Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


El fantasma de Alberte golpea al Hospital Militar



El hijo de Bernardo Alberte, el ex delegado de Perón que fue arrojado por la ventana de su casa por efectivos del Ejército la noche del 24 de marzo de 1976, acusa al actual subdirector del Hospital Militar de ser "un encubridor" del asesinato de su padre.


Bernardo Alberte fue edecán de Perón y miembro de la Resistencia


Por Victoria Ginzberg
t.gif (862 bytes) 
Pocos minutos después de las dos de la mañana del 24 de marzo de 1976, mientras las Fuerzas Armadas festejaban la consumación del golpe de Estado, un grupo compuesto por efectivos del Ejército y de la Policía Federal irrumpía en el domicilio de Bernardo Alberte. Este militar retirado fue arrojado al vacío desde una de las ventanas de su departamento del sexto piso. Luego, uno de los represores se comunicó con el Hospital Militar para pedir una ambulancia. El cuerpo de Alberte, ya sin vida, fue llevado a ese centro asistencial y posteriormente fue trasladado a la comisaría 31ª. Al menos uno de los médicos que transportó al militar sigue en actividad e hizo una larga carrera. Es el coronel Jorge Piccione, actual subdirector del Hospital Militar y una de las llaves para saber quiénes perpetraron y ordenaron el asesinato de Alberte. Y para Bernardo Alberte hijo, es "un encubridor".   

  En 1976, Alberte integraba la corriente peronista 26 de Julio. En 1954 fue edecán de Juan Domingo Perón y un año después encabezó la pelea contra los representantes de la llamada Revolución Libertadora en la Casa de Gobierno. Su participación en la resistencia peronista le valió la baja por "rebeldía" y el arresto. Después de un refugio en el Brasil regresó a la Argentina en 1959. Presidió la Agrupación peronista de Militares Retirados y, en 1967, fue designado por Perón como su delegado en la Argentina.

  Media hora antes de ser asesinado, Alberte terminó de redactar una carta dirigida a Jorge Rafael Videla en su carácter de comandante del Ejército. En el escrito denunciaba el secuestro y asesinato de un militante de su agrupación. "Las morgues renuevan diariamente sus depósitos de cadáveres acribillados y los órganos de seguridad no se asombran, de ningún modo, sino que lo aceptan como común y normal", aseguraba el militar.

  Alberte estaba con su esposa y una de sus hijas cuando la patota de las fuerzas conjuntas invadió su departamento. Las mujeres fueron arrojadas al suelo boca abajo y amenazadas con armas automáticas mientras el cuerpo del ex edecán de Perón se estrellaba contra el patio del primer piso del edificio. Luego, el oficial que comandaba el grupo tomó el teléfono y  pidió una ambulancia a la guardia del Hospital Militar Central.

  De acuerdo a los datos reunidos por la familia, en el vehículo que llegó al domicilio de Alberte estaban el doctor Piccione y un teniente que se identificó como Federico Guañabens. En el hospital, el cuerpo fue recibido por un teniente primero de apellido Figueroa. Para poder retirar el cadáver de la comisaría, la hija de Alberte debió firmar una declaración en la que se calificaba el hecho como "suicidio". Pero la familia del militar, con el patrocinio del abogado Jorge Garber, inició una larga batalla legal destinada a esclarecer cómo sucedieron los hechos y quiénes fueron los responsables. La causa pasó de un juzgado criminal a uno federal y de allí a la Justicia militar. El expediente fue sobreseído y archivado en junio de 1977 sin que la familia pudiera tener acceso.

  Una vez recuperada la democracia, los Alberte volvieron a probar suerte en la Justicia. En 1984, hicieron una nueva denuncia. Esta vez no sólo exigían que se investigara el asesinato sino también el encubrimiento y la denegación de Justicia. Por estos dos últimos delitos acusaban a los jueces que se negaron a indagar. Pero en democracia tampoco fue investigado el asesinato de la que puede considerarse la primera víctima de la última dictadura: más de diez funcionarios judiciales --entre magistrados y fiscales-- se declararon incompetentes. 

  Bernardo Alberte hijo sabe que el represor que llamó al hospital desde su casa se identificó con su nombre y rango, lo que era necesario para que la ambulancia llegara al lugar. Pero hasta ahora sólo pudo recabar tres apellidos. Uno es el de Piccione, quien fue ascendido recientemente a subdirector del Hospital Militar. "Es un encubridor del asesinato de mi padre", afirma y exige que la Justicia indague al médico.

 

PRINCIPAL