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Cultura
y simulacro
es un libro escrito por el filósofo francés Jean Baudrillard, que
describe como ninguno las características de las sociedades modernas,
enunciadas siempre por los medios masivos de comunicación, que muestran
lo que les conviene, nunca la verdad. Desde
que México vive una democracia incipiente, el lenguaje de la televisión
se ha aggiornado. Hasta el monstruo Televisa tiene entre sus filas a un cómico
llamado Adal Ramones, que posee la virtud de mostrarse como un cuate tan
común y cercano como el propio vecino, diciendo cosas tales como
"nos damos cuenta de que estamos envejeciendo cuando queremos
explicarles a los adolescentes que antes, no mucho antes, había un único
partido de gobierno y que estas tres opciones (el PRI, el PAN y el PRD)
que disputarán la presidencia en julio, son nuevas, muy nuevas".
En este contexto, el caso Trevi
ha sido fuente de dinero para los medios amarillistas y motivo de dolores
de cabeza para los intelectuales que vieron en la Gloria desfachatada y
políticamente correcta un símbolo para las nuevas generaciones. El caso,
también, ha minado la confianza en ciudadanos que, cuando apenas
empezaban a jugar con la libre expresión y la multidiversidad de
opiniones, descubren que es gato lo que se les ha querido vender por
liebre. Y así, entre la simulación de quien se dice ser lo que no es, el
escándalo Trevi se ha convertido en una lupa por donde los analistas más
encumbrados de la realidad mexicana están aprendiendo a mirar la etapa
denominada "transición".
Arturo García Hernández es un
periodista que trabaja desde hace quince años en el famoso periódico La
Jornada, y ahora dedica sus horas libres a investigar el caso Trevi para
un libro que todavía no tiene título, pero que bien podría llamarse Crónica
de una desilusión. El trabajo de García se espera con ansiedad en México,
toda vez que representa el acercamiento más serio y riguroso a un caso
que se ha convertido en todo un fenómeno social. En diálogo con Página/12,
el profesional no duda en calificar de "enorme" la trascendencia
de Trevi ante una sociedad que compró millones de sus discos, cientos de
sus calendarios eróticos y la mimó hasta el cansancio haciéndose cómplice
de todos sus discursos revolucionarios. "Todas
las cosas que hacía Trevi, sus películas, sus conciertos, sus
entrevistas, eran motivo de discusión pública, tanto entre los niños
que la adoraban, como entre los ambientes intelectuales más prestigiosos
e incluso entre políticos", comenta.
Trevi hizo su aparición hacia
finales de los 80 y principios de los 90. Su primer gran éxito se llamó
"El doctor Psiquiatra", una canción insólita en la que la
chica le dice a su psicólogo que no le mire más las piernas, que
"no estoy loca y quiero hacer mi vida". "El tema se
convirtió de inmediato en un himno de inconformidad juvenil de los
90", afirma Arturo García. "Su éxito -�agrega-� se basó
en la provocación permanente, y fue muy bien pensado por su
amante�verdugo�representante, Sergio Andrade, quien tiene la
sensibilidad necesaria para saber cada una de las reacciones del público
a distintas expresiones artísticas, si cabe llamarlas así".
Desde la aparición masiva de
la Trevi, no hubo adolescente en México que no se sintiera identificada
con algunas de las posturas radicales que la cantante propagandizaba en
sus canciones. Y este nivel de influencia puede entenderse sólo aceptando
que México es una de las sociedades más victorianas del continente
latinoamericano, donde algunas consignas que ya eran casi viejas en los 70
(como la chica que se quiere ir de casa, que se opone a los padres, que
defiende apasionadamente su libertad sexual) resultan absolutamente
novedosas aquí.
"En muchas de las
canciones de Gloria hay un discurso antiautoritario, contra los padres,
contra el maestro, contra el sistema", afirma Arturo García. Y
agrega: "No fue la primera persona en cantar estas cosas, pero ese
tipo de discursos había estado a cargo de los cantores independientes,
que desarrollaron su música fuera de las discográficas multinacionales,
gente como Jaime López o el grupo de rock Botellita de jerez. Muy
inteligentemente, Andrade y Trevi recuperan ese discurso para el México
de la transición y comienzan a difundirlo en forma masiva. Y eso era lo
emocionante para mucha gente, entre la que me incluyo, de que existiera
una Gloria Trevi. En una democracia sui generis, cuando el unicato (N.d.R:
la hegemonía del PRI como partido de gobierno) estaba llegando a su fin,
sus canciones, sus actitudes, representaban todo lo nuevo, lo que
finalmente podíamos expresar sin miedo y en libertad".
La novela lineal de Trevi ha
sido difundida hasta el hartazgo en medios nacionales e internacionales.
Desde su noviazgo con "El señor de los cielos", poderoso
narcotraficante de Juárez, hasta su manera de "enganchar" a
adolescentes que luego Andrade violaba y sometía a castigos
inclasificables (retiro de alimentos, golpes, encierros...), pasando por
la culpabilidad (aún no expuesta ni analizada) de los padres que, en
busca de fama y dinero para sus hijas y por ende para ellos mismos,
entregaban a sus niñas sin chistar y sin hacer averiguaciones previas, al
ahora denominado clan�Trevi. Todo ha sido motivo de truculentas crónicas
amarillistas y no tanto.
Pesa ahora un pedido de
extradición ante la Justicia brasileña, que se cree será contestado en
forma positiva y traerá a Andrade y a Trevi a comparecer ante un tribunal
de Chihuahua. Pero lo que más pesa es la desilusión. Famosos
intelectuales como Carlos Monsivais y Elena Poniatowska ("Creo que es
la más auténtica de las artistas mexicanas y es desde ahora parte
esencial de la realidad nacional. Para mí, Gloria es una muchacha
pensante que nunca evita un tema, que nunca contesta mal o se sale por la
tangente, que habla del tema de las madres solteras, del aborto, de la
delincuencia... ella es parte de los jóvenes y sobre todo de este país
joven en que la gran mayoría son muchachos y muchachas ávidos de
libertad, hartos de hipocresía y de mentiras", dijo la escritora en
1995), "compraron" el paquete�Trevi con moño y todo, y ahora
no saben cómo hacer para despegarse de la ex estrella. Los
niños para quien Gloria era su heroína, las adolescentes para quien la
Trevi era su hermosa y desenfadada líder sindical y que no temen en
confesar cosas tales como "Yo soy lo que soy gracias a sus canciones,
gracias a ella me interesa la política, me intereso como mujer, cobré más
seguridad en mí misma..." también están decepcionados.
A partir de Trevi, los
mexicanos se abonarán con resignación al refrán "ya no se puede
creer en nada", y cada vez que beban tequila, mirarán desconfiados
la copa, no vaya a ser cosa que esté clonada.
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