Por Carlos Rodríguez
La
Policía Federal fue acusada de apremios ilegales y robo por dos de los
cuatro �boqueteros� juzgados por haber saqueado, en 1997, las cajas de
seguridad del Banco Crédito Argentino. La denuncia tuvo nombres y
apellidos: Carlos Navedo �ex director de Comisarías�, Ricardo Daniel
Mangas y Roque Purita. El comisario Navedo fue también imputado de
pedirle a Jorge Francisco Oscar Pomponi, uno de los detenidos, la suma de
�un millón de dólares� para desincriminarlo. El otro denunciante de
la policía fue Norberto García, suboficial retirado de la repartición.
Pomponi agregó datos desconcertantes de su vida: en 1977 pasó 11 meses
en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) como �detenido-desaparecido�
aunque era miembro �operativo� de los grupos que hacían desaparecer
personas; en 1984 fue denunciado por el gobierno de Raúl Alfonsín como
miembro de una �banda de ultraderecha� que atentaba contra el orden
constitucional y ahora lo acusan por �robo calificado y en banda�.
Cambiante historia la de Pomponi.
Los únicos que accedieron a ser indagados en el juicio oral fueron
García y Pomponi, mientras que Rene Riviere y Antonio Mandaradoni se
negaron a hacerlo, leyéndose en la audiencia (ver aparte) sus dichos en
la etapa de instrucción. El suboficial retirado de la Federal Norberto
García se declaró �inocente� y aseguró que durante su detención,
en el domicilio donde vivía con sus padres, los policías le robaron una
suma indeterminada de dinero y �una bolsa llena de objetos de oro�,
entre ellos una cadena de 80 gramos, con sus iniciales, que tenía desde
hacía 30 años.
García sostuvo que el jefe del operativo �Navedo� sometió a sus
padres �a apremios psicológicos� y cuando él reclamó por el robo le
dijeron: �Te vamos a dar bolsa�, es decir colocarle una bolsa de
plástico en la cabeza para producirle asfixia. El comisario a cargo le
advirtió: �No te hagás el loco porque te siembro (en la jerga policial
significa poner objetos que incriminen al detenido) y te enchufo hasta las
pelotas�.
García, que llegó a ser custodio del ex ministro del Interior radical
Antonio Tróccoli, admitió que el fin de semana del robo �4 y 5 de
enero de 1977� anduvo rondando por la Recoleta, cerca del escenario del
delito que se juzga, pero en plan de �reconciliación amorosa� con su
novia, María Gómez. Según el acusado, el sábado y el domingo estuvo
con su amor �en un hotel� de Recoleta, del que salió apenas para
comer, ir al cine o pasear por el centro cultural. De robar ni hablar.
Su declaración trastabilló cuando quiso justificar la enorme cantidad de
herramientas �que podrían haber sido utilizadas para hacer el túnel y
el boquete� que había en su casa. �Mi padre tiene un taller de
matricería y carpintería�, dijo, aunque admitió que su progenitor, de
78 años, ya está jubilado. El fiscal Oscar Ciruzzi le preguntó,
sembrando dudas, cómo es que su padre siguió comprando herramientas
modernas estando jubilado y cobrando, según García, una mensualidad de
apenas 150 pesos.
�Nosotros nos ayudamos�, respondió el imputado. Como todos los
detenidos demostró poca confianza en los sistemas de seguridad bancaria,
ya que tenía objetos de gran valor en su domicilio, entre ellos la suma
de 8000 dólares en efectivo, además del monto que le habría sustraído
la policía.
El testimonio de Pomponi fue extenso y puntilloso hasta la exasperación.
Confirmó que en 1969 ingresó a la SIDE, donde su padre, Joaquín
Pomponi, era �jefe operativo del único grupo legal� (sic) de esa
dependencia. Según él, fueron secuestrados y llevados a la ESMA porque
se negaron �a llevar a cabo la famosa desaparición de personas�.
Admitió, sin embargo, que la acusación en contra de los dos fue la de
participar en una típica mejicaneada luego de un operativo �contra la
subversión�.
Por cualquiera de esos motivos, estuvo 11 meses �chupado� en la ESMA y
en 1984 se presentó ante la ex Conadep para denunciar su caso, según
dijo en la audiencia y pudo confirmar luego este diario en fuentes
oficiales. Pomponi adjudicó la situación vivida durante la dictadura a
la lucha entablada entre �distintos grupos de la llamada comunidad
informativa� de los servicios de inteligencia. Citó como al pasar los
nombres del generalCarlos Suárez Mason, el almirante Emilio Massera y el
contraalmirante Rubén Chamorro, ex jefe de la ESMA, vértices de un
triángulo poco amoroso. �Yo me pregunto por qué estoy acá y quizás
sepa quién me mandó acá�, dijo enigmático. Después se refirió al
pedido del gobierno de Alfonsín que lo puso otra vez bajo sospecha, esta
vez en democracia, y acusado de integrar una �célula de ultraderecha�.
Por eso responsabilizó al comisario Habib, un ex miembro de los grupos de
tareas de la dictadura que luego fue reciclado por el POC (Protección del
Orden Constitucional), organismo creado por el gobierno radical que se
emparentó con �estrellas� de los grupos de tareas como Raúl
Guglielminetti.
�Y ahora aparezco de nuevo yo. ¿Por qué yo?�, se preguntó Pomponi
en el momento culminante de su alegato defensista, que tuvo un marcado
tono teatral, con modulaciones en la voz y las manos en permanente
movimiento. El también tenía 13.500 dólares en la mano cuando fue
detenido, en un operativo a cargo del principal Ricardo Daniel Mangas.
Aseguró que Navedo, en presencia del subcomisario Purita, le pidió �un
millón de dólares� para desincriminarlo. Los policías acusados serán
testigos en la causa. Pomponi anunció que en algún momento del juicio
develará un estudio de su autoría que echaría por tierra la validez de
las escuchas telefónicas que incriminan a los cuatro boqueteros. Otro
detalle que pinta la personalidad de Pomponi: tenía un �fotógrafo
personal� que lo retrataba junto a personalidades como Carlos Menem,
Zulemita, Diego Armando Maradona y tantos otros.
UNA MADRE RECUPERO A SU
HIJA, RETENIDA POR EL PADRE
Ucrania es un viaje de vuelta
Para la madre de
Maira, una nena de tres años, la espera de nueve meses para reencontrarse
con su hija no fue dulce pero valió la pena. La chica llevaba ese tiempo
retenida por su padre en Ucrania. Ayer, la mujer volvió con la nena al
país gracias a las gestiones que realizó la Defensoría Pública de
Menores e Incapaces de la Capital Federal, que permitieron dar con el
paradero de Maira y luego conseguir la restitución. Apenas pisaron suelo
argentino, el juez civil Silvio Pestalardo prohibió la salida del país
de la menor y le otorgó la tenencia a su madre.
A mediados del año pasado, el padre de Maira había pedido un permiso
legal para llevarla por 45 días a la ciudad ucraniana de Lviv para que
conociera a su familia paterna. Stella Maris, la madre de la chica,
aceptó el pedido y le otorgó una autorización ante un escribano
público. La pareja había tenido recientemente un segundo hijo que no
realizó el viaje. Una vez cumplido el plazo, el padre, un marino de 33
años, regresó a la Argentina pero sin Maira, que quedó a cargo de sus
familiares en Lviv. Para evitar toda acción legal que pudiera
perjudicarlo, el hombre amenazó a Stella Maris diciéndole que si lo
denunciaba iba a llamar a su hermana para que llevara a Maira a otra
ciudad ucraniana.
A pesar de las advertencias, la madre realizó en octubre una denuncia
ante la Defensoría de Menores. El defensor oficial Atilio Alvarez
intervino en el caso y comenzó a gestionar, a través del Consulado
argentino en Kiev, la búsqueda y restitución de la menor. El 2 de
noviembre, Stella Maris logró hablar telefónicamente desde la
Defensoría Oficial con una tía paterna de Maira. Pocos días después,
las autoridades judiciales detectaron el domicilio donde estaba alojada la
niña. Luego, Alvarez tramitó vía diplomática un exhorto público en el
que le requirió al juez competente de Lviv la inmediata restitución de
la niña al seno del hogar materno.
Ayer a la mañana, al llegar a Ezeiza con su hija, Stella Maris manifestó
emocionada estar �muy contenta. Estuve nueve meses separada de mi hija y
fue algo muy fuerte el haber tenido que vivir esta situación. Yo pensé
que iba a ser imposible recuperarla, pero hubo mucha gente que me ayudó�.
La madre reconoció que su hija �había sido bien cuidada por los
parientes de su padre�, aunque confesó tener �miedo que el padre
intente quitármela en la Argentina�.
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