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Con el corazón mirando el norte

Ante diez mil formoseños Mercedes Sosa llenó de emoción la octava fecha del ciclo "Argentina en vivo".

Por un rato, Mercedes hizo olvidar a los formoseños sus dificultades económicas.


Por Pablo Plotkin
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El letargo de domingo en Formosa termina con la caída del sol. A la noche, las expectativas inmediatas se concentran en dos lugares: el hipermercado Cáceres, donde unas 8 mil personas asisten a un festival de cachaca en el que se sortean 15 mil pesos, y en el anfiteatro municipal, donde Mercedes Sosa canta para unas diez mil personas después de 16 años sin visitar la provincia. La ciudad recibió a la tucumana sin histerias ni tumultos en la puerta del hotel. Ella pasó su estadía encerrada en la habitación de una posada del centro. Apenas salió a la tarde para dar la conferencia de prensa en el lobby, y a la noche viajó al barrio San José Obrero, subió al escenario y enfrentó al público de una ciudad que se hunde en la pobreza y el abandono. De acuerdo con las estadísticas, habría que calcular que de las diez mil personas que aplaudieron a Mercedes, unas cuatro mil no tienen agua potable. Entre otras cosas.

  "La gente, el amor, el agradecimiento... es algo maravilloso", le dijo la Negra a Página/12 después del concierto, de vuelta en la habitación del hotel. "De todas maneras, la televisión, que es lo único que sí llega a todas partes, ha unificado algunas costumbres. Hoy el público formoseño es muy parecido al porteño, o al tucumano." Dentro del ciclo de recitales gratuitos Argentina en Vivo, organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación, el show de Mercedes convocó a una multitud que se acercó de a poco al anfiteatro. Las tribunas empezaron a llenarse recién a partir de las 21, media hora antes de la aparición en escena de la cantante. Las familias y los grupos de amigos se sentaban en las gradas con el termo y el tereré, frente a un horizonte sin edificios, una luna ocre, y de espaldas al río Pilcomayo, frontera natural con el Paraguay.

  "Ojos de cielo" abrió la noche y la ovación, aunque antes la cosa había empezado a calentarse con la versión a todo volumen del Himno Nacional según Charly García. Después, algunos clásicos que se potencian en la voz de Mercedes: "Agitando pañuelos", "Esa musiquita", el tango de Eladia Blázquez "Corazón al Sur" (recibido con cierta frialdad, acaso por la distancia cultural con el tango), "Como la cigarra", "María María" y "Antiguo dueño de las flechas", una canción toba (en Formosa los tobas sobreviven como pueden en el barrio Namqom, sin más ayuda que una provisión diaria para el almuerzo) que emocionó al público. "No la cantaba hacía muchísimo", explicó Mercedes a este diario. "Pero es una belleza. Hace un tiempo grabé 'Ñaré Bainolec' (canción toba sagrada) sin pedirles permiso a los tobas. Y pagué por eso. Después me enfermé, y creo que fue un castigo. Zito Zegovia murió, con todos sus músicos, después de grabar esa canción", agregó.

  La gente seguía llegando aún en la mitad del show, entre calles empapeladas con carteles que decían "Malditas Contrataciones Intendente" (referidos a una medida de Gabriel Hernández, que asumió hace dos meses), mientras otros optaban por probar suerte por los 15 mil dólares en el festival de cachaca. Aunque la garganta de Mercedes no estaba en su mejor noche, el público seguía respondiendo frenéticamente al final de cada tema. La tucumana bailaba sobre el escenario, se quejaba de los "bichitos chiquitos pero molestos", abrazaba imaginariamente "uno por uno" a los espectadores y levantaba la temperatura con "Hablando a tu corazón" y "De mí", dos de Charly García. Un repertorio impecable, una intérprete maravillosa y un público encantado en una provincia arruinada.

 

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