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La pelea interna de la CGT
muestra a dos grupos bien diferenciados. Por un lado los
"gordos", como se denomina a los dirigentes que hegemonizan la
conducción sindical. Por el otro, el ala rebelde que concentra a los
gremios del transporte, junto a metalúrgicos, mecánicos y albañiles.
Daer es la cara visible de los
"gordos". Moyano, la de los rebeldes. Uno cerró trato a último
momento con el Gobierno para respaldar la reforma laboral. El otro mantuvo
su postura contraria y arrió a más de 20 mil personas a Plaza de Mayo
para repudiarla.
Cuando el Gobierno decidió
avanzar con su proyecto de reforma laboral, Daer y el resto de los
"gordos" resolvieron adelantar el cambio de autoridades de la
CGT para dar batalla. En ese marco, todos se mostraron de acuerdo con que
Moyano era el hombre indicado para suceder a Daer durante un congreso
sindical, a desarrollarse el 15 y 16 de marzo.
Pero una vez que la cúpula
cegetista se sacó la foto con el presidente Fernando de la Rúa,
demostrando su viraje a favor de la reforma, los acuerdos con el sector
rebelde de la CGT se diluyeron y comenzaron las operaciones para evitar
que Moyano se apoderara de las riendas de la central. El propio jefe de
prensa de la CGT y cerebro de los "gordos", Carlos West Ocampo,
no descartó la aparición de otras fórmulas para competir con Moyano.
Ese mismo día comenzaron a circular los nombres de Rubén Pereyra y José
Rodríguez.
Uno es titular del gremio de
Obras Sanitarias y viejo aspirante a jefe de la CGT. El otro es un ex
"gordo", pero que desde que asumió De la Rúa se encuadró con
el sector rebelde y participó del acto de Plaza de Mayo junto a Moyano y
su enemigo histórico, el metalúrgico Lorenzo Miguel.
La decisión de suspender el congreso previsto para mediados de
marzo aparece ahora como un castigo a Moyano, quien en su vocación por
acceder a la titularidad de la CGT evitó tildar de traidores a sus
colegas, pese a que en la Plaza de Mayo ésa fue una de las palabras más
pronunciadas por los concurrentes e incluso por uno de los oradores, el
cura Luis Farinello.
A tal punto, que Daer salió al
cruce de las acusaciones. "No soy ningún traidor ni ningún hijo de
puta. Mis enemigos no son los dirigentes gremiales y no voy a agredir a
nadie, porque los argentinos ya sufrimos mucho por la intolerancia y la
barbarie".
Si bien la prórroga del
congreso es hasta nuevo aviso, deberá hacerse antes de setiembre, que es
la fecha de vencimiento del mandato de Daer. Hasta entonces los
"gordos" podrán manejar no sólo los tiempos sino también
poner condiciones a quien asuma la nueva conducción sindical.
Moyano, de todas formas, seguirá
caminando con pies de plomo para acceder a la jefatura de la CGT. Además
de sumar costillas, buscará consenso político. La tarea no será
sencilla.
El cardenal Raúl Primatesta es
el principal artífice de una estrategia política a través de la cual la
Comisión de Pastoral Social busca generar un espacio de diálogo "más
allá de las cuestiones coyunturales" y del que "participen
todos los sectores sociales de la producción y el trabajo", pero que
apunte a "discutir el modelo de desarrollo del país y las políticas
nacionales necesarias para la consolidación del crecimiento".
En San Rafael quedó
constituida una "mesa chica" integrada por el sindicalista
Horacio Ghilini (Sadop-MTA), el empresario Pablo Challud (UIA), el
diputado Jesús Rodríguez (vicepresidente del bloque de la Alianza) y el
secretario de Pastoral Social y hombre de confianza de Raúl Primatesta,
Guillermo García Caliendo.
La primera reunión del grupo
se realizó el martes y el anfitrión fue Rodríguez en su despacho
del Congreso. En medio del fragor del debate por la reforma laboral, los
integrantes de la "mesa chica" ratificaron la idea de no
abocarse a las cuestiones coyunturales y comenzaron a construir una agenda
de trabajo donde figuran como temas sobresalientes el "modelo de
desarrollo", el empleo y la exclusión social.
Sin participar directamente de
estas deliberaciones, el obispo de San Isidro y presidente de Caritas,
Jorge Casaretto, es informado de los avances de las conversaciones y
"monitorea" el proceso en diálogo directo con el cardenal
cordobés y presidente de Pastoral Social.
Primatesta parte de una
preocupación: la situación social es grave y pueden aflorar situaciones
críticas en tanto y en cuanto el gobierno de Fernando de la Rúa vaya
perdiendo la cuota de crédito político y de expectativas cosechadas con
el triunfo electoral. Hay que prevenir entonces ese momento. Para ello,
dicen desde la Iglesia, es necesario generar confianza entre los
interlocutores vinculados con la economía, con la producción y con el
trabajo, para establecer juntos acuerdos a mediano y largo plazo sobre un
modelo de desarrollo que garantice la justicia y la paz social.
Siguiendo un estilo propio de
Primatesta, la reunión de San Rafael fue montada en medio del mayor
sigilo, a tal punto que varios de los invitados, incluidos los obispos
Jorge Casaretto y José María Arancedo,
ni siquiera conocían el lugar preciso del encuentro. En Pastoral
Social se insiste en que todos los sectores fueron convocados como tales,
aunque no se hicieron invitaciones personales. El Gobierno movilizó una
comitiva importante encabezada por el ministro Alberto Flamarique, a la
que sumó también el diputado Jesús Rodríguez. De la parte sindical
estuvieron, entre otros, Gerardo Martínez, Hugo Moyano y Ghilini (que
también es vicepresidente de la Comisión católica de Justicia y Paz),
pero ni Rodolfo Daer ni ninguno de sus aliados más cercanos.
"Si esta mesa sirve para
que el diálogo sea más fácil, que los interlocutores ganen en confianza
y de allí resulten acuerdos coyunturales nos alegramos de ello. Pero este
espacio tiene otra finalidad que trasciende lo coyuntural", dijo una
fuente eclesiástica.
"Consideramos que esta
mesa de diálogo social debe ser el lugar moral de encuentro para lograr
la dignidad del hombre y para apuntalar los cimientos de una sociedad que
contenga a todos los argentinos en un marco de equidad y justicia
social", se lee en el escueto comunicado firmado en San Rafael por
representantes de la UIA, Federación Agraria, CAI, CGE y MTA-CGT,
recogiendo una frase que, según aseguran algunos de los presentes,
pronunció Primatesta. La "mesa chica" tendrá otra reunión en la primera semana de marzo. La Comisión Permanente del Episcopado será informada de los avances a mediados de ese mismo mes y diez días después otro encuentro servirá para cerrar los temas de la agenda y establecer la metodología del trabajo futuro. Primatesta cree en la posibilidad del consenso y está convencido de que la Iglesia puede contribuir creando las condiciones para el diálogo y actuando como reaseguro ético de los acuerdos.
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