciencia de lo que es o puede ser. Nada menos que eso.
�Un James Dean antiguo�
�¿Hay alguna personalidad histórica
que, en su opinión, resulte comparable a Alejandro Magno?
�No, esa personalidad no existió ni existe. Alejandro fue un ser
titánico, cuya alma estaba claramente dividida en dos, como el cuerpo
de un centauro. En él, que fue el James Dean de la antigüedad,
conviven la barbarie y la cultura, la violencia y la suavidad, el
misterio y la ambición política, la destreza del hombre
experimentado y la juventud. Todos lo amaban: mujeres, hombres,
perros. Hasta su caballo lo amaba. Fue un experimento irrepetible de
la naturaleza. Además, los hombres de hoy carecen de la fiereza de
los grecolatinos. Y aunque la tuvieran, no sé si podrían
demostrarla. Existe la posibilidad, por ejemplo, de que algunos de los
miles de chicos que actualmente mueren de hambre en los distintos
continentes tengan las agallas y el talento de Alejandro. Pero el
mundo en el que vivimos no les da la posibilidad de demostrar hasta
dónde son capaces de llegar. |
Alejandro
según Caetano Veloso |
�Alejandro� *
El nació en el mes del león, su madre una bacante.
Y el rey, su padre, un conquistador tan valiente
Que el príncipe adolescente pensó que ya nada quedaría
Para, si él llegaba a rey, conquistar por sí solo.
Pero muy temprano, se reveló un niño extraordinario:
El cuerpo de bronce, los ojos color de lluvia y los cabellos color
de sol.
Alejandro,
De Olimpia y Filipo nació, pero aprendió
Que su padre fue un rayo que vino del cielo.
El escogió su caballo
Porque parecía indomable
Y le puso de nombre Bucéfalo
Al dominarlo
Para júbilo, espanto y escándalo de su propia madre.
Que contrató para que fuera su preceptor a un sabio estagirita
Cuya cabeza sustenta todavía hoy a Occidente.
El nombre Aristóteles �nombre Aristóteles� se repetiría
Desde esos tiempos hasta nuestros tiempos y después.
El le enseñó al joven Alejandro a sentir la filosofía
Para que más fuerte y valiente llegara a ser sabio también.
Todavía chico sorprendió a importantes visitantes
Venidos como embajadores del Imperio Persa.
Porque los recibió, en la ausencia de Filipo, con gestos elegantes
De que el rey, su propio padre, no hubiese sido capaz.
En breve estaría al lado de Filipo en el campo de batalla
Y anotaría su nombre en la historia entre los grandes generales.
Con Hefastión, su amado,
Su bien en la paz y en la guerra,
Corrió a honrar a Patroclo
�los dos cuerpos desnudos�
Junto al sepulcro de Aquiles,
el héroe enamorado, el amor.
En la gran batalla de Queronea, Alejandro destruyó
La Escuadra Sagrada de Tebas, llamada la Invencible.
A los dieciséis, sólo dieciséis años, exhibía sí
toda la magnitud de la luz de su genio militar.
Olimpia incitaba al niño dorado a afirmarse
Si Filipo dejaba a la familia de la madre de
Otro de sus hijos afirmarse (en el poder).
Rey a los veinte años
Transformó Macedonia,
Que era un reino periférico, llamado bárbaro,
En destello del helenismo y de los griegos,
Su futuro, su sol.
El gran Alejandro, el Grande, Alejandro
Conquistó Egipto y Persia
Fundó ciudades, cortó el nudo gordiano,
fue grande;
se embriagó de poder, alto y hondo,
fundando nuestro mundo. Fue generoso y malvado, magnánimo
y cruel;Se casó con una persa, mezclando razas,
nos cambió tierra, cielo y mar.
Murió muy joven, pero antes se impuso
de Punjab a Gibraltar.
* Este tema pertenece al CD Livro. |
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