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EL GOBIERNO Y LA CGT ACERCAN POSICIONES SOBRE LA REFORMA
Para arreglar siempre hay tiempo

Siguen las conversaciones contra reloj. Hoy intentarán cerrar el acuerdo y el levantamiento del paro, aunque Moyano insistió en que la medida de fuerza no se negocia. Quedan sólo dos diferencias importantes entre el Gobierno y la CGT.

Juan José Zanola, uno de los tantos voceros informales de la CGT, después de una de tantas reuniones


Por Diego Schurman
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El Gobierno y la CGT buscarán cerrar hoy un acuerdo en materia laboral que permita levantar la medida de fuerza programada para el jueves. El ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, confirmó a Página/12 que las negociaciones mostraron importantes avances y que hoy transmitirá al presidente Fernando de la Rúa lo conversado con los sindicalistas. "Estamos mejor que ayer, pero todavía falta porque los gremios se muestran intransigentes en algunos temas."

  Según expresó el jefe de la cartera laboral, los puntos de las discordias son dos cláusulas del proyecto que establecen:

  * Que un convenio colectivo de ámbito menor prevalece sobre otro de ámbito superior. Es decir, que un convenio colectivo acordado en una empresa predomina sobre aquel firmado por toda la actividad, aun si el primero presenta condiciones laborales inferiores al de actividad, o peor, a la Ley de Contrato de Trabajo. La CGT quiere relativizar de alguna manera la prevalencia del convenio inferior por sobre el superior.

  * Que las denominadas "cláusulas obligacionales" podrán ser alteradas al renovar un convenio colectivo. Es decir, que en la discusión de los nuevos convenios colectivos se puede reconsiderar el aporte empresario a los sindicatos. El dinero, además de ir a las arcas de los gremios, también suele ser utilizado para fondos especiales, como los de previsión y retiro, entre otros. Si los gremialistas, a la hora de discutir, no se ponen de acuerdo con los empresarios, debe laudar un arbitraje. La CGT quiere, en caso de no haber acuerdo, que las cláusulas obligacionales sigan vigentes.

  El llamado sector de los "gordos", que hegemoniza la actual conducción cegetista, no presenta fuerte resistencia al proyecto y estaría dispuesto a dar marcha atrás con el paro y movilización a Plaza de Mayo convocados para el jueves.

  En cambio, aún resta saber qué actitud adoptará el futuro secretario general de la CGT, Hugo Moyano, quien lidera el combativo Movimiento de los Trabajadores Argentinos. Al margen de los puntos en negociación, este sector evalúa los costos políticos del levantamiento de la medida de fuerza a tan pocos días de tomar las riendas de la central sindical.

  El clima acuerdista primó a lo largo de la jornada. Incluso fuentes del MTA admitían que si se lograban los avances necesarios no habría forma de justificar la protesta. Fueron representantes de este sector, al fin y al cabo, quienes el viernes le acercaron un documento a Flamarique con las  modificaciones que buscan introducir al proyecto.

  Flamarique evaluó a lo largo del fin de semana esas sugerencias y a varias de ellas les dio curso. Si el ministro de Trabajo le dijo el domingo a Página/12 que ya se había acordado un 50 por ciento del proyecto, el presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, fue ayer un paso más adelante. "Estamos muy cerca", dijo sin arriesgar porcentajes.

  El titular de la CGT, Rodolfo Daer, quien se encontró infinidad de veces con Flamarique, anoche mantuvo una reunión clave con el ministro. Además de los asesores legales, lo acompañó el secretario de prensa cegetista, Carlos West Ocampo.

  El ministro también mantuvo comunicaciones con Juan Manuel Palacios, quien lidera el MTA junto a Moyano. Sindicalistas de todos los sectores utilizaron la sede del gremio de gastronómicos como bunker para seguir el estado de las negociaciones.

  Como aún no se cerró trato, anoche desde ambos sectores se lanzaron duros discursos, aunque todo parece más bien encaminado a posicionarse para las negociaciones que continuarán a lo largo de esta jornada.

  Flamarique, por ejemplo, chicaneó con lo fortalecido que está el acuerdo legislativo --incluso con diputados del PJ-- y repudió las voces confrontativas de la CGT, cuando él mismo mantuvo con los sindicalistas una retahíla de reuniones.

  Paso seguido, admitió que hoy conversará el tema con De la Rúa. "En el gabinete voy a poner al Presidente al tanto de las conversaciones y seguramente después seguiremos las rondas de negociaciones con los gremialistas."

  Entre la dirigencia gremial tampoco hubo demasiada originalidad. Se azuzó con el paro y la movilización a Plaza de Mayo y se reiteró que nada del mundo hará caer la convocatoria a la protesta ni aun cuando se llegue a buen puerto en las tratativas. Pero, acto seguido, discutieron quiénes serán los representantes que hoy se sentarán con el Gobierno para poner punto final a las discusiones.


LOMBARDO GARANTIZO A LA CGT EL ENVIO DE FONDOS
Todos contentos, salvo Hugo Moyano

Por D.S.
 
Héctor Lombardo le garantizó a la CGT la remisión de todos los fondos correspondientes a las obras sociales sindicales. El compromiso del ministro de Salud fue tomado con beneplácito por los dirigentes gremiales a excepción de Hugo Moyano, ausente en el encuentro. "Me preocupa que el médico Lombardo haya convertido al Ministerio de Salud en la clínica del doctor Cureta, porque a las obras sociales de los gremios que nos oponemos a la reforma laboral no nos atiende como corresponde", acusó el futuro titular de la CGT.

  La reunión entre Lombardo y un grupo de dirigentes encabezados por el actual jefe cegetista, Rodolfo Daer, se gestó luego de que Página/12 revelara la demora en la entrega de 6 millones de pesos que por ley debían girase en enero a las obras sociales sindicales, pero que la cartera de Salud recién terminó de liberar entre el jueves y viernes pasado.

  "Hubo coincidencia en que el dinero de la seguridad social, y hay proyectados unos 115 millones al año, tiene que ir a la seguridad social. Y también en que la ineficiencia de algunas obras sociales sindicales las pagan el resto y que hay que mejorar el sistema", señaló Lombardo a este diario.

  No se trata de temas menores. Hace tiempo que la CGT denuncia que el dinero de la seguridad social --por estar incluida en el Presupuesto-- suele ser utilizado por el Gobierno para tapar baches fiscales.

  Los sindicalistas coinciden también en que hay que evitar la ineficiencia del sistema. Aunque no todos están de acuerdo con el método. El Gobierno ya hizo público su deseo de achicar el número de obras sociales sindicales, al considerar que existe un número importante de entidades deficitarias. De las actuales 300 pretende dejar en pie 50 mediante mecanismos de fusiones y consorcios.

  La propuesta seduce a las grandes obras sociales sindicales, ya que absorberían nuevos afiliados. Pero genera un profundo rechazo de las obras sociales chicas, que perderían el control del dinero con el desvío del aporte de los beneficiarios. Para avanzar con este tema hubo acuerdo ayer para formar una comisión mixta.

  Ante los sindicalistas, Lombardo aclaró que la reducción del número de obras sociales sindicales no es el prolegómeno de una desregulación total del sistema para que éstas compitan con las empresas de medicina prepaga.

"Queremos mantener el sistema solidario de salud", aseguró el funcionario a este diario.

  También se comprometió a "transparentar" el funcionamiento de la Administración de Programas Especiales (APE), el organismo que dentro del Ministerio se encarga de redistribuir el dinero de las obras sociales. Sobre el manejo de este organismo llovieron críticas de la dirigencia de la CGT, ya que en los primeros dos meses de gestión de la Alianza las obras sociales sindicales no recibieron un peso de lo que por ley le correspondía, pese a que el dinero estaba.

  Moyano siempre consideró que la demora fue deliberada para presionar a los sindicalistas que se oponían a la reforma laboral. Y Lombardo lo

acusó de reclamar "el subsidio de los amigos", en alusión a un reparto discrecional de los recursos independientemente de las necesidades de los afiliados a las obras sociales.

  Pese al encuentro de sus compañeros de la CGT con el ministro de Salud, el camionero reflotó su tesis en declaraciones a la agencia DyN. Y Lombardo lo cruzó inmediatamente. "No tiene asidero lo que piensa. El me podía decir todo de frente. Estaba invitado al encuentro y no vino. Entonces el problema es de Moyano", dijo.

 

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