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IMPULSAN UN NUEVO SISTEMA DE COMPRAS ESTATALES
Los sobreprecios del espanto

Como anticipó Página/12, el Gobierno denunció sobreprecios alarmantes en las compras del Estado. "Pensamos que hubo sobreprecios de más de 150 millones de pesos", dijo Carlos Alvarez. También actuará la Oficina Anticorrupción.

Carlos Alvarez, junto Jorge de la Rúa y Marcos Makón, secretario para la Modernización del Estado. 
Se quiere quitar discrecionalidad a los funcionarios y dar más transparencia a las compras.


Por Maximiliano Montenegro

t.gif (862 bytes) El vicepresidente, Carlos Alvarez, anunció que se pondrá en marcha un nuevo sistema de compras del Estado, que le permitirá al fisco desarrollar una "capacidad de ahorro de 200 millones de pesos" anuales. Página/12 había anticipado que funcionarios del gobierno aliancista estaban analizando con lupa las compras estatales de la gestión menemista, detectando groseros sobreprecios en diversos organismos oficiales. Ayer, Alvarez dijo que "pensamos que (globalmente) hubo sobreprecios de más de 150 millones de pesos" en las adquisiciones del Estado, y prometió que la Oficina Anticorrupción, cuyo titular, José Mazzoni, estaba presente en la reunión en la que se trató la cuestión, investigará las compras de la administración anterior.

  Ayer tuvo lugar una reunión clave en la que se terminó de definir cómo hará la Alianza para quitarle la "crema" --como se conoce en la jerga de los proveedores del Estado a los sobreprecios-- a las contrataciones de bienes y servicios del sector público. Participaron, además de Alvarez y Mazzoni, los secretarios general de la Presidencia, Jorge de la Rúa, de Hacienda, Mario Vicens, de la Gestión Pública, Leandro Popik, de Modernización del Estado, Marcos Makón, y el síndico general de la Nación, Rafael Bielsa.

  Página/12 adelantó la semana pasada que en diversas reparticiones oficiales --desde el Ministerio de Economía hasta el Servicio Penitenciario Federal, pasando por Justicia y Trabajo-- se habían descubierto sobreprecios, que oscilaban entre el 30 y el 300 por ciento, en la adquisición de mobiliario, computadoras, indumentaria y productos alimenticios, entre otros bienes. Makón, un experto en Presupuesto, quien depende de la vicepresidencia, y el jefe de la SIGEN, Bielsa, quien se encargará de elaborar un nuevo sistema de precios testigo --los valores de referencia a los cuales debería comprar el Estado--, fueron los artífices de la investigación. Teniendo cuenta que este año la adquisición de bienes y servicios del sector público asciende a 2100 millones de pesos, la hipótesis más conservadora de rebaja en los sobreprecios --de apenas el 10 por ciento-- arroja el ahorro de 200 millones de pesos que mencionó Alvarez. Sin embargo, un cálculo más realista barajado entre los técnicos aliancistas --que supone reducir los sobreprecios en promedio en un 30 por ciento-- daría un recorte en los gastos por más de 600 millones de pesos al año.      

  Como primer paso, Alvarez anunció la "decisión de derogar el decreto 1547 que Menem firmó el 7 de diciembre de 1999, referido a las compras de bienes y servicios por parte del Estado". El mecanismo anterior "era muy funcional al sistema de corrupción que se observaba en las compras del Estado", afirmó. "Para evitar el vacío legal que se produciría hasta la sanción de la nueva ley de compras, el 10 de marzo entraría en vigencia un decreto en el que ya estamos trabajando. El objetivo es garantizar la transparencia en la compra, facilitar la participación de las pymes y evitar el margen de discrecionalidad que les daba a los funcionarios el decreto anterior", agregó el vicepresidente.

  Según contó a este diario Nicolás Gadano, subsecretario de Presupuesto, los puntos que contendrán tanto el nuevo decreto como el proyecto de ley son los siguientes:

  * Bajará el piso a partir del cual se debe llamar a licitación pública de 1 millón de pesos a 750 mil pesos. Y el techo de las contrataciones directas de 100 mil pesos a 75 mil pesos. Las compras por valor de 75 mil a 750 mil pesos, en tanto, estarían regidas por un "concurso de precios privado", entre un grupo de oferentes previamente seleccionado.

  * Será obligatoria la publicidad de todas estas operaciones, algo que el decreto de Menem desechaba, oscureciendo todo el proceso.

  * Establecerá un sistema de compra informatizada, para dotar de agilidad al proceso y restarles discrecionalidad a los funcionarios intervinientes.

  * Procurará hacer valer el "poder de negociación" del Estado para conseguir descuentos, aglutinando compras de diversos organismos.

  * Creará un sistema de "compras abiertas", que permitirá al Estado mantener abierta una orden de compra con el proveedor a medida que se efectúa el gasto, de modo de reducir plazos en la gestión.

 


 

DENUNCIAN IRREGULARIDADES EN LA GESTION DE KAMMERATH
Corrupción de alta frecuencia

El Gobierno hizo una nueva denuncia contra la gestión menemista. Esta vez, la Caja de Pandora se abrió en la Secretaría de Comunicaciones, un área que hasta el 10 de diciembre dependió directamente de Carlos Menem. Se trata de graves irregularidades en la asignación de frecuencias radioeléctricas, que se otorgaron de manera directa y gratuitamente, a través de las cuales se puede explotar el negocio de Internet y de la televisión digital. Existen sospechas, incluso, de que algunas frecuencias se dieron a familiares de ex funcionarios menemistas. La denuncia quedó plasmada en el Boletín Oficial de ayer, a través de la resolución 109 en la cual se declaró en situación de emergencia al sector radioeléctrico durante los próximos 120 días.

  La investigación promovida por el secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, hace centro en 290 otorgamientos de 55 frecuencias distintas entre 1997 y 1999, aunque la mayoría fue entregada en el último año de la administración de Carlos Menem. Durante aquel lapso, el titular de la secretaría era Germán Kammerath, actual intendente de Córdoba. En la resolución se deja constancia de que las cesiones tuvieron un "alto grado de discrecionalidad" y que no se dieron a conocer públicamente. Más aún, las receptoras de las licencias tienen una deuda global de unos 12 millones de pesos con el Estado en concepto de tasas mensuales que dejaron de pagar.

  Las bandas radioeléctricas otorgadas sirven para participar en el negocio de la televisión digital, la transmisión de datos, Internet y la telefonía inalámbrica. Este nicho de mercado es aún incipiente en la Argentina, pero los especialistas apuntan que es uno de los sectores con mayor potencial de la economía.

  Algunas compañías beneficiadas con la entrega de los permisos son conocidas: Telecom Soluciones y Advance (del grupo Telefónica). "Pero otras son extrañas, ajenas al negocio de las telecomunicaciones. Sospecho que para otorgar estas frecuencias hubo tráfico de influencias. No se tuvo en cuenta ni la aptitud tecnológica ni el carácter limitado de este tipo de frecuencias", aseveró Aguiar a Página/12.

  Fuentes oficiales revelaron a este diario que hubo particulares que obtuvieron frecuencias sin pagar un solo peso y que luego vendieron esos permisos en el extranjero, en especial a otras empresas de los Estados Unidos y América latina. En algunos casos, se llegó a pagar siete millones de pesos por cada banda. Justamente, la venta de permisos está denunciada en la resolución oficial.

  "Las licencias no se otorgaron ni por concurso público ni al mejor postor. A cambio, el Estado no recibió ningún beneficio cuando en otros países este tipo de licencias tiene una alta relevancia económica para el Estado", señaló la fuente a este diario. 

  En este contexto, el Gobierno decidió declarar en estado de emergencia al rubro de las radiocomunicaciones. Durante los próximos cuatro meses estarán suspendidas la asignación, tramitación de solicitudes y transferencias de las bandas que van de los 2150 megahertz a los 42,50 gigahertz, precisamente aquellas que ahora se encuentran bajo investigación. La Comisión Nacional de Comunicaciones, el órgano de aplicación de la secretaría, tendrá a su cargo la instrucción de un sumario con las licencias otorgadas durante los últimos dos años y, llegado el caso, formular una denuncia ante la Sindicatura General de la Nación.

 

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