Por Florencia Grieco
Son
esos grandes lujos que sólo pueden darse las estrellas, porque juntar a
Kennedy y a Marx es un exceso de pretensión. Pero el balserito ya
alcanzó la consagración internacional, y él también merece un reparto
envidiable. ¿Qué menos puede pedir alguien que a los seis años, y
habiendo cruzado el estrecho de Florida apenas una vez, ya es capaz de
reavivar como nadie el esplendor perdido del espionaje de la Guerra Fría?
¿Qué negarle al disputado niño que sigue dando trabajo a una abultada
corte de abogados y periodistas, y cuya dramática historia parece haber
provocado el �posible incidente cerebrovascular� que dejó fuera de la
historia más torcida de los últimos meses a quien era el juez clave? Por
lo pronto, lo único seguro es que en el faraónico reparto que rodea a
Elián nadie tiene el puesto asegurado: todos corren el riesgo de ser
sacrificados para que el vértigo continúe.
El primero que cumplió obedientemente con el primer y más firme
mandamiento de la historia de Elián fue el juez federal William Hoeveler,
que sufrió un ataque el domingo a la tarde para ceder su lugar al juez
Michael Moore, elegido por el azar informático, apenas dos días antes de
tener que anunciar si aceptaba o no el pedido de asilo político
presentado por los familiares cubano-norteamericanos del balserito. Cuba,
por boca del diario oficial Granma, no dudó en salir a aclarar ayer que
la desaparición de uno de los actores clave parece, como mínimo,
sospechosa: �La mafia aprendió mucho de sus maestros del arte de matar
por las más diversas vías. Lo menos que tal vez podría decirse es que
tanta trampa, tanta presión y tanta suciedad de la cloaca de Miami le
provocaron un derrame cerebral�. Pero a la hora de las comparaciones, el
juez Hoeveler hizo su salida a lo grande: �Algo recuerda lo ocurrido
cuando el atentado al presidente John F. Kennedy. Alguien en la propia
estación de policía asesinó al presunto culpable llevándose éste a la
tumba quién sabe cuántos secretos�.
Otro que parece listo para seguir los pasos de esos personajes que entran
y salen de escena de un día a otro sin demasiada lógica ni explicaciones
es el diplomático cubano José Imperatori. Según adelantó The Miami
Herald �que sigue jugando incansablemente el papel de vocero
cuasioficial de novedades y maniobras de las filas anticastristas� y
confirmó el vocero James Rubin, el Departamento de Estado norteamericano
ya pidió la expulsión de Imperatori como segundo secretario para Asuntos
Consulares de la Sección de Intereses de Cuba en Washington. El motivo:
su supuesta conexión con el diplomático cubano-norteamericano Mariano
Faget, detenido el jueves pasado acusado de espiar para La Habana, que
habría funcionado a su vez como puente de información para las abuelas
de Elián. Las pruebas del delito serían varios encuentros entre los
diplomáticos y la reunión que Imperatori mantuvo con las abuelas cuando
ellas viajaron a Miami el 23 de enero para pedir el regreso de su nieto.
El Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) norteamericano negó
que Faget tuviese algo que ver con el caso del balserito, pero Cuba
asegura que se trata de una maniobra política para justificar una
revisión de la anterior decisión del INS que reconocía la autoridad del
padre de Elián en el caso y abría la posibilidad de su vuelta a la isla.
�La nueva gran patraña de la mafia y sus secuaces en el seno del
Imperio� descripta ayer por Granma no dejó un solo hueco para las
casualidades. Primero negó que Faget trabajara como �agente� del
gobierno cubano porque �es hijo, nada menos, que de quien fuera durante
muchos años director en Cuba, excelentemente entrenado por el FBI en la
época del macartismo, del Buró de Represión de las Actividades
Comunistas�. Y con el mismo entusiasmo comparativo aplicado en el caso
del juez Hoelever pero de tono más mordaz, Granma colocó al funcionario
del INS a la altura del padre de todos los peligros: �Lo publicado allí
parece insinuar el surgimiento de un nuevo Carlos Marx que, de la forma
más altruista, presta servicios voluntarios y gratuitos al gobierno
comunista de Cuba�. Pero no todo es despedida en la dramática historia.
También hay personajes que se incorporan con papeles bastante
protagónicos, como ocurrió con el otro tío-abuelo cubano-norteamericano
de Elián, Manuel González. Al grito de �Tío traidor�, varios
cubanos de Miami lo esperaron a la salida del tribunal federal adonde
había ido para presentar un pedido de custodia temporaria del niño hasta
que regrese a Cuba. El abogado Jeffrey Leving tramitó la petición en
nombre del padre de Elián, con el misterioso respaldo que pueden darle
las cartas del ex presidente Jimmy Carter y del presidente uruguayo Julio
María Sanguinetti. Manuel González enfrentó los silbidos anticastristas
en calma, pero su aspecto era frágil: el lunes había sufrido un
preinfarto, tal vez inspirado en las dotes histriónicas del juez
Hoelever.
SON LOS CUATRO DETENIDOS EN
EL DESALOJO DE LA UNAM
Liberaron a los argentinos en
México
Los cuatro argentinos detenidos en México
el 6 de febrero último, cuando la Policía Federal Preventiva (PFP)
desalojó a los estudiantes en conflicto que ocupaban la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) desde el pasado 20 de abril, fueron
liberados ayer. Christian Hernán Castillo, María Cecilia Feijoo, Cecilia
Brenda Rossi y Leandro Aníbal Rodríguez Lupo habían sido acusados por
la Procuraduría General de la República (PGR) por �despojo�, y su
libertad obedeció a que la fiscalía desistió del cargo.
Rossi y Rodríguez, quienes llegaron a México de vacaciones el 3 de
febrero pasado, argumentaron que simplemente acudieron a la asamblea
estudiantil como invitados de un mexicano que participaba en el conflicto,
con el fin de conocer Ciudad Universitaria. Castillo, quien es sociólogo
y docente en las universidades de Buenos Aires y La Plata forma parte de
un organismo de solidaridad con los estudiantes mexicanos y asistía a la
asamblea como �observador�. Feijoo reside en México desde hace dos
años y es estudiante de la UNAM. Cecilia Rossi y Leandro Rodríguez Lupo
son estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Anteayer,
un grupo de alrededor de un centenar de estudiantes argentinos había
cumplido su tercer día de huelga de hambre frente a la Embajada mexicana
en Buenos Aires, en Larrea al 1200, acampando en carpas y exigiendo la
liberación de los detenidos en México: �Así podemos contribuir a
mantener alta la moral de los estudiantes mexicanos, de sus familiares y
la de los argentinos presos�, habría dicho uno de ellos.
Al ser dejados en libertad, las autoridades no especificaron si los cuatro
extranjeros serán expulsados del país por haber participado en una
actividad que, según el derecho mexicano, no podían realizar. La huelga
universitaria fue foro para diversos reclamos, pero el eje convocante fue
el aumento del arancelamiento, que si bien fue modesto pareció a muchos
estudiantes y profesores la punta de lanza de un ataque más estructural
contra la universidad más numerosa de América latina.
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