Un
chico de 15 años hacía surf en Playa Grande. Una turista caminaba en la
arena de La Serena. Ambos murieron por un rayo. |
En la costa, sobre la playa
donde el piberío más joven de Mar del Plata se junta a surfear, nadie
entendía nada. Nadie. A las cinco de la tarde, sabían que el Servicio
Meteorológico había dictado un alerta. Esa información habitualmente se
comenta entre los deportistas antes de montar las olas. Pero en Mar del
Plata ayer la tormenta se preveía como diluvio cortito, fuertísimo pero
corto. Por eso nadie se movió de la playa. "En la tormenta de la
semana pasada --cuenta el entrenador-- les dije a los chicos que salieran
del agua, por las dudas." Ese recaudo en Playa Grande fue silenciado.
Eran varios junto a Javier los que seguían en el agua cuando había
comenzado la lluvia. Defensa Civil informó el horario preciso en que cayó
el rayo: 17.10. Le dio a Javier.
A quince kilómetros de allí,
Soledad acababa de pasar el rato de lluvia metida en el agua. Afuera, en
la arena, estaba una hermana, su cuñado y su novio. Sus padres
prefirieron seguir en la casa donde descansaban desde hacía cinco días.
La familia vive en General Pacheco, en la provincia de Buenos Aires.
Cuando el rayo pegaba en la tabla de Javier, la chica salía del agua.
Caminó un poco sobre la arena mojada, en la orilla, y se detuvo. Tenía
una tobillera de metal en el pie. "El rayo hizo la descarga sobre el
metal porque tenía el tobillo izquierdo quemado", explicó a este
diario un oficial de Policía.
Guillermo Valotto, jefe de
Defensa Civil marplatense, aseguró que no ocurría un accidente como el
de ayer desde finales de la década del `80. "En aquel momento
--dice--, un rayo mató a un jugador de fútbol."
La playa donde murió Soledad
está alejada del centro. Para intentar salvarla, desde el balneario se
llamó a una ambulancia. Diez minutos después se iniciaron, en vano, las
rehabilitaciones.
Al otro lado del faro, hacia el
centro de la ciudad, los amigos de Javier lo buscaban en el agua. Los
guardavidas de la playa también estaban adentro. Javier los conocía
desde hacía tiempo, era de Mar del Plata y ésa era la playa donde paraba
cada día. En octubre había, incluso, formalizado contactos con los
entrenadores de la escuela de surf de esa playa. "Javier participó
del intercolegial y yo lo conocí ahí", vuelve a contar el
entrenador. El hombre fue uno de los que estuvo mar adentro, rastreando a
diez metros de la costa el cuerpo extraviado de Javier. Buscaron un rato,
todos: "Habíamos visto cómo se daba vuelta --dijo--, pero después
no lo vimos más: lo buscamos hasta que apareció al lado de
nosotros." Estaba ya muerto.
En la playa La Serena, hacia el sur, oficiales de la comisaría
quinta tomaron declaración a una hermana de Soledad. "Creo que el
rayo me pasó a mí también muy cerca, pero la mató a ella", dijo.
La intromisión de los dos
rayos en Mar del Plata fue observada con sesgo de pánico. "Es increíble",
dijo un guardavidas y la definición, breve, parece resumir lo que se
escuchó a lo largo del día en cada playa, en cada lugar. Incluso entre
autoridades y policías.
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