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DOS BOQUETEROS APUNTARON A LA POLICIA. UNO ESTUVO DESAPARECIDO
Los acusados se lanzaron a acusar

Uno de ellos acusó al ex comisario Navedo de pedirle un millón para desincriminarlo. Contó además que estuvo desaparecido en la dictadura. El otro también aseguró que la policía le robó.

Jorge Pomponi contó una desconcertante historia sobre su pasado como agente de la SIDE.
Dijo que estuvo 11 meses desaparecido; luego prestó testimonio ante la Conadep.


Por Carlos Rodríguez

t.gif (862 bytes) La Policía Federal fue acusada de apremios ilegales y robo por dos de los cuatro �boqueteros� juzgados por haber saqueado, en 1997, las cajas de seguridad del Banco Crédito Argentino. La denuncia tuvo nombres y apellidos: Carlos Navedo �ex director de Comisarías�, Ricardo Daniel Mangas y Roque Purita. El comisario Navedo fue también imputado de pedirle a Jorge Francisco Oscar Pomponi, uno de los detenidos, la suma de �un millón de dólares� para desincriminarlo. El otro denunciante de la policía fue Norberto García, suboficial retirado de la repartición. Pomponi agregó datos desconcertantes de su vida: en 1977 pasó 11 meses en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) como �detenido-desaparecido� aunque era miembro �operativo� de los grupos que hacían desaparecer personas; en 1984 fue denunciado por el gobierno de Raúl Alfonsín como miembro de una �banda de ultraderecha� que atentaba contra el orden constitucional y ahora lo acusan por �robo calificado y en banda�. Cambiante historia la de Pomponi.
Los únicos que accedieron a ser indagados en el juicio oral fueron García y Pomponi, mientras que Rene Riviere y Antonio Mandaradoni se negaron a hacerlo, leyéndose en la audiencia (ver aparte) sus dichos en la etapa de instrucción. El suboficial retirado de la Federal Norberto García se declaró �inocente� y aseguró que durante su detención, en el domicilio donde vivía con sus padres, los policías le robaron una suma indeterminada de dinero y �una bolsa llena de objetos de oro�, entre ellos una cadena de 80 gramos, con sus iniciales, que tenía desde hacía 30 años.
García sostuvo que el jefe del operativo �Navedo� sometió a sus padres �a apremios psicológicos� y cuando él reclamó por el robo le dijeron: �Te vamos a dar bolsa�, es decir colocarle una bolsa de plástico en la cabeza para producirle asfixia. El comisario a cargo le advirtió: �No te hagás el loco porque te siembro (en la jerga policial significa poner objetos que incriminen al detenido) y te enchufo hasta las pelotas�.
García, que llegó a ser custodio del ex ministro del Interior radical Antonio Tróccoli, admitió que el fin de semana del robo �4 y 5 de enero de 1977� anduvo rondando por la Recoleta, cerca del escenario del delito que se juzga, pero en plan de �reconciliación amorosa� con su novia, María Gómez. Según el acusado, el sábado y el domingo estuvo con su amor �en un hotel� de Recoleta, del que salió apenas para comer, ir al cine o pasear por el centro cultural. De robar ni hablar.
Su declaración trastabilló cuando quiso justificar la enorme cantidad de herramientas �que podrían haber sido utilizadas para hacer el túnel y el boquete� que había en su casa. �Mi padre tiene un taller de matricería y carpintería�, dijo, aunque admitió que su progenitor, de 78 años, ya está jubilado. El fiscal Oscar Ciruzzi le preguntó, sembrando dudas, cómo es que su padre siguió comprando herramientas modernas estando jubilado y cobrando, según García, una mensualidad de apenas 150 pesos.
�Nosotros nos ayudamos�, respondió el imputado. Como todos los detenidos demostró poca confianza en los sistemas de seguridad bancaria, ya que tenía objetos de gran valor en su domicilio, entre ellos la suma de 8000 dólares en efectivo, además del monto que le habría sustraído la policía.
El testimonio de Pomponi fue extenso y puntilloso hasta la exasperación. Confirmó que en 1969 ingresó a la SIDE, donde su padre, Joaquín Pomponi, era �jefe operativo del único grupo legal� (sic) de esa dependencia. Según él, fueron secuestrados y llevados a la ESMA porque se negaron �a llevar a cabo la famosa desaparición de personas�. Admitió, sin embargo, que la acusación en contra de los dos fue la de participar en una típica mejicaneada luego de un operativo �contra la subversión�.
Por cualquiera de esos motivos, estuvo 11 meses �chupado� en la ESMA y en 1984 se presentó ante la ex Conadep para denunciar su caso, según dijo en la audiencia y pudo confirmar luego este diario en fuentes oficiales. Pomponi adjudicó la situación vivida durante la dictadura a la lucha entablada entre �distintos grupos de la llamada comunidad informativa� de los servicios de inteligencia. Citó como al pasar los nombres del generalCarlos Suárez Mason, el almirante Emilio Massera y el contraalmirante Rubén Chamorro, ex jefe de la ESMA, vértices de un triángulo poco amoroso. �Yo me pregunto por qué estoy acá y quizás sepa quién me mandó acá�, dijo enigmático. Después se refirió al pedido del gobierno de Alfonsín que lo puso otra vez bajo sospecha, esta vez en democracia, y acusado de integrar una �célula de ultraderecha�. Por eso responsabilizó al comisario Habib, un ex miembro de los grupos de tareas de la dictadura que luego fue reciclado por el POC (Protección del Orden Constitucional), organismo creado por el gobierno radical que se emparentó con �estrellas� de los grupos de tareas como Raúl Guglielminetti.
�Y ahora aparezco de nuevo yo. ¿Por qué yo?�, se preguntó Pomponi en el momento culminante de su alegato defensista, que tuvo un marcado tono teatral, con modulaciones en la voz y las manos en permanente movimiento. El también tenía 13.500 dólares en la mano cuando fue detenido, en un operativo a cargo del principal Ricardo Daniel Mangas.
Aseguró que Navedo, en presencia del subcomisario Purita, le pidió �un millón de dólares� para desincriminarlo. Los policías acusados serán testigos en la causa. Pomponi anunció que en algún momento del juicio develará un estudio de su autoría que echaría por tierra la validez de las escuchas telefónicas que incriminan a los cuatro boqueteros. Otro detalle que pinta la personalidad de Pomponi: tenía un �fotógrafo personal� que lo retrataba junto a personalidades como Carlos Menem, Zulemita, Diego Armando Maradona y tantos otros.

 


 

UNA MADRE RECUPERO A SU HIJA, RETENIDA POR EL PADRE
Ucrania es un viaje de vuelta

Para la madre de Maira, una nena de tres años, la espera de nueve meses para reencontrarse con su hija no fue dulce pero valió la pena. La chica llevaba ese tiempo retenida por su padre en Ucrania. Ayer, la mujer volvió con la nena al país gracias a las gestiones que realizó la Defensoría Pública de Menores e Incapaces de la Capital Federal, que permitieron dar con el paradero de Maira y luego conseguir la restitución. Apenas pisaron suelo argentino, el juez civil Silvio Pestalardo prohibió la salida del país de la menor y le otorgó la tenencia a su madre.
A mediados del año pasado, el padre de Maira había pedido un permiso legal para llevarla por 45 días a la ciudad ucraniana de Lviv para que conociera a su familia paterna. Stella Maris, la madre de la chica, aceptó el pedido y le otorgó una autorización ante un escribano público. La pareja había tenido recientemente un segundo hijo que no realizó el viaje. Una vez cumplido el plazo, el padre, un marino de 33 años, regresó a la Argentina pero sin Maira, que quedó a cargo de sus familiares en Lviv. Para evitar toda acción legal que pudiera perjudicarlo, el hombre amenazó a Stella Maris diciéndole que si lo denunciaba iba a llamar a su hermana para que llevara a Maira a otra ciudad ucraniana.
A pesar de las advertencias, la madre realizó en octubre una denuncia ante la Defensoría de Menores. El defensor oficial Atilio Alvarez intervino en el caso y comenzó a gestionar, a través del Consulado argentino en Kiev, la búsqueda y restitución de la menor. El 2 de noviembre, Stella Maris logró hablar telefónicamente desde la Defensoría Oficial con una tía paterna de Maira. Pocos días después, las autoridades judiciales detectaron el domicilio donde estaba alojada la niña. Luego, Alvarez tramitó vía diplomática un exhorto público en el que le requirió al juez competente de Lviv la inmediata restitución de la niña al seno del hogar materno.
Ayer a la mañana, al llegar a Ezeiza con su hija, Stella Maris manifestó emocionada estar �muy contenta. Estuve nueve meses separada de mi hija y fue algo muy fuerte el haber tenido que vivir esta situación. Yo pensé que iba a ser imposible recuperarla, pero hubo mucha gente que me ayudó�. La madre reconoció que su hija �había sido bien cuidada por los parientes de su padre�, aunque confesó tener �miedo que el padre intente quitármela en la Argentina�.

 

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