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COMO LLEGA LA SELECCION ARGENTINA AL CHOQUE CON INGLATERRA
El enigma indescifrable

Cada vez más aquejado por la negativa de los clubes a ceder jugadores, la creciente indiferencia de los futbolistas a integrarse desde Europa y los cortocircuitos entre sus principales referentes --Bielsa, Grondona, Pekerman--, el equipo nacional afronta un verdadero clásico tratando de definir su identidad de cara a las Eliminatorias.


Por Gustavo Veiga
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Algunas dificultades que hoy padece la Selección argentina tienen su raíz en una vieja contradicción. Se trata de un equipo que pertenece al primer mundo futbolístico --por sus éxitos deportivos y su inagotable capacidad de sacar jugadores--, pero representa a un país del Tercer Mundo en otros términos. La envergadura de los problemas que atraviesa el plantel que ahora se encuentra alojado en el hotel Sopwel, de Londres, a la espera del partido contra Inglaterra, tiene dos orígenes. Uno genera inconvenientes que escapan al control de su conductor, Marcelo Bielsa. Se trata de las farragosas convocatorias, de las crecientes exigencias de los clubes europeos, de las lesiones inesperadas de ciertos jugadores (Almeyda y Sorín sufrieron las más recientes). Pero hay otro tipo de cuestiones que el técnico no consiguió superar por sus propias limitaciones de comunicación con los demás, desde Julio Grondona, el presidente de la AFA, hasta el público. Quizás por aquello que sostenía el poeta Pablo Neruda respecto de la timidez: "Es una condición ajena al corazón, una categoría, una dimensión que desemboca en la soledad". Sea ésta la razón que guía sus actos o lo que muchos atribuyen a su apodo de Loco, no cabe duda de que Bielsa es un tipo inescrutable. Así arriba a una realidad tan incierta como complicada cuando las Eliminatorias para el Mundial de Corea y Japón están a la vuelta de la esquina.

  El técnico de la Selección, casi sin proponérselo, se ha ido convirtiendo en un entrenador virtual. Su existencia se ha vuelto más aparente que real y la Selección que conduce cobra más vida en sus videocasetes que en el campo de entrenamiento. Entre las restricciones que le impone el fútbol globalizado y las que él mismo se marca a fuego, sólo nos queda observar y juzgar el juego del equipo cuando los calendarios lo permiten. Y convengamos en que las oportunidades son pocas.

  Inglaterra, Wembley, la Mano de Dios, la definición por penales en el Mundial de Francia y hasta los factores extradeportivos que no deberían mezclarse, hacen que el partido de pasado mañana cobre especial gravitación, más allá de su carácter amistoso. Un choque así sólo es comparable en rivalidad con un Argentina-Brasil. Habrá que ver, entonces, cuánto potencian los antecedentes y el marco a un equipo que durante 1999 alternó muy buenos rendimientos (Argentina 2, España 0; Argentina 2, Brasil 0) con otros muy malos (Colombia 3, Argentina 0; Brasil 4, Argentina 2).

  Bielsa es un técnico que intenta no dejar nada librado al azar aunque, él lo sabe muy bien, en el fútbol eso es imposible. De su inmensa colección de videos --guarda centenares en el predio de la AFA y en su casa de Rosario--, emergen jugadores virtuales que después se tornan reales en las canchas. Allí están todos, desde el chico Graf --un pibe que surgió de Rosario Central y fue a parar al fútbol holandés-- hasta Batistuta, condensados en imágenes de dudosa utilidad. Pero muy distintos son los hombres de carne y hueso, sujetos a marcaciones asfixiantes y con las pulsaciones al máximo.

  Se comenta en el círculo íntimo del entrenador rosarino que además de la mayoría de los futbolistas convocados para el partido de este miércoles, en el comienzo de las Eliminatorias se agregarán al plantel Fernando Redondo, los lesionados Juan Pablo Sorín y Matías Almeyda y dos o tres jugadores del medio local como Roberto Bonano, Walter Samuel y, acaso, el último y flamante citado, Roberto Arruabarrena. El Vasco de Boca llega a la Selección después de que Bielsa lo llamó a Carlos Bianchi desde Miami para saber si podía contar con él en el encuentro con los ingleses. Al mismo tiempo, José Pekerman salía a decir que no habría más convocatorias en un inusual desajuste argumentativo entre pares.

  Ya lo dijo Julio Grondona: "La realidad es que no tenemos un seleccionado permanente, sino un seleccionado inestable permanentemente". Si nos atenemos al lobby de los clubes europeos más poderosos que comenzó a funcionar en Suiza --se reunieron 48 para fijarle demandas a la FIFA--, el panorama para todos los países latinoamericanos y, en particular para Argentina y Brasil, se tornará cada vez más delicado. El mismo Grondona había adelantado a fines del '99: "Los siete amistosos que había por año no van a existir más". Bielsa ya acusó recibo del mensaje hace tiempo y sabe que deberá arreglarse con los picados de las prácticas --a los que no es proclive-- y operar modificaciones en los encuentros oficiales que clasifican para el próximo mundial. El 28 de marzo, ante Chile y en el estadio Monumental de River, la Selección nacional iniciará el maratón de dieciocho partidos que concluirá el 13 de noviembre del 2001 ante Uruguay en el histórico Centenario.

  Acaso lo que está más claro en el futuro de Bielsa es su relación distante con la prensa que no piensa modificar. Sin embargo y, pese a que parece ignorar los comentarios de los medios, tras la repercusión que generaron sus recientes declaraciones en Miami (donde dijo que "los jugadores salen cada vez peores"), se preocupó por llamar a Buenos Aires desde EE.UU. para saber cómo habían caído sus afirmaciones. El técnico combinó sus vacaciones con una invitación a disertar sobre la formación de futbolistas.

  "Para mí es lo mismo el laburante de El Gráfico que el de una FM...", suele explicarle a Andrés Ventura, el jefe de prensa de la Selección mayor, para evitar los contactos personalizados con los periodistas. Y está bien. Aunque ni la pobre calidad de su relación con la prensa ni su hábito frenético de coleccionar videocasetes, deberían ser un tema relevante, casi excluyente, en su paso por la Selección, debido a que muy poco o casi nada se conoce de las cosas que hace.

  Ni siquiera la dinámica de partidos que le ha sido impuesta al seleccionado favorece la tarea del entrenador. Así, entre un halo de misterio y las complicaciones que le plantea su actividad, Marcelo Bielsa va esquivando las piedras que le aparecen en el camino. Solo, adelantándose a muchos, trata de salir del laberinto que dibuja con su cuerpo cuando mira hacia el piso y se mueve dando vueltas en círculo. Esa imagen suya, con el ceño fruncido y la vista puesta sobre el césped, a un costado del campo de juego, es su marca registrada. Pero también simboliza los enigmas que encierra un técnico tan indescifrable como la Selección que dirige.

 

Formación laboratorio

Por G.V.
En esta Selección tironeada por los clubes de adentro y de afuera, por intermediarios y por sus propios desajustes, no hay casi sorpresas y sí muchos de los nombres con que el técnico deberá afrontar las Eliminatorias.

  Pero a la hora de formar el equipo para jugar contra Inglaterra, las certezas se diluyen. ¿Burgos o Cavallero? El primero hace tiempo que no es titular por una extensa suspensión, el arquero del Espanyol de Barcelona llega en un buen momento. Atrás, todo depende de si Bielsa dispondrá una línea de tres o defenderá con cuatro hombres. Ayala, Chamot, Sensini, Vivas y Pochettino son las alternativas. 

  En el medio, el panorama parece algo más claro. Podría aventurarse la presencia de dos carrileros �-Zanetti y el Kili González-- y un volante por el medio como Simeone, ante las deserciones de Redondo y Almeyda. Todo indica que el enganche sería Verón; Orteguita jugaría unos metros más adelante y, para definir por adentro, el dilema del 9: Batistuta o Crespo.

PREMIER LEAGUE CONTRA PRIMERA DIVISION
Más libras que pesos

Por A.G.
 
Este Inglaterra-Argentina marcará un enfrentamiento entre un fútbol económicamente muy poderoso y otro que apenas puede subsistir. Ese dato se desprende del dinero que invirtieron los equipos de la Premier League durante el año pasado comparado con lo que desembolsaron los clubes argentinos en el último receso. Mientras en Inglaterra los veinte equipos gastaron 441,2 millones de dólares, en Argentina apenas superaron los 10 millones, ya que la mayoría de las transferencias fueron a préstamo.

  El Liverpool, con 47,3 millones, fue la entidad que más invirtió, además de ser la de mayor déficit ya que sólo le ingresaron 23,1 millones. Cifras muy lejanas a los casi 7 millones que pagó Boca por Marcelo Delgado, el pase más caro comprado por un club local. Lo llamativo es que esa inversión a Boca le hubiese permitido apenas superar al modesto Watford, el equipo de Elton John, que con 3,1 millones es el equipo de la Premier League que menos gastó. La suma de todo lo que gastaron los clubes criollos serviría para que el fútbol argentino se ubicara en el puesto 15º, sólo por encima del Everton, Sheffield Wednesday, Southampton, Bradford y Watford.

  De los veinte equipos ingleses, sólo tres obtuvieron ganancias por las transferencias. Pese a gastar 41 millones, el Arsenal tuvo superávit ya que ingresaron 43,3 millones, beneficiado por la venta del francés Nicolas Anelka al Real Madrid. Los otros fueron el Everton y el West Ham.

 

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