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El secretario de Culto de la
Nación, Norberto Padilla, dijo ayer a Página/12
que "el del aborto es uno de los temas de coincidencia entre la
Argentina y la Santa Sede". Consultado sobre si se mantendrá la enérgica
y activa posición antiabortista que el gobierno del presidente Menem
sostuvo en los foros internacionales, el funcionario contestó que esa
definición "excedería mis funciones: la posición de la Argentina
en cada encuentro se definirá según los documentos que deban discutirse;
los matices se verán en cada oportunidad, pero la línea es la del
discurso del doctor De la Rúa en el Alvear".
Se refería a las declaraciones
que el actual mandatario formuló el año pasado, cuando era candidato, en
el Encuentro de Políticos y Legisladores de América latina organizado
por la Santa Sede en el Hotel Alvear. En esa oportunidad, De la Rúa
manifestó que "la vida debe ser protegida y defendida desde la
concepción" y ratificó su "posición de siempre contra el
aborto, al que excluyo claramente como un método de control de la
natalidad o una alternativa válida ante un embarazo no deseado". El
actual mandatario se comprometió también a "crear una asignación
económica para la mujer durante el embarazo y después del parto".
Padilla también habló sobre
el "Día del Niño por Nacer", que la administración anterior
instituyó para el 25 de marzo desde el año pasado: "El decreto está
en vigencia y no se proyecta derogarlo: estamos pensando cómo hacer
efectiva la recordación, tratando de que no tenga una connotación
centralmente religiosa, ya que el tema interesa a la sociedad en
general".
Así planteadas las cosas,
Virginia Franganillo, ex presidenta del Consejo Nacional de la Mujer, señaló
que "ahora la pregunta es si este alineamiento con la Iglesia va a
implicar una política activa explícita, como fue durante el mandato de
Menem". En cuanto al "Día del Niño por Nacer",
Franganillo estimó que "es algo que no tiene expresión en la
sociedad: no le veo impacto o posibilidad de aplicación".
La legisladora porteña Dora
Barrancos, del Frepaso, destacó que "un secretario de Culto tiene
que vérselas con todos los cultos: el punto de vista sobre el aborto no
es el mismo en todas las confesiones, y hay iglesias protestantes
tradicionales que no comparten la idea de que la vida específicamente
humana se inicia en la concepción". Respecto de un alineamiento con
la Santa Sede, "es claro que las normas religiosas son de carácter
íntimo, su resorte fundamental corresponde a la esfera privada".
En cuanto al "Día del Niño
por Nacer", Barrancos lo toma como "un dislate absolutamente
criollo. Y la Alianza, nosotros, no hemos hecho todavía el esfuerzo que
corresponde para que se derogue ese decreto".
La ex convencional
constituyente radical María José Lubertino recordó que "la
plataforma electoral de la Alianza, y el mismo Fernando de la Rúa en su
discurso ante la Internacional Socialista, destacaron la preocupación por
no asumir alineamientos automáticos con otros Estados, como lo fue en
este tema el de Menem con el Vaticano".
Acerca del "Día del Niño
por Nacer", Lubertino afirmó que "Menem lo estableció como una
treta para distraer la atención pública y congraciarse con la jerarquía
eclesiástica. Pero es insólito, ni siquiera el Estado del Vaticano tiene
esa conmemoración, lesiva para las convicciones de parte de la población.
Esa 'celebración' sostiene el prejuicio y la culpabilización contra las
mujeres que llegaron al aborto porque no tuvieron otra salida".
La diputada Elisa Carrió,
aunque se declara "feminista católica y en desacuerdo con la
legalización del aborto", también rechaza el "Día del Niño
por Nacer": "Ese decreto debe derogarse, estoy absolutamente en
contra de la utilización demagógica de estos temas". Carrió destacó
"la urgencia de que se dicte una ley de salud reproductiva que
incluya la educación sexual y el uso de anticonceptivos: los que dicen
estar contra el aborto y también se oponen a una ley así, no permiten
una solución que evite el aborto y, en consecuencia, lo convalidan en la
práctica".
En cuanto a la legalización
del aborto en sí misma, según Barrancos "el debate sólo se
concretará cuando la sociedad argentina pueda traducir en actos la
legitimación del aborto que, de manera tácita, ya ha efectuado. Desde
fines del siglo pasado, esta práctica tiene alta legitimidad en lo
privado: para que esto se traduzca en un debate público, tendrá que
haber un movimiento en la sociedad, y esto sucederá cuando la acción de
muchas mujeres se junte con una fuerte conciencia de parte de los
varones".
Entretanto, destacó Franganillo, "la exigencia mínima es que
haya políticas de prevención, mediante la educación para planificar los
embarazos: no hay que olvidar que más de 500 mujeres por año mueren por
aborto clandestino en la Argentina".
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