Por Cristian Alarcón
Encomendados
a Dios y a la Virgen y armados con facas carcelarias, 7 de los 13 presos
que ayer se fugaron de la cárcel de Eldorado después de un motín siguen
escapando por los senderos del monte misionero, tratando de filtrarse
hacia el Brasil, entre una larga cadena de gendarmes que patrullan la zona
con perros. Los internos, con condenas largas por robos a mano armada,
parecen profesar una profundísima fe cristiana que los llevó hasta a
rezar y cantar salmos durante una huida increíble en la que el cura Luis
González fue usado como chofer del grupo. A punto de entrar a una misa en
uno de los pueblos cercanos a la frenética búsqueda policial que seguía
rastreando fugitivos, anoche González le contó a este diario cómo es
que se subió a la camioneta y tomó el volante para llegar a levantar los
90 kilómetros por hora ��pero sobre tierra y con muchas curvas��
que lo hicieron inalcanzable para la policía provincial.
�¿Qué pensó cuando apretó el acelerador? �le preguntó Página/12.
�Unicamente los encomendé a Jesús para que no perdieran el control, y
por supuesto sentí temor, pero más que por los presos por si la policía
u otra fuerza no cumplía con ellos y aparecía en alguna parte a los
tiros �dijo el padre pisando la colorada tierra de su provincia.
Eran las 23.30 del lunes cuando se sucedieron las trompadas con que un
grupo de internos dominó a cuatro guardias de la cárcel de Eldorado, a
unos 210 kilómetros de Posadas. Hacía meses que en el penal había un
sordo malestar por el hacinamiento, la sordidez, la mugre y la mala comida
a la que están sometidos casi 150 presos en una cárcel pensada para poco
más de 40. El propio obispo de Iguazú, monseñor Joaquín Piña, había
pedido una audiencia al gobernador Carlos Rovira. Ayer el cura González,
miembro de la Pastoral Penitenciaria y visitante de la cárcel desde hace
dos años, volvió a describir la situación de los presos: �Es cierto
que viven en condiciones infrahumanas, y en otras están peor que en
ésta. La situación es deplorable. Hace tiempo que veía que la
situación de la cárcel los hacía pensar en sus vidas y en la libertad�.
Los presos de Eldorado lo quieren al padre Luis. Cuando estalló el
conflicto no pasaron más de dos horas hasta que pidieron que él y otros
dos sacerdotes de la Pastoral fueran al penal. Casi sin darse cuenta, los
curas se transformaron en los mediadores del motín. Estuvieron allí
desde la madrugada, casi no habían dormido cuando se acercaba el fin de
las negociaciones. La llegada del ministro de Gobierno Juan Carlos López
pasadas las 14.30 del martes empezó a tranquilizar los ánimos. Primero
López les dejó claro que jamás les entregarían las armas que pedían
para huir, pero enseguida dejó ver que podía ceder a una camioneta en la
que entraran los 13 rebeldes. Resuelto ese punto, los presos pidieron un
sacerdote para que se retirara de la cárcel con ellos. El dedo del obispo
señaló a González: el padre conoce casi uno por uno a los fugitivos y
al vocero de la toma, Alberto Díaz.
�¿Maneja bien padre? �quiso saber Díaz antes que nada.
�No se preocupen, hijo, manejo desde los 12 �lo tranquilizó él.
Los presos accedieron a canjear a uno de los guardias por el cura. Le
tocó la suerte a Pantaleón Mendoza. Quedaron como rehenes Arlindo Flex y
Luis Enrique Bogado. A las 18.54 el capo Díaz salió con un guardia
agarrado del cogote, apuntándolo con una faca. La policía se había
retirado unos cincuenta metros, hasta volverse invisible. Y tal como se
había acordado no disparó. En medio minuto los 13 presos estaban arriba.
El padre Luis al volante y como copilotos Bogado, Díaz y otro de los
capos, Juan Ramón Cardozo. Por radio se escuchaba a Díaz que desde un
celular pedía que le ubicaran a su �señora�, Liliana Padilla, una
evangelista con la que se casó en prisión hace seis años.
�A la izquierda, para el río no, para el otro lado�, ordenaba Díaz.
�Todo va a salir bien, ustedes tranquilos�, lo calmaba González. �Más
fuerte, padre, más fuerte�, insistían los presos. El cura llegó a
levantar 90 por hora. Los seguían de cerca tres móviles periodísticos.
La policía,que partió a la distancia suficiente como que no los vieran
desde la camioneta, nunca logró acercársele. La tensión en la cabina se
descomprimió cuando González propuso rezar �para pedirle a Jesús que
nos proteja de la policía�, y los presos se engancharon. Primero el
Padrenuestro, luego el Ave María. Ya místicos, entonaron una canción a
María y el clásico �Pescador de hombres�: �Tú has venido, señor,
me has mirados los ojos, no has buscado, ni a pobres ni a ricos, sólo
quieres que yo te siga�, tararea el padre casi tarde para la última
misa del día, a poco de la frontera donde los ladridos de los perros
seguían alborotando anoche el territorio por donde corrían todavía 7
hombres cansados pero �expertos� en caminar entre la maleza �desde
que eran gurises� jugando en el monte.
Siete hombres aún huyen
Doscientos hombres, entre gendarmes y
policías, continuaban anoche rastrillando a pie, con vehículos
especiales, lanchas y un helicóptero una zona de 110 kilómetros
cuadrados en la semiselva misionera en la que 7 de los 13 fugados
todavía siguen escapando. El último de los apresados, ayer pasadas
las 19.40, fue Eliseo Dos Santos, uno de los líderes del motín.
Según fuentes policiales misioneras, los reos que siguen libres son
los que más conocen el terreno. Los que fueron encontrados lucharon
contra el tiempo y contra la semiselva en cuyos vericuetos terminaron
acorralados.
Mientras, en la provincia la resolución del motín fue reivindicada
ayer por el gobernador Carlos Rovira, del PJ, y por el secretario
general del Servicio Penitenciario, Guillermo Snaider. �Hay
conversaciones encontradas pero la gran mayoría apoya la decisión
porque lo que se consideró fue la vida humana �le dijo ayer a
Página/12�. Si ponemos en una balanza otro factor, aunque sea la
libertad de esos internos, entramos en riesgo, y ante la menor
posibilidad de que hubiera perdidas de vida preferimos no disparar. Si
no tendríamos otro Ramallo, y ahí sí no creo que haya posiciones
encontradas.� Sobre los reclamos de los presos Snaider también
aprovechó para las propias facturas: �No tenemos la intención de
esconder que el sistema fue marginado y las consecuencias están a la
vista�. |
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