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Por que el Gobierno quiere renegociar con siemens el contrato de los DNI
Una verdadera crisis de identidad

El Ministerio del Interior estudia informes técnicos según los que Siemens no está en capacidad de cumplir con la entrega de los nuevos documentos a pesar del suculento contrato que firmó con el gobierno de Carlos Menem. Los funcionarios se quejan de las demoras, del precio y de la escasa cantidad de documentos gratis que está obligada a proveer la empresa alemana. Renegociar o rescindir, ésa es la cuestión.

Una muestra de los documentos nuevos que Siemens se comprometió a entregar. El Gobierno le achaca morosidad.

Por Miguel Bonasso

t.gif (862 bytes) Un informe técnico interno del Registro Nacional de las Personas (Renaper), al que Página/12 tuvo acceso, afirma taxativamente que la empresa Siemens no está en condiciones técnico-operativas para ejecutar el contrato para la fabricación de los nuevos DNI, que fue otorgado a la empresa germana por el gobierno de Carlos Menem y mereció en su momento impugnaciones administrativas y denuncias judiciales de los diputados frepasistas Darío Alessandro y Juan Pablo Cafiero. El non paper (sin membrete oficial) le fue entregado personalmente al ministro del Interior, Federico Storani, por el actual interventor en el Renaper, Gastón Ortiz Maldonado.
Los directivos de Siemens, según pudo establecerse en esta investigación periodística, consideran que los técnicos del Renaper están colocando �un palo en la rueda� en el polémico contrato de los DNI al impedir que empiece la producción masiva de documentos. Siemens no descarta un jugoso juicio contra el Estado. La conducción política del Ministerio del Interior no quiere que la sangre llegue al río, por el peso internacional de Siemens y porque teme a las previsibles críticas del menemismo, que podría equiparar una eventual rescisión de la concesión, con la anulación de los contratos petroleros de Arturo Frondizi en tiempos de Arturo Illia.
Los funcionarios se inclinarían, entonces, por una renegociación que apunta a bajar el exorbitante precio del nuevo DNI (30 pesos) y la entrega, por parte de la empresa, de un número significativo de documentos gratuitos. Por detrás de las negociaciones, en la historia del contrato se insinúa un thriller político-financiero, con un negocio que podría llegar a sumar 1.000 millones de dólares y personajes entre los que figuran ex miembros del gobierno anterior, incluido Carlos Menem, empresarios y hasta un embajador extranjero.
Las cajas con documentos del Contrato Siemens abarrotan las oficinas del Renaper, de la Dirección de Migraciones y de distintos despachos del Ministerio del Interior. Los informes van y vienen y no está todavía muy claro lo que debe hacerse con este megaproyecto documentario que, para algunas fuentes empresarias consultadas por Página/12, podría constituir un affaire de proporciones similares a las del escándalo IBM-Banco Nación.
La SIGEN observa y la Defensoría del Pueblo de la Nación, a cargo del ombudsman Eduardo Mondino, se aprestaría a salir con los botines de punta.
La Unidad de Coordinación y Seguimiento del Contrato Siemens, creada por el interventor del Renaper, ya ha celebrado cuatro reuniones desde que fue creada el 31 de enero pasado.
El tema es complejo porque nació deliberadamente complejo, oscuro y ambicioso, reuniendo varias operaciones a la vez: la fabricación de documentos y su entrega por correo (una novedad que es difícil no asociar con el Cartero Don Alfredo); el procesamiento inmediato, on line, de datos de frontera, que en el decreto firmado por Menem y Ruckauf en 1994 apuntaba a controlar a los inmigrantes procedentes de los países fronterizos y después del feroz atentado contra la AMIA pasó a justificarse como barrera contra el ingreso de terroristas y, por último, la informática electoral. Una feliz concurrencia de tres operaciones (y negocios) distintos, que motivó el cuestionamiento de los diputados Alessandro y Cafiero, para quienes se debió llamar a tres licitaciones distintas.
El informe interno del Renaper subraya con prudencia que �no existen intenciones aviesas en contra de la empresa Siemens� y que, �muy por el contrario, se entiende como muy necesaria su participación por el respaldo institucional que ello significa�. �Lo que no se debería aceptar �agrega- es que se desarrolle un proyecto de alto significado político y de costos inéditos con profesionalidad reducida.� Según los técnicos del Registro, los representantes del Gobierno cuentan con el suficiente respaldo profesional y documental como para tomar la decisión que corresponda, ya sea la renegociación como la rescisión lisa y llana del contrato. Sostienen que �existe imposibilidad fáctica para poner en marcha el Proyecto Siemens�, porque esta empresa �no está en condiciones técnicooperativas de implementarlo�. Enumeran diversas carencias:
1) No se ha concretado la transferencia de recursos establecida en el contrato vigente;
2) no se ha concluido aún con la programación, ajustes, prueba piloto e implementación de los sistemas informáticos que se utilizarán en la producción; dichos sistemas informáticos presentan �serios problemas de inconsistencias y performance, lo que impide considerarlos aptos para producir en calidad y cantidad los documentos contractualmente comprometidos�;
3) el edificio a utilizar como planta de producción no cuenta con la obligatoria habilitación municipal y no se ha cumplido en tiempo y forma con las exigencias establecidas por la legislación vigente en materia de higiene, seguridad y funcionalidad edilicia.
Otro informe interno del registro (el de la Unidad de Coordinación y Seguimiento del Contrato Siemens) señala además que el edificio de marras, ubicado en Chutro 2780, ni siquiera ha sido comprado sino �locado por la contratista�. Lo que motiva la siguiente reflexión: �Independientemente de sus términos, señalamos con preocupación la incertidumbre que provoca una modalidad contractual que hace depender al Estado de la voluntad de terceros en un tema tan sensible como la administración del sistema documentario�. El señalamiento vale para toda la deserción estatal operada durante el decenio menemista y no solo para el Proyecto DNI. Este mismo documento, que sí lleva el membrete oficial del Renaper, sostiene que, en materia de sistema informático, �la contratista no está en condiciones de cumplir con los servicios a su cargo ni con los niveles de producción previstos en el contrato�. �A título de ejemplo �sostiene el documento� los tiempos de respuesta para la visualización de datos son excesivamente lentos y constituyen un verdadero cuello de botella en la línea de producción.� Deben ser adaptados los sistemas informáticos, tanto en lo que hace al software como al hardware.
El documento sugiere que, en caso de renegociación, se presione para bajar el precio del DNI. El Registro también desearía que los negociadores del Ministerio del Interior, lograran que la empresa otorgue dos o tres millones de documentos gratuitos en vez de los 70 mil ha que se ha obligado en el actual contrato. Una cifra irrisoria si se tiene en cuenta que el Registro Nacional de las Personas tiene solicitudes por más de 700 mil documentos que no logra entregar a causa de una producción manual, decimonónica, que ha colapsado.
En el Ministerio del Interior, los negociadores se preparan para una dura lucha con la empresa alemana. La jefatura de operaciones está instalada en la Subsecretaría de Interior que conduce César Martucci, a las órdenes del viceministro Carlos Becerra. De Martucci depende lo que antes era la vieja Secretaría de Población en cuyo organigrama están el Renaper, la Dirección Nacional Electoral y la Dirección Nacional de Migraciones: los tres organismos vinculados al contrato.
En su ánimo, por lo que pudo apreciar este cronista, pesa más la voluntad de renegociar que de rescindir. Sus abogados y asesores trabajan activamente sobre las más de 40 mil fojas de antecedentes, para encontrar los argumentos que opondrán a la ofensiva de la trasnacional teutona. La empresa tratará de que el contrato entre en ejecución bajo las pautas económico-financieras establecidas por el gobierno de Menem. Siemens,además, sostiene que invirtió ya 135 millones de dólares en el proyecto, una cifra que a los funcionarios estatales les parece más cercana a la literatura que a la realidad contable, salvo que algunos de esos millones hayan sido los que la trasnacional utilizó para comprarle a su antiguo rival y presente socio, Francisco Macri, la mayoría de las acciones de Itron.
Los abogados de la compañía alegarán, también, que el Estado nacional �a partir del 31 de enero último� está incurriendo en mora en el cumplimiento de sus obligaciones contractuales. Los ejecutivos argumentarán que la empresa, que ahora ha cambiado su nombre por fusión con Nixdorf, está en condiciones de encarar, de forma inmediata, la producción de casi 35 mil documentos. Una cifra alta que sin embargo apenas cubre la mitad de la demanda actual, que es de 70 mil DNI por día.
A los despachos de los negociadores siguen llegando consejos y recomendaciones. Entre éstos cabe destacar un papel de trabajo que elaboraron Alessandro, presidente del bloque de la Alianza, y Cafiero, vicepresidente primero de la Cámara de Diputados, quienes en el pasado reciente denunciaron ante la Justicia las irregularidades perpetradas en el proceso de adjudicación. Los legisladores cuestionan la invalidez del propio Decreto 1310/94 que dio origen a la licitación y hacen hincapié en la �irrazonabilidad del precio� que consideran �abusiva en beneficio del contratista� y confiscatoria para los ciudadanos. Si se recuerda el escándalo que se produjo a comienzos del menemismo con los DNI que iba a producir una empresa francesa a 6 pesos, su reflexión no carece de pertinencia. Hay otra cifra que lo comprueba: en menos de cuatro meses la empresa contratista podrá recuperar íntegramente la inversión inicial de $ 37.414.700 que fija el acuerdo. Según los legisladores �el precio abusivo del servicio transforma al contrato en un acto irregular cuya anulación no genera obligación indemnizatoria a cargo del Estado�. Y agregan: �Si se comprueba el severo grado de incumplimiento de las obligaciones contractuales que se presume a partir de las noticias periodísticas, se halla configurada la causal de rescisión contractual por culpa del contratista (Siemens IT Services S.A.)�. Aunque ambos diputados detallan la serie de irregularidades que hace temer nuevas erogaciones y perjuicios para el Estado en caso de seguir adelante con la concesión, y aunque precisan que renegociar y rescindir son dos cosas bien distintas y no pueden asentarse sobre los mismos argumentos, abren una posibilidad para la primera alternativa, �si se demostrase la posibilidad de corregir los atrasos operados y la seguridad en la operatividad�. En ese caso, sugieren, la oportunidad puede ser utilizada por el Gobierno para renegociar el contrato y obtener un precio más bajo y más documentos gratis para distribuir. Intuyen, al parecer, que el Gobierno presidido por Fernando de la Rúa se inclina por el diálogo para evitar costos políticos internos y la siempre temida �reacción de los mercados� ante el previsible alegato de que se estaría vulnerando la continuidad jurídica. Las garantías que los grandes capitales reclaman de manera implacable a los sucesivos gobiernos. Y de las que no gozan los ciudadanos-consumidores que son los que pagan de su bolsillo los grandes negocios que se cocinan en las trastiendas del poder. Como este contrato.

 

 

Claves

  El Gobierno está disconforme con el resultado práctico del contrato arreglado entre la administración Menem y Siemens para proveer nuevos DNI, modernizar el control de frontera e informatizar las elecciones.
  Informes técnicos a los que tuvo acceso Página/12 se quedan de que los procesos son lentos, caros y con falta de capacidad informática.
  �A título de ejemplo �sostiene el documento� los tiempos de respuesta para la visualización de datos son excesivamente lentos.�
  El documento sugiere que, en caso de renegociación, se presione para bajar el precio del DNI.
  También busca conseguir para el Estado más documentos gratuitos.
  El Ministerio del Interior asegura andar con pies de plomo porque quiere evitar un juicio multimillonario por resarcimiento.
  Pero los diputados Alessandro y Cafiero afirman claramente que si la renegociación no fructifica se acercaría el momento de la rescisión.

Qué tienen que ver la Ferrari y el FBI

Una sola de las operaciones contratadas entre el Estado y Siemens, el control de datos de frontera, supone la creación de una vasta red informática capaz de chequear, �en tiempo real�, información procedente de más de ciento cincuenta puestos, incluyendo el uso de AFIS, el sistema de identificación electrónica de huellas digitales que permite determinar (tomando como base de referencia 256 caracteres) si la huella que figura en un determinado documentos es o no la del titular.
Montar esa red implica el registro y correspondiente archivo de 37 millones de huellas informatizadas. Si se piensa que el FBI de Estados Unidos solamente tiene cinco millones de huellas procesadas para el cotejo electrónico, se podrá entender cabalmente una de las características faraónicas de este proyecto.
Otra muestra de megalomanía es la necesidad de montar 65 centros en todo el país de idéntico equipamiento al que estableció la Policía Federal en la calle Azopardo, donde procesa pasaportes y cédulas. Pero también resultará útil saber que el empresario Carlos Sergi �que suele atribuirse el haber hecho regalar la famosa Ferrari Testa Rossa a Menem� es el representante en Argentina de Printac, firma que casualmente ha desarrollado esta tecnología. El señor Sergi, sostienen algunas fuentes empresarias, es amigo de Hugo Franco, quien tenía a su cargo la Dirección de Migraciones en la época en que se diseñó el polémico proyecto de los DNI, que culminó con el contrato firmado con Siemens.
Sergi ha hecho buenos negocios con el Citi y colaboró en el diseño de la oferta con otro amigo: Luis Rodolfo Schirado, el hombre que presidió la filial argentina de Siemens hasta fines del año pasado, cuando soplaron vientos adversos de Alemania y fue reemplazado �como CEO y Director General Regional� por el ingeniero Rodolfo Joaquín Schmidt. ¿Por qué el señor Schirado fue elegantemente cesanteado después de haber alcanzado un éxito de las proporciones del Proyecto DNI? Es uno de los tantos enigmas a develar, pero vaya una respuesta: aparentemente por haber comprado, muy caro, la mayoría de las acciones de Itron, la empresa informática del Grupo Macri a la que Siemens (casualmente, otra vez) había derrotado en la licitación.

 

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