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Uno de los presuntos asesinos de
Argaña apareció detenido en Morón

Luis Rojas fue detenido hace 20 días tras un robo, pero la Bonaerense no estaba notificada del pedido de Interpol.

Luis Alberto Rojas fue trasladado ayer al Departamento Central de la Policía Bonaerense.
El ministro del Interior, Federico Storani confirmó que realizan los trámites de extradición.


Por Florencia Grieco

t.gif (862 bytes) Paraguay parece tener la extraña virtud de elevar a sus ladrones a la categoría de perfectos asesinos: basta el caso Argaña para confirmarlo. Después de que el vicepresidente colorado Luis María Argaña fuera asesinado el año pasado, desencadenando la violencia del luego llamado �marzo paraguayo�, los dos hombres que declararon haberlo matado por orden del ex general colorado Lino Oviedo �asilado luego por el gobierno de Carlos Menem� son ladrones de segunda: tienen antecedentes en Paraguay por robo, posesión de armas y tráfico de autos. Casualmente, sus supuestos cómplices prófugos también son ladrones. Fue ese hábito el que le valió a Luis Alberto Rojas su arresto por la Policía Bonaerense hace casi un mes. Recién ayer �tras una demora explicada por la falta de notificación provincial del pedido de captura internacional�, se supo que el ladrón devenido en magnicida era buscado por la Interpol. Inmediatamente, Rojas fue trasladado al Departamento Central de la Policía Federal y quedó a disposición de la Justicia argentina para su eventual extradición.
El 23 de marzo del año pasado, el asesinato de Argaña fue el clímax de un estado de virtual guerra civil entre oviedistas y antioviedistas por el sillón presidencial, que se remontaba a 1996, cuando el presidente Juan Carlos Wasmosy pasó a retiro a Oviedo y el general le respondió aplastando a su delfín, Carlos Facetti, en las internas coloradas. El presidente le devolvió el gesto antes de las elecciones de mayo del �98 al detenerlo por insubordinación, dejándolo fuera de una carrera electoral que Oviedo tenía casi ganada. La sucesión quedó a cargo de su ahijado político, Raúl Cubas Grau, que ganó con el 54 por ciento de los votos gracias al lema �Cubas al gobierno, Oviedo al poder�, y que inmediatamente liberó a su mentor.
Las disputas entre colorados llegaron al máximo casi un año después con el crimen del antioviedista Argaña. La historia no se habría apartado demasiado de los sangrientos desenlaces habituales entre facciones si no hubiese desatado la mayor crisis institucional del país: la renuncia y huida del presidente Cubas hacia Brasil, el refugio político de Oviedo en Argentina (ambos acusados de ser autores intelectuales del magnicidio), y el ascenso del argañista Luis González Macchi, hasta entonces presidente del Senado. Desde ese momento, todas las versiones conducen a Oviedo, y todos los supuestos culpables son ladrones pagados por quien llegó a ser el hombre fuerte del país después de haber irrumpido en el despacho de Alfredo Stroessner en 1989 para poner fin a sus 35 años en el poder.
Si finalmente es extraditado a Paraguay, Luis Alberto Rojas sería el tercer ladrón que declararía por su participación directa en el magnicidio. Primero fue Gumersindo Aguilar, cuyo testimonio valió lo suficiente como para que el juez a cargo del caso Argaña, Jorge Bogarín, arrestara a varios oviedistas y pidiera a la Argentina la extradición de Oviedo a mediados del año pasado. En octubre, el ladrón de autos Pablo Vera Esteche se entregó a la Justicia paraguaya sin dejar de pedir insistentemente �perdón a los familiares de Argaña�. Según su versión, él, Rojas y Fidencio Vega Barrios (otro ladrón) fueron contratados por un intermediario de Cubas y Oviedo para sacar del medio al vicepresidente Argaña, principal enemigo del oviedismo en el partido. La recompensa era de 300.000 dólares, aparentemente financiados por los senadores Conrado Pappalardo y Víctor Galeano Perrone, hermano de uno de los abogados de Oviedo. Pero el entorno del ex general denunció la aparición de Esteche como una nueva maniobra de la facción argañista en el poder para renovar los ataques políticos contra Oviedo. La versión anterior de Gumersindo Aguilar �ya no era sustentable y había que inventar otra historia�, disparó entonces Max Narváez, el principal abogado de Oviedo.
En esta nueva �historia�, Rojas pasó de ser ladrón a ser asesino, y se habría fugado a la Argentina para escapar de su crimen. Pero su huida tuvo corta vida: hace más de 20 días fue detenido por la Bonaerense después de que intentara asaltar, junto a otros tres paraguayos, la remisería RomiChipi, en la localidad bonaerense de Morón. Ayer, el fiscal de turno de La Matanza, Daniel Sueir, confirmó que el cargo en su contra fue entonces �tenencia ilegal de arma de guerra�, más específicamente una Jericho de origen israelí de 9 milímetros, �muy rara� de encontrar en la provincia. Rojas quedó detenido en la seccional 5ª de La Matanza, pero faltaba un dato central: desde octubre del año pasado tiene un pedido de captura internacional lanzado por el gobierno de González Macchi en base a la confesión de Vera Esteche. Ayer quedó a disposición del juez federal de Morón Daniel Criscuolo, que lo trasladó hipercustodiado y con chaleco antibalas a la Central de la Policía Federal �por razones de seguridad�. En Paraguay pocos estaban al tanto. Sin embargo, todos parecen tener un motivo de festejo: los antioviedistas porque tendrían a otro supuesto autor del magnicidio, y los defensores del ex general porque están convencidos de que �puede ser una excelente oportunidad para confrontar declaraciones y esclarecer un proceso oscuro, lleno de medias verdades y dirigido por el gobierno�, tal como sintetizó a Página/12 el senador oviedista José Francisco Appleyard.

 


 

DETIENEN A SOSPECHOSO DE FINANCIAR TERRORISTAS
Pirata mayor en Ciudad del Este

Grupos de élite de la policía paraguaya volaron el viernes a la noche la puerta del departamento que ocupaba el libanés Alí Khalil Mehri en el centro de Ciudad del Este �antiguamente Puerto Stroessner� en Paraguay y detuvieron al empresario libanés que se encontraba en la cama con su esposa. Según las autoridades del país vecino, Mehri era buscado por el FBI y la CIA, acusado de piratería por la trasnacional de origen japonés Sony, e investigado porque se lo considera un fuerte financista de actividades terroristas del Hezbollah en la región.
La ciudad de las tres fronteras cobró fama durante la dictadura de Stroessner por el intenso tráfico de contrabando, pero también se la consideró como el posible asiento de células terroristas árabes dada la poderosa e influyente colectividad de ese origen que reside en la ciudad y el escaso control fronterizo. Ciudad del Este ha sido motivo de varias reuniones a nivel de ministros de Paraguay, Brasil y Argentina para discutir el establecimiento de controles más estrictos de residentes y visitantes.
Al ser sorprendidos en la cama de su departamento en el edificio Panorama II, en una avenida céntrica de Ciudad del Este, Merhi, de 30 años, y su mujer, no opusieron resistencia, aunque luego denunciaron malos tratos por parte de los efectivos policiales que participaron en el operativo de allanamiento.
Las policías de Paraguay y Argentina tienen fichado a Merhi como un importante contrabandista de programas y juegos electrónicos, con ramificaciones en todo el mundo. El joven millonario hizo fortuna en forma meteórica y viaja asiduamente a los países del Medio Oriente. Es conocido simpatizante de los grupos fundamentalistas proiraníes y del Hezbollah libanés, por lo que los servicios de inteligencia han investigado si sus actividades comerciales ilegales son una pantalla para encubrir el financiamiento de grupos terroristas.
En ese marco fue relacionado con el atentado contra la AMIA e incluso fue detenido por esta razón y posteriormente desvinculado de la investigación. Tras detenerlo en su departamento el viernes, la policía efectuó otros allanamientos en distintos comercios de su propiedad donde encontraron pruebas de piratería en gran escala. El empresario reside en esa ciudad desde hace varios años pese a que sus actividades eran conocidas, por lo que se supone que contaba con la protección de algunas autoridades.
Según los organismos de inteligencia, Mehri posee fábricas y estudios fonográficos en Beirut donde se graban proclamas políticas y mensajes religiosos relacionados con el fundamentalismo. En la misma colectividad árabe de Ciudad del Este son conocidas estas actividades de Mehri, por lo que al saberse su detención varios comerciantes de la comunidad salieron a las calles de Ciudad del Este con carteles que decían: �Comerciantes sí, terroristas no�.

 

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