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Buñuel, esa navaja en el ojo de España

 

Se consigue en video casi toda la filmografía del genial director aragonés, objeto de actos  y homenajes varios a cien años de su nacimiento.

"Luis Buñuel, el discreto encanto de un genio", una rareza


Por Horacio Bernades
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En España se multiplican los actos, homenajes, ediciones especiales, ciclos, exposiciones, mesas redondas. Todo ello, para celebrar los cien años del nacimiento de don Luis Buñuel, gloria de la cultura hispana y del cine en general. En Argentina, sin tanta pompa ni protocolo, también es posible recordar a Buñuel. Hay para ello dos vías regias. Una es asistir a los últimos días de la gigantesca retrospectiva que la Cinemateca Argentina le viene dedicando, desde comienzos de mes, en la sala Lugones. La otra: recurrir a un buen videoclub, y armarse la retrospectiva en casa. Veintiséis sobre treinta y dos: ésa es la cantidad de películas de Buñuel editadas en Argentina, en relación con el total de su filmografía. Entre las que faltan, figuran varias de las "figuritas difíciles" de esa obra. No están editadas Subida al cielo (1951), su versión en inglés de Robinson Crusoe (1952), La ilusión viaja en tranvía (1953), Así es la aurora/Cela s'appele l'aurore (1955), La joven (1960) y La vía láctea (1968). De allí en más, se consigue todo, incluyendo un par de perlitas bastante poco vistas (incluyendo el documental Luis Buñuel, el discreto encanto de un genio, editado por Gramado Videoediciones). La obra de Buñuel se abre con la imagen de un ojo tajeado (en El perro andaluz, su ópera prima de 1928, correalizada junto a Salvador Dalí y de la que circulan varias ediciones) y termina con el estallido de una bomba (en Ese oscuro objeto del deseo, 1977, editado por Kinema y Blakman). Entre una forma de violencia y otra, el entero despliegue de obsesiones eróticas, perversiones, ataques a la razón, sueños y malos sueños, brotes de humor siempre disruptivo y salvajismos varios que constituyen la obra de este español universal.

  Para seguir el hilo de esa obra en video, conviene tenderlo a partir del surrealismo en estado puro de El perro andaluz, con sus burros tendidos sobre pianos, hormigas que brotan de una mano y escenas de erotismo furioso que constituirán enseguida el corazón y la médula de la siguiente La edad de oro (1930, editada por Epoca, sello que domina el rubro Buñuel en video). La línea del amour fou o amor loco es una que bien podría servir como uno de los hilos conductores para recorrer la obra de Buñuel, aunque no haya sido la más reconocida por exegetas y detractores. Se sabe: el amour fou era la verdadera obsesión de los surrealistas, que veían en él una forma privilegiada de subversión. No es raro que don Luis, siempre afecto a todo sentimiento extremo, haya permanecido fiel a esa fuerza libidinal a lo largo de toda su obra.

  Para comprobarlo, no hay más que revisar la propia La edad de oro o los films más diversos, filmados en España, México o Francia. Como Susana, carne y demonio (1950, Epoca), las geniales El (1953, varias ediciones) y Ensayo de un crimen/La vida criminal de Archibaldo de la Cruz (1955, Epoca), Viridiana (1960, varias ediciones), Tristana (1970, editada por Renacimiento) o la citada Ese oscuro objeto del deseo, cuyo título mismo bien podría servir como acápite para la obra entera de Buñuel. Y si no, ir directamente a Abismo de pasión (1953, hay ediciones de Epoca y Yesterday), que no es otra cosa que la versión-Buñuel de Cumbres borrascosas, ese novelón de Emily Brontë por el cual los surrealistas se rasgaban las vestiduras y que Buñuel supo trasladar con toda la carga de locura que se extraña en la versión estadounidense, hecha por William Wyler.

  El otro hilo para desanudar la obra de Buñuel, claro, es el de lo social, con su ánimo de subversión y sus ataques a toda institución, llámese matrimonio, iglesia, escuela e incluso psicoanálisis. O, lisa y llanamente, contra la sociedad burguesa en bloque. Habrá que detenerse aquí inevitablemente en Los olvidados (1950, Epoca), en la propia Viridiana, en El ángel exterminador (1962, varias ediciones), en Diario de una camarera (1964, Epoca), obviamente en Belle de jour (1967, AVH), Tristana, El discreto encanto de la burguesía (1972, Kinema) y El fantasma de la libertad (1974, Kinema y Yesterday). Pero también conviene aprovechar el video para observar cómo Buñuel corroía lo social desde el modelo aparentemente convencional del melodrama mexicano, en películas como la citada Susana, La hija del engaño (1951, Epoca y Memories), Una mujer sin amor (1951, Epoca) o Los ambiciosos (1959, Epoca). Y no se puede dejar pasar Tierra sin pan/Las Hurdes, ese poco conocido y tremendo documental de 1932 que en video editó Blakman. Y que es como una navaja rasgando el ojo más ciego de España toda.

 

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