Página/12
en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa desde Nueva
York
Fue una noche llena de suspenso y,
debido a lo parejo de los resultados, las televisoras recién se animaron
a proyectar el triunfo del senador de Arizona John McCain en Michigan
contra el favorito del Establishment republicano, George W. Bush Jr., hijo
del ex presidente George Bush, casi dos horas después de que cerraran las
mesas de recepción de votos. Arizona era el otro estado que votó ayer,
pero el triunfo allí de McCain se daba por descontado dados sus elevados
índices de popularidad (y pese a la gobernadora, republicana también,
pero que se jugó detrás de Bush Jr.). Con esto, el �candidato
insurgente� republicano parece tener el camino libre para el �supermartes�
7 de marzo, en que once estados �incluidos los dos más poblados,
California y Nueva York, que consiguientemente aportan a la mayor cantidad
de votos electorales� determinarán quién enfrentará en noviembre
próximo al vicepresidente demócrata Al Gore y el legado clintoniano de
ocho años ininterrumpidos de prosperidad económica sin precedentes.
En Michigan, estado predominantemente sindical y con muchos votantes
republicanos afiliados a los sindicatos, las encuestas daban resultados
parejos. Pero esto no fue una novedad, ya que en Carolina del Sur ocurrió
lo mismo. En el estado sureño, la votación fue un claro ejemplo de que
en las primarias, el ánimo de los votantes es extraordinariamente
cambiante. Los sondeos dicen una cosa y los resultados finales contradicen
los pronósticos. Por esta razón y porque sabía que Arizona no era
territorio propicio para él, Bush no abandonó Michigan. Admitiendo que
las encuestas indicaban un casi inexistente margen de diferencia entre los
dos, Bush dijo: �Estoy aquí trabajando duro para volcar los votos a mi
favor�. Con el apoyo de la dirigencia republicana, entre ellos el
gobernador John Engler, y de la militante derecha cristiana, liderada por
el pastor evangelista ultraconservador Pat Robinson, la victoria de Bush
en Michigan parecía asegurada, y fue con considerable (y visible)
resentimiento que Engler admitió finalmente la derrota de su favorito,
atribuyéndola al hecho de que en Michigan las primarias son abiertas, y
los demócratas afluyeron en masa a votar contra el candidato del
establishment republicano. Por su parte, McCain no puede menos que dar la
bienvenida a ese hecho, ya que demuestra que su atracción va más allá
de las estrechas fronteras del Partido Conservador y puede constituirse en
un fenómeno nacional.
McCain comenzó la jornada votando en Arizona. Después de decir que se
sentía �completamente satisfecho� con el curso de la campaña, evitó
que los reporteros continuaran con sus preguntas, una conducta algo
inusual para este político conversador. Si bien trataban de disimular, la
zozobra había sido el sentimiento prevaleciente en el campo de McCain
desde la derrota sureña.
Los mensajes telefónicos deprecatorios fueron la estrella de la campaña
en Michigan. El reaccionario pastor Robertson dijo en sus mensajes que el
director de la campaña de McCain era un �intolerante perverso�, a
quien no le gustan los conservadores cristianos. A su vez, muchos votantes
católicos recibieron mensajes grabados que decían que Bush era
anticatólico. Hecho que provocó una encendida desmentida del gobernador
de Texas. �Tengo un hermano católico (por Jeb Bush)�, dijo, y sí,
también un amigo católico, el propio gobernador Engler, sostuvo Bush.
La acusación de anticatolicismo se fundó en su aparición la semana
pasada en la Universidad Bob Jones de Carolina del Sur, opuesta a la
integración racial y a cualquier tipo de pensamiento religioso
ecuménico. Ambas campañas negaron que hubiesen sido instigadoras de los
mensajesnegativos. Otros grupos también intentaron inflamar los
espíritus conservadores con críticas a la posición insuficientemente
antiabortista de McCain.
GEORGE
W. BUSH JR., EL PERDEDOR
Inapto
para todo servicio
¿Quiere saber el secreto del éxito de John McCain? Conozca la increíble
carrera de George W., el hijo de papá Bush, hasta ayer el candidato
del establishment republicano pese a múltiples antecedentes políticos
y personales de muy dudoso valor, y desafiado ahora por un senador de
Arizona.
Por Gabriel Alejandro Uriarte
"Está muy orientado hacia el objetivo y poco hacia los
detalles." Esta descripción de alguien que lo conoció en Texas
quizá encierra la clave del ascenso de George W. Bush hasta ser el
favorito inicial del Partido Republicano, para luego ser detenido,
primero en New Hampshire al comenzar el mes, y luego en Michigan y
Arizona ayer. Ciertamente sus credenciales, excepto su nombre, no son
las mejores para un candidato de ese partido: eludió combatir en
Vietnam gracias a su padre congresista, era casi un alcohólico hasta
los 40 años, y dependió de su nombre para triunfar, tardíamente, en
los negocios. Pero puede ser a partir de esos detalles que se pueda
comprender el sorprendente "motín McCain".
Como la mayor parte de su vida hasta los 40, la experiencia
académica de George W. fue esencialmente una versión poco exitosa de
la de su padre. Asistió
a la misma secundaria, Andover en Massachussets, donde sus notas
fueron mediocres. Entrando en Yale básicamente por el hecho de que
Bush (Sr.) había sido uno de sus alumnos más ilustres, pasó gran
parte de su tiempo en fiestas y borracheras de fraternidades
universitarias. Sus notas finales no le permitieron acceder a la
escuela de leyes y todavía se rehúsa a que sean reveladas. Después
de Yale la vida de Bush fue puntuada por una completa falta de propósito
(él lo describe como su período "nomádico"), en el que se
destaca la ocasión en la que, borracho después de llevar a su
hermano de 16 años de farra, chocó su auto y desafió a su padre a
un "mano a mano". Poco después entró al Harvard School of
Business (HSB) donde, de nuevo, sus notas fueron mediocres.
Es en este momento que George W. comenzó a percatarse de que
tenía un problema: en poco tiempo terminaría la universidad y sería
llamado a filas para combatir en Vietnam. Su solución fue inscribirse
como piloto en la Guardia Nacional de Texas. Aunque quedaban sólo
cuatro cupos, él obtuvo uno. El comandante de su unidad afirma que el
hecho de que su padre fuera Bush no tuvo nada que ver con su admisión.
Esta unidad, sin embargo, ostentó una proporción sospechosa de hijos
de políticos tejanos, tanto demócratas como republicanos, además de
miembros famosos de equipos locales de fútbol americano y de béisbol.
George W., además, obtuvo una nota de 25 por ciento en los test de
"aptitud de piloto". Actualmente él se justifica diciendo
que "no quería estar en la infantería, quería ser piloto"
y que "si hubieran enviado a mi unidad a Vietnam yo hubiera
ido". Con esto en mente resulta curioso que al entrar a la
Guardia Nacional él mismo tachara un rotundo "NO" a la
pregunta de si estaba dispuesto a servir fuera del país. En cualquier
caso, lo cierto es que George W. no fue a Vietnam y pasó la mayor
parte de la guerra volando sobre Texas en aviones supersónicos. Un
comunicado de prensa de su unidad se regocijaba por el hecho de que
"George W. Bush es de la generación que no se entretiene con
marijuana o hashish sino con el tronar de su jet F-102".
Después de la guerra George W. reincidió en sus hábitos
"nomádicos", con el agregado de que en este período muchos
lo recuerdan borracho. También se alegó que había tomado cocaína,
"rumor" al que actualmente George W. se rehúsa a responder.
Fracasando en el manejo de una compañía petrolera, George W. se salvó
cuando otra empresa, atraída por el nombre Bush, ofreció absorber la
suya y darle 50 millones de dólares a cambio de que integrara la mesa
directiva. Fue ese mismo año en el que George W. afirma haber
decidido abandonar el alcohol, encontrando en la religión la mejor
manera de hacerlo. Sin empleo, aterrizó en el equipo de su padre para
las elecciones presidenciales del '88. Es recién en 1990 que se
embarcó en el camino que lo llevaría a la gobernación de Texas,
haciéndose dueño del equipo de béisbol Texas Rangers. De nuevo,
todo indica que su nombre fue crucial para atraer a inversores y
lograr el control del equipo.
En 1994 aprovechó su popularidad como dueño de los Rangers
para postularse como candidato a gobernador, desafiando a la demócrata
Ann Richards. Una clave de su éxito fue mantenerse siempre con el
mismo mensaje, en este caso la educación. Richards describió ácidamente
esa táctica al afirmar que aun cuando le preguntaba la hora,
contestaba, "debemos enseñarles a nuestros niños a leer".
Pero George W. le ganó por 7 puntos. Entre sus votos había una alta
proporción de apoyo hispano-americano, considerando que era un
candidato republicano. Como gobernador, se caracterizó por su
habilidad para trabajar armoniosamente con los legisladores
estaduales, de ambos partidos. Aumentó los gastos educativos, pero
intentó ajustar el presupuesto en todas las otras áreas. Hizo mucho
énfasis en traspasar programas sociales a grupos religiosos. "El
Estado no tiene un monopolio de la compasión", le gusta afirmar.
Sus actuales propuestas presidenciales tienen muchas similitudes con
estas medidas, incluyendo un monstruoso recorte impositivo de un trillón
de dólares (la mayor parte beneficiando a sectores de altos
ingresos). En 1998 fue reelegido sin dificultades, y al año siguiente
anunció una candidatura que parecía no tener ningún oponente. Hasta
el surgimiento de John McCain.
Hubo una serie de factores inmediatos que explican este fenómeno.
Uno fue la debilidad de Bush en los debates y entrevistas. Interrogado
sobre cómo respondería a una suba de la OPEP del precio del crudo,
respondió plácidamente que con "más exploración". También
confundió Eslovenia con Eslovaquia, llamó a los griegos
"grecianos" y a los kosovares "kosovarianos". Todo
esto resultó en que se llegaran a expresar en público --y en la
prensa-- serias dudas sobre el IQ factor, es decir sobre su
coeficiente intelectual. Además, su renuencia a decir algo más que
generalidades le valió el apodo George "Wimp" (cobarde).
Pero su súbita vulnerabilidad ante un senador reformista de
Arizona puede quizá explicarse mejor analizando los orígenes de su
popularidad. La mayor parte de su éxito pareció deberse a factores
negativos. No hubiera sido la gran esperanza republicana si ese
partido no se hubiera desprestigiado a nivel nacional con el
impeachment a Bill Clinton. Su condición de favorito republicano no
habría parecido tan "natural" si todos sus oponentes no
hubieran sido considerados al principio como excentricidades, como el
millonario Steve Forbes. En efecto, cuando John McCain demostró ser
un candidato muy efectivo en New Hampshire (ganando por 19 puntos), el
equipo de George W., se alarmó. Y con buenos motivos. Esa derrota y
la de ayer en Michigan podrían significar que el agradable hecho de
que es conservador sin ser Newt Gingrich y parece ser más sincero que
Clinton no bastará para enfrentarse contra el candidato favorito de
la interna demócrata: el vicepresidente Al Gore. Esto le está
quitando a George W. la imagen de ganador seguro, sin la cual se
quedaría con poco más para candidatearse que sus méritos
personales. Es precisamente ese factor el que les hace pensar a los
partidarios de McCain que tienen muy buenos fundamentos para su
optimismo. |
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