|
Astiz había entrado muy serio,
vestido con un traje y una corbata azul oscuro y una camisa celeste.
Soportó los gritos sin mirar hacia atrás --donde estaban los muchachos--
y con una mueca de desagrado en el rostro. La acción de los HIJOS tomó
por sorpresa a los policías que custodiaban la sala, quienes tardaron un
momento en reaccionar. Después se armó el revuelo, algunos jóvenes
intentaron acercarse al acusado. "El ángel rubio" quiso salir
pero los HIJOS estaban cerca de la puerta. Finalmente un par de policías
lo ayudaron a escabullirse a otro salón por una salida lateral. Los
agentes sujetaron a algunos chicos y los desalojaron de la sala. La misión
estaba cumplida. El grupo se retiró cantando por los pasillos de los
Tribunales de Comodoro Py.
Veinticinco minutos después, Astiz volvió al recinto. En seguida,
ingresó el juez federal Claudio Bonadío, quien anunció que ordenaría
la presentación de una denuncia por los incidentes ante el juzgado de
turno, que resultó ser el de María Servini de Cubría.
"Soy el hombre mejor
preparado técnicamente para matar a un político o a un periodista."
"Todos los días vienen a verme camaradas a decirme que debería
liderar un levantamiento." "¿Sabés por qué mata un milico?
Por un montón de cosas, por amor a la patria, por orgullo, por machismo,
por obediencia." Estas son algunas de las frases de Astiz publicadas
a mediados de enero de 1998 por la revista trespuntos. Las palabras
provocaron más de una decena de denuncias por amenazas y apología del
delito. El reportaje también le valió la destitución de la fuerza.
Gabriela Cerruti, autora de la nota, Héctor Timerman, director de
la revista en ese momento y el capitán de navío Aurelio "Zaza"
Martínez, quien hizo de contacto entre el ex marino y la periodista
fueron los testigos de la primera audiencia del juicio, que fue
presenciada por unas veinte personas, en una sala en la que había lugar
para más de cien. Entre los asistentes estaban Beatriz Roux, de la
agrupación de familiares de franceses desaparecidos, y el abogado Horacio
Méndez Carreras, quien fue representante de la familia de las monjas
francesas Alice Domon y Leonie Duquet. Posteriormente se hicieron
presentes el juez Adolfo Bagnasco y la subsecretaria de Derechos Humanos,
Diana Conti.
Astiz optó ayer por no
contestar preguntas pero ratificó lo que había declarado ante el juez
durante la etapa de instrucción. Apenas dijo unas pocas frases.
"Niego haber manifestado las expresiones que se me atribuyen. No se
corresponden con mi forma de expresar ni de sentir. La señora Cerruti me
engañó a mí y a sus lectores", afirmó nervioso el ex marino, que
se presentó como "un desocupado".
La defensora oficial Perla Martínez de Buck pretende probar que
Astiz nunca concedió un reportaje sino que tuvo una "charla
informal" con la periodista y que no sabía que sus dichos iban a ser
publicados. Es que para que exista el delito de "apología" el
acusado debe haber tenido intención de que sus palabras fueran públicas.
De todas maneras, por si ese plan falla, Astiz --quien no niega haberse
reunido con Cerruti-- argumentó que sus frases fueron deformadas y
cambiadas.
Cerruti, por su parte, ratificó
que todas las palabras atribuidas a Astiz eran "textuales" y
que, aunque el encuentro se había mantenido en un clima informal, el
represor sabía que la conversación iba a ser publicada. Las preguntas
que Martínez de Buck le hizo a la periodista reflejaron una tercera
estrategia, la de sugerir que Cerruti mintió para perjudicar al ex marino
porque lo odia o porque recibió un beneficio material por ello.
Pedro Bianchi, ex abogado y
amigo personal de Emilio Eduardo Massera y representante de Miguel
Etchecolatz, estuvo presente durante la audiencia y se lo vio conversando
en repetidas ocasiones con la defensora oficial de Astiz. En primera fila
también había una joven morocha y alta vestida toda de negro y con mucho
maquillaje que se acercó durante un intervalo para darle un beso al
represor.
--¿La revista trespuntos
acostumbra a efectuar publicaciones erróneas? ¿Es costumbre suya mentir
y engañar a los lectores? --interpeló la defensa.
--Está agrediendo al testigo
--manifestó Bonadío y eximió a la periodista de contestar.
A su turno "Zaza"
Martínez llamó "charla" a la reunión entre Cerruti y Astiz
pero admitió que le dijo al ex marino que utilizara la ocasión para
"limpiar su imagen".
Martínez de Buck quiso saber por qué Cerruti escribió que el
Hotel Naval era uno de los pocos lugares en el que le decían señor a
Astiz.
--Como era capitán, supongo
que en otros lugares le dirían capitán --dijo la testigo.
--El tribunal percibe una cierta ironía en la respuesta --dijo el
juez. EL
JEFE DE EJERCITO FUE CITADO
COMO TESTIGO Por
Adriana Meyer
En octubre de 1997 un sargento
retirado del Ejército llamado Nelson Ramón González aseguró por
televisión que Ricardo Zucker --hijo del actor Marcos Zucker-- estaba
enterrado en Campo de Mayo. Zucker había regresado al país y fue
apresado en febrero de 1980 junto con su esposa, Marta Libenson, y Julio César
Genoud. Todos habían vuelto a la Argentina como parte de un plan de la
conducción de Montoneros para tratar de reanudar la lucha contra los
militares. Mónica Pinus, Horacio Campliglia, Lorenzo Viñas y el padre
Jorge Adur también integraron la "contraofensiva" y fueron
secuestrados en la frontera de Uruguayana. Tras la revelación del
sargento, la ex secretaria de Derechos Humanos Alicia Pierini hizo una
denuncia para establecer la verdad sobre el destino de esos cuerpos.
En esa causa, Bonadío solicitó el "Plan de Capacidades,
orden interno", es decir, el detalle del despliegue operativo del Ejército
en aquella época, y las modificaciones específicas dado que los manuales
se adaptaron durante la dictadura para la lucha antisubversiva con
modificaciones operativas, logísticas y de inteligencia. La respuesta que
el juez recibió del secretario general del Ejército, general Eduardo
Alonso, señaló que "no obran copias de los planes militares que
fueron ejecutados". Y agregó que tampoco hay archivos de los
"reglamentos de entrenamiento de los oficiales en actividad sobre
lucha con fuerzas regulares o irregulares".
Uno de los colaboradores más
cercanos al juez aseguró a Página/12
que la contestación del Ejército fue "irrespetuosa". "Lo
que más le molestó a Bonadío es que le tomen el pelo porque nosotros
sabemos que ese material aparece en otra causa judicial", confió el
informante. Y agregó que "no pedimos la lista de los desaparecidos
sino bibliografía esencial de la historia de la defensa nacional". Algunos de los familiares de los desaparecidos están prestando declaración testimonial. Bonadío pidió el año pasado que Estados Unidos y Brasil entreguen información relacionada con el Plan Cóndor y vinculada con estos casos. Si bien no está imputado, el ex jefe del Ejército Cristino Nicolaides es considerado una pieza clave porque en una conferencia de prensa reconoció que "había desarticulado dos células guerrilleras que habían logrado ingresar al país (...) Yo he tenido la oportunidad de hablar con uno de esos delincuentes y puedo asegurar que tienen un alto nivel de preparación en todos los sentidos".
|