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Aunque formalmente el debate
Gobierno-empresas recién comienza, hay varios puntos que tienen un
principio de definición. La administración de la Alianza intentará
corregir lo que habían pactado Trenes de Buenos Aires, Trenes
Metropolitanos y Ferrovías con la gestión menemista, aunque trabajará
sobre el mismo esquema de más plazos y más tarifas. En la futura versión
contractual también habrá aumentos tarifarios y extensión de los plazos
de concesión. Pero la condición para ajustar el precio del boleto será
que primero se hayan realizado las inversiones que los justifiquen.
Mientras que la prórroga de los contratos será seguramente menor a los
veinte años adicionales que habían pactado las empresas con el gobierno
anterior.
La misma firmeza inspira la
idea del ministro de que todo el equipamiento se realice a través de
proveedores locales. La semana pasada, el Estado y los adjudicatarios
firmaron un acta acuerdo por el que se comprometieron a suspender por tres
meses la aplicación de los nuevos contratos firmados con el gobierno
anterior y que, en algunos casos, la Justicia había bloqueado. En este
convenio, las partes convinieron "armonizar las especificaciones para
la adquisición de bienes y servicios, con el objeto de aumentar la
capacidad de participación de la industria nacional".
Pero mientras Gallo se deleita con la idea de convertirse en un prócer
de la industria pesada argentina, para los concesionarios aquel postulado
es casi retórico y sólo puede respetarse con ciertas restricciones. TBA
(Mitre y Sarmiento) asegura que no es posible unificar al proveedor de
coches, entre otras cosas, porque cada línea tiene características
singulares. Sin embargo, es a quien mejor le vendría una imposición de
este tipo: Emprendimientos Ferroviarios, de su propiedad, es la única en
condiciones de producir carrocería, aunque no los boogies, donde ésta se
asienta. Metropolitano (Roca, San Martín y Belgrano Sur) también
considera que los funcionarios "no pueden plantear como una
exigencia" el compre nacional, pero por ahora tiene suspendida la
negociación con proveedores de Europa y Japón, a quienes les habrían
comprado nuevas unidades.
El propio secretario de
Transporte también considera imposible un compre local en sentido
estricto, entre otras cosas porque en la Argentina no hay quien fabrique
íntegramente un coche. Pero sí está dispuesto a imponerles a las
empresas un sistema de provisión por el cual se ensamble en estas tierras
mucho de lo que se compre en el exterior.
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