Por Horacio Cecchi
Miguel
Abraham tiene 41 años y una historia que no tiene nombre. Vive con Nancy,
su mujer, es el feliz padre de seis hijos, y trabaja desde hace dos
décadas como chofer de micros en Cipolletti. Pero toda vida tiene una
astilla y la de Abraham es que comparte desventajosamente su identidad.
Hace 21 años le robaron el DNI y desde entonces otro Miguel Abraham que
no es él lo anda anticipando en su destino. Miguel Abraham jamás pudo
votar, porque Miguel Abraham ya había votado. Con Nancy no pudo casarse
porque Miguel Abraham ya estaba casado con otra. Y peor aún: el Miguel
Abraham trucho tuvo la feliz idea de tener hijos que fueron inscriptos con
el apellido correspondiente, es decir, Abraham. Cuando el verdadero
Abraham hizo la denuncia le retuvieron el documento, igual que al falso
Abraham. Pero éste sacó un nuevo DNI con su nombre real, mientras que
nuestro héroe sigue deambulando por la vida como un nómade sin su
verdadera identidad.
Nancy Jara (35) y Miguel Abraham �a partir de ahora Miguel Abraham (v de
verdadero)� se conocieron hace 20 años. El acababa de entrar como
chofer de micros de la empresa La Cipoleña, y se conocieron como
correspondía, durante un viaje en colectivo. Miguel venía de trabajar en
el corralón Cipolletti, donde inició su tortuoso síndrome patronímico.
�Fue en el �79 �hace memoria Abraham (v)�. Para entrar al
corralón había que dejar las pertenencias en un casillero. Un día me
encontré con que mi documento no estaba. Me lo habían robado.
Abraham (v) hizo la denuncia correspondiente y comenzó el trámite del
duplicado, que poco después le fue entregado. Por ese tiempo su vida
siguió siendo la de un Miguel Abraham a secas, ni falso ni verdadero.
Hasta que se estrenó la democracia y con ella la primera elección y para
Abraham (v) el primer mal trago. Porque no pudo votar. No lo dejaron.
�Cuando fui a la mesa, el fiscal me dijo que ya había votado �explicó
�. Le discutí que no, pero me enseñó la planilla y ahí estaba
marcado el voto.
Fue en ese momento que supo que un DNI triplicado estaba circulando en la
misma ciudad donde él vivía. La escena fue la primera pero no la
última. En cada una de las elecciones siguientes, Abraham (v) soñó
tozudamente con el cuarto oscuro. Pero soñó porque nunca logró entrar.
Su propia sombra siempre lo anticipaba.
�Cuando venga alguien con el DNI de mi marido deténganlo, no lo dejen
votar �reclamó en una ocasión Nancy al fiscal de mesa.
Pero, llamativamente, en esas elecciones Miguel Abraham �a partir de
ahora Miguel Abraham (t de trucho)� no se presentó a votar. Todo quedó
en la nada. Cuatro años después del primer mal trago ya habían nacido
Marcelo y Miguel (h), y Nancy y Miguel (v) decidieron que era hora de
formalizar su matrimonio. Pero a la pareja no le fue dada la posibilidad
de recordar la fecha de su aniversario. Porque no lo tuvieron.
�No me acuerdo el día �trata de hacer memoria Abraham (v)�, fue en
el �87. Nos casábamos a las 11. Llegamos media hora antes. En eso la
delegada del Registro Civil en Cipolletti me llamó a un cuarto aparte.
�Venga, Miguel, venga �le dijo aquel día la delegada Ana María
Pérez-. Miguel, usted no se puede casar.
�¿Cómo que no? �respondió él.
�Porque usted ya se casó.
�¿Cómo que ya me casé? �preguntó incrédulo mientras Pérez
amenazaba con detenerlo y le extendía la copia de una partida de
casamiento en la que él, Miguel Abraham, contraía matrimonio con Norma
Pradena. Por entonces la tal Norma tenía 19 años, y en el acta aparecía
la firma de su padre, quien según la documentación debía ser suegro de
Miguel (v) pero a quien nuestro héroe jamás había conocido.
�También figuraban Antonio Abraham y Estela Aguilera �recordó Nancy.
�¿Quiénes son? �preguntó Página/12.
�Los padres de él. Mis suegros.
�¿Los verdaderos? �Sí �respondió ella�. Y la casa de ellos
figuraba como domicilio del matrimonio.
Al día siguiente, Pérez, que conocía a Abraham (t) por haberlo casado,
fue a su trabajo y retuvo su documento. Llamó a Abraham (v) y le mostró
la foto. Fue entonces que se enteró que Abraham (t) es Gustavo Jara. �Pero
este muchacho trabajaba conmigo en el corralón�, dijo asombrado Abraham
(v), que no pudo evitar que retuvieran también su DNI duplicado.
Pasaron los años y la vida de Miguel siguió su rumbo, haciendo malabares
para renovar su registro, impedido para sacar un crédito. En una
ocasión, Nancy fue a pedir el DNI de su marido para realizar un trámite.
�Se lo presto �le dijo Pérez�, pero tráigalo de vuelta porque no
sirve.� Nancy jamás lo devolvió, pero Miguel (v) lo guarda como una
reliquia de sí mismo, porque no le sirve para otra cosa que para
recordar. Y llegaron seis hijos más: Pamela (12), Cynthia (10), Romina
(8), Soledad (5) y dos herederos de parte del matrimonio Abraham
(t)-Pradena, a los que jamás conocieron pero que Abraham (t) inscribió
con su DNI trucho, es decir, figuran con el apellido Abraham.
En cinco ocasiones hicieron la denuncia. Y una vez llegaron hasta un
juzgado de Roca. Juez, secretario, y empleados los rodearon para
preguntar: �¿En serio? No se puede creer. Cuéntelo de nuevo�.
Jara ahora decidió adoptar su propia identidad, sacó un DNI a su nombre
y vive también en Cipolletti, con su mujer Norma y dos hijos que son
suyos pero que no tienen su apellido.
Miguel Abraham (v) vive en la misma ciudad, con su mujer Nancy y seis
hijos propios, pero sin DNI porque jamás le entregaron uno nuevo.
UNA LEY OBLIGA A REMOVERLOS
No más autos abandonados
La Legislatura
porteña transformó en ley el proyecto presentado por Aníbal Ibarra por
el cual el Gobierno de la Ciudad deberá retirar de las calles todos los
vehículos abandonados. Alrededor de 5 mil autos en total estado de
deterioro están diseminados por diferentes barrios, transformándose en
�receptores de residuos con graves consecuencias para la salud y el
medio ambiente, en especial la transmisión del dengue�, cita en sus
fundamentos la nueva legislación.
En las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud se
hace mención al dengue y a los sitios donde suele depositar sus huevos el
mosquito Aedes aegypti, transmisor de la enfermedad. Entre esos focos
contaminantes figuran los automóviles inservibles, a los que la OPS
recomienda retirar de la vía pública.
La norma indica que se realizará una primera intimación al propietario
para retirar el vehículo en 10 días hábiles. De no hacerlo, se le
aplicará una multa y se le cobrarán los gastos de remoción y depósito.
En caso de que exista denuncia de robo, o tramitación judicial, se
informará al juzgado correspondiente. Una vez trasladado al depósito se
realizará una segunda intimación que otorga 15 días para el retiro del
depósito municipal donde se encuentre el vehículo. Vencidos los plazos,
el auto será desinfectado, desguazado y compactado.
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