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Cómo reinventar la jefatura de Gabinete, y ser protagonista

Rodolfo Terragno causa roces por su hiperactividad: quiere hasta cambiar el reglamento de reuniones en el Congreso.

Una vez por mes, el Jefe debe visitar el Congreso.
Terragno quiere que sea una verdadera interpelación.


Por José Natanson

t.gif (862 bytes) En el Gobierno le achacan una excesiva búsqueda de protagonismo. Cerca de Fernando de la Rúa aseguran que el Presidente está irritado con sus últimos movimientos. Sin embargo, Rodolfo Terragno está decidido a estirar al máximo las funciones que la Constitución atribuye a su jefatura de Gabinete. Quiere modificar el reglamento de la Cámara de Diputados para que su exposición no sea un aburrido informe leído sino una verdadera interpelación, con preguntas y respuestas. Pretende, también, aprovechar un artículo de la Constitución que permite a los ministros participar de cualquier debate del Congreso. Asegura que ha llegado el momento de que el Gobierno impulse proyectos de reactivación económica. Y no ha olvidado sus obsesiones tecnológicas.
La jefatura de Gabinete es un lugar complejo. Resultado del Pacto de Olivos, cuenta con algunos elementos de un primer ministro al estilo de las democracias parlamentarias europeas (el Congreso, por ejemplo, tiene la facultad de removerlo) pero está atado a la voluntad del Presidente, quien puede pedir su renuncia. Terragno asegura que, aunque está vigente desde 1995, la figura del jefe de Gabinete nunca existió en la práctica. Dice que sus dos antecesores le imprimieron un tono deliberadamente opaco a su papel y que vaciaron de sentido una de las principales funciones: todos los meses, el jefe de Gabinete debe presentarse alternativamente a cada una de las Cámaras para informar sobre la marcha del gobierno.
Los funcionarios menemistas �asegura Terragno� aprovecharon la mayoría legislativa del PJ para sancionar un reglamento que le quitaba trascendencia a la presentación: se limitaban a leer un aburridísimo informe, seguido por intervenciones igualmente largas de los titulares de los bloques mayoritarios y otras más breves de los partidos chicos. Las preguntas que formulaban los legisladores debían presentarse una semana antes y el Gobierno entregaba las respuestas 15 minutos antes de la presentación. El debate no existía.
Terragno está decidido a jugar un papel diferente. Un par de semanas atrás obtuvo un compromiso del bloque de senadores de la Alianza para imprimirle mayor dinamismo a su intervención. La semana pasada, Terragno pidió una reunión con el jefe del bloque de diputados, Darío Alessandro, al que le pedirá que impulse una modificación del reglamento de la Cámara baja. De acuerdo con sus planes, hablaría apenas 15 minutos, a lo que le seguirían las preguntas de los legisladores y las respuestas del funcionario. Así, los habitualmente soporíferos informes se transformarían en verdaderas interpelaciones.
Pero ésta no es la única innovación. Terragno se imagina defendiendo al Gobierno cada vez que lo crea necesario y asegura que está dispuesto a presentarse al Congreso no sólo para los informes mensuales. Para ello planea aprovechar el artículo 106 de la Constitución, que permite a los ministros concurrir al Parlamento y participar �sin voto� de los debates. El antecedente más cercano se encuentra en el final de la gestión de Raúl Alfonsín. Cuando Terragno ocupaba el Ministerio de Obras Públicas, fue en varias oportunidades al Congreso a defender la privatización de Entel y Aerolíneas Argentinas.
La decisión de Terragno de ejercer sus funciones al pie de la letra constitucional despierta resistencias entre algunos ministros. El jefe de Gabinete, por ejemplo, debe refrendar todos los decretos del Ejecutivo y Terragno se ha negado en más de una oportunidad a aprobar las iniciativas de otros ministerios, lo que generó roces con Federico Storani y José Luis Machinea. En el Gobierno le cuestionan una búsqueda de protagonismo constante y excesiva, que atribuyen a las ambiciones políticas que Terragno nunca escondió. Cerca de De la Rúa aseguran que el Presidente, atento a la armonía del Gabinete, se encuentra disgustado con el funcionario, pero aclaran que su salida del Gobierno �por ahora� está descartada. Terragno no parece inmutarse ante las críticas y continúa imaginando planes y proyectos. Asegura que, luego de las leyes que apuntaban a bajar el déficit fiscal, ha llegado el momento de que el Gobierno impulse políticas activas de crecimiento, como la famosa ley de incentivo a las Pymes y otra que proteja al campo de los subsidios que aplican otros países. Mientras continúa trabajando en el Proyecto Bicentenario (una serie de metas que la Argentina debería cumplir antes del 25 de mayo del 2010), Terragno elabora un novedoso proyecto informático.
Todas las mañanas, el jefe de Gabinete recibe un �informe de situación� elaborado por la Policía Federal. Se trata de una prolijísima carpeta dividida en tres capítulos. En el primero se describen las manifestaciones, cortes de calles y huelgas previstas para ese día en todo el país. El segundo es una síntesis de los delitos registrados y los operativos que se realizaron el día anterior. El tercero es un cuadro en el que figuran todos los conflictos latentes: el informe de la semana pasada, por ejemplo, incluía una protesta de un pequeño grupo de vendedores ambulantes, que habían instalado una guardia en la estación de tren Federico Lacroze compuesta por una sola persona. Sorprendido por la prolijidad y el nivel de detalle, Terragno quiere informatizar el sistema: la idea es crear un sitio de Internet, conectado a todas las dependencias de la Federal y a los despachos del Gobierno, para que el informe se actualice en tiempo real.

 


 

DE LA RUA QUIERE COBRARSE CEDER A SU FUNCIONARIA
Cómo es la Operación Cecilia

Por J. N.

En un principio pensaba comunicar su decisión mañana. Sin embargo, Fernando de la Rúa esperará hasta un par de días antes del 7 de marzo para anunciar que Cecilia Felgueras se convertirá en la compañera de fórmula de Aníbal Ibarra. Consciente del valor electoral de su ahijada política, el Presidente busca ganar tiempo para lograr un acuerdo global que le compense ceder a una funcionaria de peso. Lo que De la Rúa quiere, es participar en la conformación del gabinete porteño y estudia una operación que podría generar resistencias en la UCR: vetar algunos nombres de la lista de legisladores y abrir un espacio para independientes o peronistas desencantados.
En los últimos días, De la Rúa se metió de lleno en la ingeniería de las elecciones porteñas del 7 de mayo. El viernes habló �por separado� con Rafael Pascual y Jesús Rodríguez, y ayer se comunicó telefónicamente con Felgueras. �Sería un honor acompañar a Aníbal. Pero De la Rúa aún no me ofreció nada y yo estoy cómoda en el PAMI�, repetía ayer la funcionaria. Más allá de las declaraciones, lo cierto es que Felgueras ya aceptó la candidatura que De la Rúa anunciará casi sobre el 7 de marzo, cuando comience formalmente la campaña.
La demora tiene una explicación: el Presidente conoce las encuestas que demuestran que Felgueras es la única que le agrega votos a la fórmula porteña, sabe que el Frepaso presiona por su nominación y que ningún radical le peleará una interna. La idea es aprovechar el valor político de una dirigente que le responde sólo a él para concretar un acuerdo global en la Capital.
El primer aspecto del acuerdo se vincula al futuro gabinete porteño, ya que De la Rúa quiere consensuar con Ibarra y Carlos �Chacho� Alvarez los nombres de los funcionarios. Pero el aspecto central tiene que ver con la lista de legisladores. El Presidente no pretende �ni puede� incidir en los nombres propuestos por el Frepaso, que ya están definidos. Sin embargo, no está conforme con algunos legisladores del radicalismo y, a pesar de la oposición que podría generar en su partido, está decidido a vetar nombres y abrir la boleta aliancista a otros candidatos: independientes de alto perfil o peronistas presentables y desencantados.
Las movidas que imagina el Presidente se explican por algo más que su característica obsesión por el control personal de las cosas: las elecciones porteñas son el primer test electoral de la Alianza, y De la Rúa está dispuesto hacer todo lo posible para garantizar el triunfo.

 

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