|
Sonia comparte con su esposo una infancia cordobesa en hogares de
inmigrantes y una carrera universitaria (es contadora). Pero, por sobre
todas las cosas, comparte con Domingo Cavallo la confianza ciega en la
misma persona: Domingo Cavallo. "El es el más lindo, el más bueno,
el más inteligente", dice cada vez que le preguntan por su marido,
al que conoció cuando tenía menos de veinte años, y del que nunca más
se separó.
La política, que al principio fue sólo una ocupación de medio
tiempo, terminó convirtiéndose poco a poco en el eje de su vida. Aunque
acompañó a Cavallo en las elecciones para diputado del '97, Sonia se
metió de lleno el año pasado, cuando el ex ministro lanzó su
candidatura a presidente. Recorrió junto a él muchas provincias y
contribuyó a reforzar la mínima estructura de Acción por la República
con la creación del Movimiento de Mujeres en Acción, la rama femenina
del partido que nuclea a unas dos mil mujeres. "Ahora estamos
organizando a los fiscales, porque los otros partidos tienen las mañas de
la política y, si no nos preparamos, nos roban los votos", dice
Sonia a Página/12.
Nunca se opone en público a
Cavallo, pero nadie duda de que en privado Sonia le dice lo que piensa. El
año pasado, cuando el ex ministro vacilaba sobre la conveniencia de
sellar un acuerdo con Eduardo Duhalde antes del ballottage, Sonia impuso
su criterio. "Ni en primera ni en segunda vuelta", dijo. Y así
fue.
En el comando de campaña de
Cavallo dicen que su figura aporta votos a la candidatura del ex ministro.
Los estudios cualitativos que encargaron durante el año pasado a la
consultora Media Personalizada arrojan resultados similares: la gente ve a
Sonia como una mujer con carácter fuerte, una de esas esposas que se
enorgullece de llevar "las riendas del hogar".
Siempre impecable, vestida generalmente de tailleur y con pocas
joyas, Sonia recorre estudios de televisión explicando la propuesta de
Cavallo y no se preocupa por disimular los clásicos tics de una "señora
bien": "Yo no hablo de mi edad porque no es elegante",
suele decir. De todas formas, no se inmuta ante las preguntas. Un par de
meses atrás, la vedette Flavia Miller dijo que Cavallo le parecía el
hombre más buen mozo de la Argentina. Cuando la consultaron, Sonia
respondió: "Yo ya dije que era el más lindo. No tengo celos porque
sé que Cavallo me quiere a mí".
A diferencia de las campañas
anteriores, esta vez Sonia decidió emanciparse y recorre los barrios
porteños sin presencia de su esposo. En el comando de campaña aseguran
que su conocimiento público es lo suficientemente importante como para
que no pase inadvertida. Y agregan que el hecho de que Sonia no aspire a
ningún cargo --a diferencia de otras mujeres, como su amiga Chiche
Duhalde-- contribuye a que la gente la escuche. "Con Cavallo --dice--
estamos juntos en todas las cosas de la vida. Pero nos dimos cuenta de
que, cuando salíamos juntos, el que hacía el trabajo era mi marido. Así
nos potenciamos."
--¿Qué
le dice la gente cuando se le acerca?
--Me piden por la seguridad. Y
en el sur de la ciudad, por el tema de la suciedad. Hay mucha basura y
veredas rotas. Se sienten relegados porque dicen que los políticos van sólo
cuando hay elecciones. Yo trato de explicar que mi marido no es un político
tradicional. Sonia insiste con que no quiere ningún cargo y asegura que podría candidatearse sólo si Cavallo se lo pide. Pero hasta el momento eso no ha ocurrido. "Yo tengo mi carácter y no soportaría estar en un lugar como la Cámara de Diputados, en donde por la lista sábana entra gente sin capacidad, que sólo va a calentar la silla. Prefiero acompañar a mi marido, que es más hábil y sabe cómo hacer las cosas", asegura Sonia.
|