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"Fue muy doloroso tomar
esta determinación, porque para mí era una oportunidad única",
cuenta. "El Festival es espectacular, y nosotros trabajamos de esto,
pero si fuera a Viena, sé que después me sentiría peor. No quiero estar
ahí pensando que uno solo de los que están escuchándome es partidario
de Haider." Zenko explica que viajó por muchos países donde hay
discriminación de algún tipo, pero hace una salvedad: "Estuve en
lugares donde se persigue a árabes, judíos, negros. Mis hijos me
preguntaron: '¿Por qué cantás en esos lugares y en Austria no?' Y creo
que la diferencia pasa por el hecho de que en algunos países puede haber
reacciones aisladas de xenofobia. Pero en Austria llegaron al
Parlamento... y cuando desde el poder empiezan estos brotes raros, no sé
cómo pueden terminar".
--¿Usted
sufrió algún tipo de discriminación?
--Yo viví la discriminación
en carne propia, aunque no en la medida en que la sufrieron mis abuelos y
mis viejos. Cuando era chica sufría cuando me decían cosas, me sentía
herida. Situaciones que por ahí ahora, de grande, me las tomo de otra
manera, hago como que me resbalan pero no, la menor agresión verbal
relacionada con ser judía es algo que te queda grabado siempre. Yo vi a
amigos de mis abuelos con las marcas de los números que traían de los
campos de concentración. Por eso, escuchar ahora a Haider minimizando el
tema de los campos de concentración me produce escalofríos, lo mismo que
cuando habla de separar en las escuelas a los austríacos de los
extranjeros.
--¿Como
artista esto le hizo replantear su relación con lo político?
--Me hizo pensar, aunque yo no
soy una activista en lo artístico. Jairo sí, es más militante. Lo mío
no es eso. Yo trato de elegir mi repertorio de acuerdo con mi filosofía
de vida, y por una cuestión natural terminé relacionándome con gente
como Mercedes Sosa o Víctor Heredia, que tienen un compromiso muy fuerte.
Mi familia era muy politizada, e inclusive el hermano de mi cuñada está
desaparecido. Mi hermano militaba, y mi mamá, entonces, trató de que yo
me criara en una burbuja. Con el tiempo, te vas dando cuenta de las cosas,
y hay una esencia que una ya tiene incorporada: a esta altura, ni la fama
ni la plata me van a dar vuelta la cabeza.
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