Por Roque Casciero
La
historia del prisionero Jean Valjean y la desamparada Cosette recorrió el
mundo. Los miserables, de Víctor Hugo, tuvo adaptaciones
cinematográficas y teatrales, para todos los gustos. Una de las más
exitosas es la del musical, creado por Alain Boublil (concepto, libro y
letras) y Claude-Michel Schönberg (música). Este musical fue visto por
52 millones de personas en treinta países, tiene traducciones a 18
idiomas y ganó más de 50 premios, incluido un Grammy por el disco de la
compañía que la representa en Broadway desde hace casi trece años. Un
elenco formado por actores y cantantes argentinos la estrenará para
Buenos Aires en el teatro Opera el 22 de marzo. Schönberg, quien también
escribió la partitura para el musical Miss Saigon, llegó a Buenos Aires
para supervisar los ensayos de la compañía argentina. El compositor dijo
a Página/12 que se siente �maravillado� por los actores locales: �No
sólo son talentosos sino que además son muy buenas personas. Están muy
compenetrados con lo que están haciendo�.
�¿Qué diferencias hay entre esta puesta argentina y las de Nueva York
o Londres?
�Es prácticamente la misma. La diferencia más importante es la
compañía, por el corazón y el sentimiento. La novela, que trata sobre
problemas políticos en la Francia del siglo XIX, tiene la cualidad de que
puede ser interpretada desde diferentes ángulos en cada país, y cada
país encuentra reflejados sus problemas. Cuando se canta �Do you hear
the people sing?� (�¿Escuchás a la gente cantar?�), la canción
del pueblo, la resonancia es muy diferente aquí, porque la gente de la
compañía tiene como referencia la historia del país. Aquí las personas
conocen lo que es luchar por la libertad y la democracia, saben de la
opresión del hombre por el hombre. Saben exactamente qué significan las
palabras del musical y en Francia pasa algo similar, pero no sucede lo
mismo en Estados Unidos o Inglaterra.
�¿Cómo decidieron Boublil y usted hacer Los miserables como musical?
�Lo primero que hicimos fue La Revolution Française, un musical de 24
canciones para las que tuve que escribir nexos. Entonces le dije: �Alain,
la próxima vez vamos a escribir la historia como si fuera una ópera, con
una entidad musical desde el principio al fin�. El conoció a un chico y
enseguida hizo una conexión entre él y Gavroche (uno de los personajes
de la obra). Entonces volvió y me dijo: �¿Por qué no hacemos Los
miserables como musical-ópera?�. En cinco minutos, la decisión estaba
tomada.
�¿Así es como usted llama a este género? ¿Musical-ópera?
�Tiene cosas de la ópera porque no hay texto que no sea cantado y
también del musical, porque se hacen reprises de ciertas melodías. La
estructura es la de una ópera y los actores no hablan, lo que hace la
diferencia con los demás musicales. Yo no sé cómo hacer un diálogo con
música. Y generalmente no me gusta cómo queda la conexión entre las
palabras habladas y la música.
�¿Cómo influyó la novela de Víctor Hugo al componer la música?
�La novela de Víctor Hugo es, de por sí, un libro-ópera, con
influencia del siglo XIX. La música recuerda el espíritu de ese siglo,
mezclada con la música de hoy. Pero la influencia no puede cambiarse: el
romanticismo de la época en la que transcurre la obra, los sentimientos.
�¿Cómo se hace para traducir los sentimientos que transmite la novela
a una pieza musical?
�Después de que se escribe una descripción de qué pasa en la escena,
yo sé de qué historia se trata. Y todo mi trabajo es decir con música
de qué trata la historia. De dónde viene la inspiración para eso, no lo
sé ni quiero saberlo. Quiero mantener el misterio, porque la capacidad de
crear es muy frágil y tengo miedo de que desaparezca si descubro su
origen. �Usted comenzó en la música como compositor y cantante. ¿No
extraña eso?
�A mí no me gusta cantar, me siento como un payaso en un circo, pero en
1974 grabé un disco porque nadie quería interpretar mis canciones.
Vendí 850 mil placas en Francia, estuve número uno durante 16 semanas,
pero eso fue todo: nunca hice un concierto, nunca hice shows de TV ni nada
de eso. Por supuesto, después de eso todo el mundo quería cantar mis
canciones (risas). Tengo lo mejor de los dos mundos: la gloria sin
popularidad. Si alguien se entera de quién soy, me habla con mucho
respeto y no con la familiaridad con la que lo hacen con un cantante pop.
La gente siente que los cantantes populares le pertenecen y eso no va bien
conmigo.
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