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DENUNCIAN EL  ACUERDO PARA CONSTRUIR LA CÁRCEL DE EZEIZA
Preso de los contratos heredados

Los contratos para la construcción de cárceles están bajo sospecha del actual Gobierno. Pero también derivaron en una denuncia judicial en Estados Unidos, hecha por una empresa de ese origen que acusa al consorcio ganador y al gobierno justicialista por el cambio de condiciones una vez adjudicada la obra. Las consecuencias: no se cumplirían las normas técnicas previstas ni los requerimientos de máxima seguridad para esos institutos. El diseño de los contratos fue de Barra. La sospechada renegociación, de Granillo Ocampo.

Luis Bielsa, John Barroso (primeros a la izquierda), representantes del consorcio constructor y funcionarios de Justicia.


Por Raúl Dellatorre
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Una causa que se ventila en tribunales de Estados Unidos puede tener graves derivaciones para el contrato del Gobierno nacional con un consorcio encabezado por Techint e Impregilo para la construcción de la nueva unidad penitenciaria de Ezeiza. Dicho contrato --parte de un paquete de licitaciones diseñado por el ex ministro de Justicia Rodolfo Barra y ejecutado parcialmente por el último responsable de la cartera del menemismo, Raúl Granillo Ocampo-- está sometido a estudio por el actual Gobierno, ya que se sospecha que se están pagando precios exorbitantes por la obra y, además, se introdujeron modificaciones al pliego tras su adjudicación en detrimento de la calidad de los materiales y las condiciones de máxima seguridad exigidas por su destino. La investigación que ordenó la Justicia norteamericana, a instancias de la denuncia de una empresa estadounidense separada de la obra tras la adjudicación del contrato, podría poner de manifiesto serias irregularidades en la renegociación del contrato con la UTE (unión transitoria de empresas) Techint SACI, Hochtief AG, Impregilo SPA e Iglys SA.

  La Corte Federal de Estados Unidos del Distrito Sur de Florida abrió una causa (identificada con la clave 00-00311 CIV-KING) e intimó la comparecencia del denunciado, el consorcio adjudicatario de las obras de las cárceles de Ezeiza. La denuncia fue formulada por la empresa ABC Up, licenciataria de Rotondo Weirich, empresa estadounidense poseedora de un sistema de construcción de cárceles de máxima seguridad de alta tecnología. Rotondo Argentina --una empresa cautiva de ABC Up-- había sido contratada por la UTE previo a la licitación de la obra, con el compromiso de aportar en exclusividad su tecnología a ese consorcio. Dicho aporte fue incluido en las condiciones técnicas de la oferta, a mediados de 1998. Sin embargo, inmediatamente después de obtenido el contrato, la UTE de Techint e Impregilo rompió su vinculación con Rotondo y aplicó una tecnología local, previa negociación con el Ministerio de Justicia.

  Según la empresa denunciante, las modificaciones introducidas por el consorcio adjudicatario al contrato (se detallan aparte) "le han significado al mismo un beneficio ilegítimo", además de poner en riesgo las condiciones de "máxima seguridad" exigidas en los pliegos originales de la licitación, según informó en nota dirigida al actual ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, el 21 de diciembre pasado, y reiteró en carta al presidente Fernando de la Rúa a principios del corriente mes.

  Según señaló la secretaria de Política Criminal, Patricia Bullrich, a este diario, el Ministerio de Justicia tiene a estudio los dos contratos para la construcción de cárceles en ejecución (Ezeiza y Marcos Paz) y otras tres licitaciones abiertas. "Todas están siendo revisadas, ya que el sistema de contratación adoptado resulta leonino y con algunas cláusulas injustificadas", señaló la funcionaria, que agregó que "antes de fin de marzo, el ministerio se expedirá sobre cada uno de estos contratos (en ejecución o en vías de licitarse)". Precisamente, durante el mes próximo corresponde hacer el primer pago trimestral a la UTE encabezada por Techint e Impregilo por las obras de Ezeiza.    

  El origen del problema se encuentra en el sistema de licitación diseñado por el ex ministro (actualmente titular de la Auditoría General de la Nación) Rodolfo Barra, consistente en un "leasing" (alquiler con opción a compra) por el cual el adjudicatario recibe un pago trimestral durante 15 años. A lo largo de ese período, la UTE recibirá un insólito precio de más de 500 millones de dólares (39 millones al año) por las obras de Ezeiza y Marcos Paz, realizadas sobre terrenos fiscales.

  Sin embargo, el caso empezó a adquirir carácter de conflicto cuando, después de adjudicada la obra en Ezeiza, la UTE ganadora desistió de los servicios de Rotondo Weirich y rescindió el contrato mediante una cuestionada operación con uno de los socios locales de la empresa estadounidense, Luis Bielsa, quien aceptó 490 mil dólares de mano de la UTE para "ceder los derechos" que le otorgaba a Rotondo Argentina su vinculación contractual con el adjudicatario. Según Rotondo Weirich, de Estados Unidos, Bielsa no tenía facultades para desistir de dicho contrato, maniobra que se incorporó a la denuncia radicada en la Corte Federal de aquel país.

  La desvinculación de Rotondo estaba estrechamente relacionada con la renegociación que de inmediato inició el consorcio adjudicatario con el Ministerio de Justicia. El 2 de julio de 1998, pocas semanas después de la adjudicación, la UTE solicitó a dicha cartera el reemplazo del sistema constructivo de celdas originalmente ofertado. En menos de dos semanas, el Comité de Auditoría Técnica del Ministerio, presidido por Claudio Echeverría, produce un informe aprobando dicho cambio, con "afirmaciones que son inexactas y presuntamente maliciosas", según denunció ABC Up ante Gil Lavedra. El informe fue dado por bueno por el entonces ministro, Granillo Ocampo, quien avaló el cambio de condiciones del contrato.

  No fue el único cambio aprobado. También se sustituyeron materiales de distintos componentes que supondrían un deterioro de las condiciones de seguridad, según describe la denunciante. "En todos los cambios que les permitieron a la UTE existen reales diferencias con las tecnologías y calidades oportunamente ofertadas, y de esa forma permiten la realización de un negocio comercial sustancialmente distinto del concebido en la oferta (...). Podríamos decir que le están vendiendo al Ministerio de Justicia, al Servicio Penitenciario Federal y al pueblo argentino, gato por liebre", señala la licenciataria de la empresa norteamericana en la nota a Gil Lavedra, demostrando una gran adaptación al lenguaje metafórico local.

  John A. Barroso, presidente ejecutivo (CEO) de ABC Up, señaló a Página/12 que está dispuesto "a llevar la investigación hasta las últimas consecuencias, y en los próximos días tomaré contacto en Estados Unidos con entidades bancarias y organismos internacionales de crédito para hacerles conocer este antecedente; esta cuestión daña la seguridad jurídica de los inversores extranjeros, y es preciso que el actual Gobierno corrija estos hechos de corrupción que heredó". 

  En fuentes oficiales reconocen que la denuncia de Rotondo Weirich tiene fundamentos, pero la aprobación de los cambios por el anterior ministro complica las chances de anular el contrato. De todos modos, tratarán de buscar la vía para abrir una nueva renegociación y resolver, al menos, el problema de sobrecostos que, sospechan, existe en la contratación.

 

Aquí hay gato encerrado

Los cambios en las condiciones del contrato con posterioridad a su adjudicación:

* Las celdas

  El consorcio ofertó en la licitación el sistema constructivo de la firma estadounidense Rotondo Weirich, basado en la elaboración de bloques de hormigón armado premoldeados, monolíticos y autoportantes, considerados de la más moderna tecnología en construcción de celdas por las condiciones de máxima seguridad que garantizaría.

  Tras el cambio de las condiciones del contrato, la UTE pasó a utilizar un sistema nacional, mediante moldeado in situ, en moldes fijos con hormigón bombeado. La principal objeción es que al hormigonearse por separado cada pared y el techo, deja juntas interiores incompletas que permiten filtraciones, la apertura de huecos por parte del interno e impide la ubicación de artefactos de luz dentro del bloque, lo que obliga a dejar un artefacto más al alcance del interno.

   * Envolventes de seguridad para elementos de Carpintería

  El pliego y la oferta inicial de la UTE preveía la utilización de chapa Calibre BWG Nº 14 para puertas y ventanas y Nº 12 para los marcos de las aberturas.

  A través del cambio de condiciones acordado por la UTE con funcionarios del ex gobierno menemista, se permitió la utilización de chapas Calibre BWG Nº 18 y 16, respectivamente, de menor grosor que las anteriormente especificadas.

    * Cercos perimetrales de Seguridad

  En la oferta inicial, se proponía utilizar Alambre Calibre 8.

  En la obra se aplica Alambre Calibre 10, más fino que el anterior.

  * Artefactos y grifería antivandálicos

  En la oferta inicial, se propuso utilizar Compactos marca Acorn (Estados Unidos) y grifería marca Cobra antivandálicos.

  Con posterioridad a la adjudicación, la UTE ofreció compactos y grifería de fabricación nacional que, según señala el denunciante, "no responden a las exigencias antivandálicos para un complejo carcelario de máxima seguridad".  

 Fuente: ABC Up Argentina, licenciataria de Rotondo Weirich Inc. Informe enviado al ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, el 21 de diciembre de 1999.


CLAVES

* La administración menemista licitó, en 1998, la construcción de las nuevas unidades carcelarias de Ezeiza y Marcos Paz, mediante un sistema de leasing diseñado por Rodolfo Barra. La contratista cobra durante 15 años un valor que supera varias veces el de obras similares.

  * El ex ministro Granillo Ocampo habilitó una renegociación del contrato, una vez adjudicado al consorcio Techint-Hochtief-Impregilo-Iglys. Una empresa estadounidense, Rotondo Weirich, resultó marginada y denunció el caso ante la Justicia de su país.

  * Según la demandante, el cambio de condiciones le permitió a la contratista hacer "un negocio comercial sustancialmente distinto del concebido en la oferta", al bajar la calidad y tecnología de los materiales utilizados.

  * El Ministerio de Justicia tiene bajo investigación estos contratos, así como el sistema de leasing ideado, por su elevado costo. También estaba previsto para otras unidades carcelarias todavía no adjudicadas.   

 

TECHINT DEFIENDE LA COTIZACIÓN DE LAS OBRAS
"El valor de una casa Fonavi"

Por C.C.
La denuncia de ABC Up, licenciataria de Rotondo Weirich, ante la Justicia Federal de Estados Unidos involucra directamente a Techint, como cabeza del consorcio que tiene a cargo la construcción de la Unidad Penitenciaria de Ezeiza. Eduardo Baglietto, vicepresidente ejecutivo de la empresa, respondió a la consulta de Página/12 refutando las apreciaciones de la secretaria de Política Criminal, Patricia Bullrich, en referencia al excesivo costo de las obras.

  --¿Sabe que Rotondo llevó el caso a la Justicia estadounidense?

  --El de Rotondo es un caso terminado. Era sólo un proveedor con quien nosotros formulamos la oferta técnica. Pero cuando ganamos la licitación, encontramos en el mercado otro proveedor más económico y eficiente, y decidimos cambiarlo. Rotondo nos exigió una reparación y acordamos indemnizarlo. Eso fue todo.

  --De ese modo, ustedes cambiaron las características técnicas del contrato, después de haber ganado el concurso.

  --De ninguna manera. Nosotros no modificamos nada que no permitieran los pliegos. Rotondo era sólo un proveedor de encofrado (molde para estructura de cemento). Fue como cambiar una madera por otra. Hubo algo mucho más grave, como los cálculos que hizo públicos la señora Patricia Bullrich, mal asesorada, supongo. Ella sostuvo que estábamos construyendo una cárcel a más de 4 mil pesos el metro cuadrado, y la nuestra cuesta poco más de 780 pesos. Es decir: construimos una cárcel de máxima seguridad al valor de una vivienda Fonavi.

  --Aun sobre esa base, el precio total a pagar por el Estado parece excesivo...

  --Nosotros participamos de una licitación internacional abierta y transparente, financiada a quince años. Es más: antes, el gobierno la declaró varias veces desierta, porque no había interesados. Hasta que acertó con una ingeniería financiera apropiada como el leasing. Y este mecanismo fue creado por una ley nacional, que votó el Congreso que la señora Bullrich integró como diputada. En este esquema, el riesgo lo asume el ente constructor. En definitiva, la nuestra es una obra barata y algunos funcionarios de Justicia nos pidieron disculpas por los cálculos equivocados de la secretaria.

  --Los pliegos habilitaban las modificaciones técnicas sólo a condición de que éstas beneficiaran al Estado. ¿Aquel cambio de proveedor beneficia al Estado?

  --No se modificó nada que no estuviera permitido modificar. Pero la pena es que no se habla de lo interesante que tiene la obra: baños individuales, panadería, hospital y desde todas las celdas se ve el verde. 


Un sistema de pagos caro y a abonar por adelantado

Por Cledis Candelaresi
El Ministerio de Justicia debe desembolsar en marzo la primera cuota trimestral correspondiente al pago de las cárceles de Ezeiza y Marcos Paz, las dos primeras unidades licitadas a través de un procedimiento que habilitó la fijación de precios en apariencia muy superiores a los del mercado. Los 39 millones de pesos anuales que esa cartera se comprometió a oblar durante los próximos quince años por esas dos unidades no sólo significan un valor desmesurado, difícil de justificar en términos económicos. También imponen al Estado la obligación de financiar parte de las onerosas obras, ya que las empieza a pagar antes de que estén concluidas.

  Según el Ministerio de Justicia, aún restan dos años para que las obras estén definitivamente concluidas. Para entonces, el Tesoro habrá pagado 78 millones de pesos, anticipo que en nada habría servido para abaratar el precio final. El otro desvelo de la gestión estatal es que sólo aquellas dos cárceles insumen un tercio del presupuesto de la cartera de Ricardo Gil Lavedra. Si a esto se sumara el pago de las otras unidades en licitación (Coronda, Salta y Mercedes), se esfumarían casi íntegramente los 120 millones anuales asignados a Justicia.

  Esas últimas son sólo licitaciones en marcha. Pero Ezeiza y Marcos Paz son obras en ejecución, de las que ya se realizó la recepción provisoria. El Estado tiene, entonces, pocos recursos para eludir el pago, ya que el propio contrato de obra impone comenzar a pagar no más de 40 días después haberse concretado esa recepción.

  Rodolfo Barra, ex ministro del área durante la gestión menemista y actual titular de la Auditoría General de la Nación, fue uno de los principales diseñadores de la fórmula utilizada para contratar la construcción de las cárceles, cuya ventaja consistió en contraer un compromiso a varios años, sin que éste impacte en el presupuesto de un solo ejercicio.

  En todos los casos se trata de un sistema de leasing por quince años, durante los cuales la empresa privada retiene la propiedad del edificio construido sobre un terreno estatal y con recursos privados. Pero hay otros rasgos comunes a todas las contrataciones en marcha, que transforman esta ingeniería financiera en un recurso muy poco ventajoso para el Tesoro:

* Se fija un precio único por toda la obra, sin discriminar entre el costo de edificar cada metro cuadrado y el del financiamiento. Si se sumaran todos los pagos previstos en el contrato, Ezeiza le costaría al Estado un total de 379 millones y Marcos Paz otros 206, a desembolsar a lo largo de tres lustros. Pero en ningún lugar del acuerdo está estimado un valor cash y, por lo tanto, los intereses a pagar en cada ocasión sólo pueden inferirse.

* Se imponen cláusulas poco usuales y aparentemente benévolas para el Estado, pero que, a juicio del actual gobierno, sirvieron para encarecer enorme e innecesariamente el costo de la obra. Primera: la contratista se compromete a absorber cualquier variación en las paridades cambiarias, sin poder utilizarlo como argumento para justificar "mayores costos" y, por esa vía, reclamar un ajuste en el precio. Segunda: la contratista asume el mismo compromiso frente a eventuales modificaciones al régimen tributario que pudieran perjudicarla.   

  Estos, entre otros elementos, hacen difícil probar que los emprendimientos del Servicio Penitenciario incluyen grandes sobreprecios y le quitan libertad al Estado para forzar una renegociación contractual. Sin embargo, a los ojos del ministerio de Gil Lavedra, sobran elementos para presuponer que las contrataciones impulsadas por el gobierno anterior suponen cotizaciones exageradas.

  Valga de ejemplo que el Centro Penitenciario español de A Lama tiene un precio contado de 36 millones de pesos, a razón de 426 dólares el metro cuadrado. Es un edificio de 1211 plazas y 86.081 metros de superficie. Según calculó públicamente la secretaria de Política Criminal y Penitenciaria, Patricia Bullrich, Ezeiza costaría a razón de 4147 dólares el metro cuadrado con una superficie de 78 mil metros cuadrados. El consorcio adjudicatario, que Techint integra junto a Impregilo e Iglys, intentó corregirla de inmediato a través de una nota. La misiva a la que accedió este diario precisa que el emprendimiento en el sur del conurbano bonaerense tiene un costo de 785 pesos el metro cuadrado, lejos de aquel disparatado valor. Pese a la aclaración, en el Gobierno no están muy convencidos de que los precios aceptados en la licitación sean totalmente razonables. Aun sobre la base del dato que proporcionó la empresa, y asignando un oneroso financiamiento del 16,5 por ciento anual, los cálculos de Bullrich siguen dando un precio final mucho menor a los casi 380 millones que deberá oblar el Estado a lo largo de todo el leasing.

  Una referencia argentina da otra pista para juzgar los valores en juego para Ezeiza y el resto de los emprendimientos. El gobierno de Santa Fe está por contratar una obra de 600 plazas a valor cash de 25 millones de pesos, muy lejos del compromiso asumido por la Nación.     

  Sin embargo, las manos oficiales están casi atadas para forzar una baja. La ingeniosa mecánica de pago prevista en los propios pliegos hace muy difícil comprobar cuánto vale el emprendimiento y, por lo tanto, demostrar que esté sobrecotizado.

 

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