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EN LOS SEIS ULTIMOS MESES 1 DE CADA 3 FAMILIAS FUE VICTIMA DE UN DELITO
Tras el miedo viene el escepticismo

El estudio, con la metodología del Banco Mundial, muestra que la mayoría no hace la denuncia. Si la hace, no hay resultados.


Por R.K.

t.gif (862 bytes) Los datos impactan. Una de cada tres familias en Capital Federal fue víctima de un delito en el brevísimo período que va de julio a diciembre pasado, es decir en seis meses. Además, la inmensa mayoría de los que sufrieron esos delitos no los denunciaron porque "es una pérdida de tiempo" o "no tiene sentido" y, lo más grave es que la minoría que efectivamente hizo la denuncia tuvo un resultado más que desalentador: "No hicieron nada", fue la respuesta casi unánime.

  Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Ibope Opinión Pública, que conduce Enrique Zuleta Puceiro, sobre la base de los criterios y programas propuestos por el Banco Mundial. El mismo estudio se está haciendo actualmente en el Gran Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. Zuleta se sumó a un grupo de investigadores internacionales que realizan estudios similares, coordinados por Daniel Lederman, del Banco Mundial, en Colombia, México, El Salvador y Brasil.

  Las encuestas sobre victimización están creciendo en importancia, fundamentalmente porque, a diferencia de las estadísticas, tocan a la población en general, incluyendo a las personas que no hicieron la denuncia. Además, es sabido que las fuerzas de seguridad han manipulado las denuncias -�hay causas judiciales sobre ello-�, ya que son numerosos los casos en que se esconden esas denuncias para bajar los índices de delincuencia. Al titular de una comisaría, por ejemplo, no le conviene que haya demasiados delitos en su zona justamente porque cuestiona su labor. Así es que se esconde una parte de las denuncias.

  En el estudio de Ibope se entrevistaron en total 1200 personas, pero el objetivo era analizar fundamentalmente a las 400 que dijeron haber sido víctimas de algún delito en los últimos seis meses.

  Sin dudas, impacta la revelación de que una de cada tres familias fue víctima de un delito entre julio y diciembre. Es un porcentaje muy alto, aunque recién dentro de dos meses se podrán establecer las comparaciones con los estudios hechos en otras ciudades argentinas y en los otros países latinoamericanos.

* En su gran mayoría (89 por ciento), el delito perpetrado en la Capital fue un robo o un arrebato de cartera.

* En general no hubo golpes. En uno de cada tres casos existió amenaza con arma.

* Las personas mayores de 50 años y especialmente las mayores de 65 son víctimas de delitos con más asiduidad. Casi no hay diferencia por sexo: asaltan por igual a hombres y a mujeres.

* En uno de cada diez casos la agresión y las lesiones son graves.

* Los delincuentes consiguieron quedarse con bienes de la víctima en el 80 por ciento de los casos. En la mitad de las oportunidades, el damnificado perdió menos de 150 pesos y hay un 15 por ciento al que le sacaron más de 1000 pesos.

* El 54 por ciento de los personas dijo que el delito le produjo consecuencias psicológicas.

* Más de la mitad de los hechos ocurrieron en la calle. El segundo lugar donde más se sufren delitos es en el trabajo y, en tercer lugar, la vivienda, el hogar.

* Un 45 por ciento de los delincuentes estaba vestido con ropa normal e incluso un 13 por ciento de las víctimas sostiene que el victimario estaba bien vestido. El delincuente tenía aspecto humilde en 8 por ciento de los casos.

* Seis de cada diez individuos que perpetraron los delitos eran jóvenes.

  Sin dudas, uno de los tramos más impactantes del estudio que encabezó Zuleta Puceiro está referido a la actitud posterior al delito. Se confirma que la gente tiene fuertes resistencias a realizar la denuncia policial del delito del que fue víctima. Quienes concurren a la dependencia a contar lo que ocurrió son una sensible minoría (35 por ciento) y todos tienen un argumento parecido: "Hice la denuncia porque el daño fue muy grave, porque hay que hacer justicia, hay que terminar con la impunidad, hay que acabar con los delitos".

  El gran problema es que, encima, terminan defraudados: en el 73 por ciento de los casos, la víctima consideró que "las autoridades policiales no hicieron nada", apenas el 5 por ciento dice que se está investigando y el 12 por ciento manifiesta que se resolvió el caso. O sea que además de ser pocos los que denuncian, por este camino serán cada vez menos.

  También son nítidas las razones de los que no hicieron la denuncia. La gran mayoría coincide en que "no tiene sentido", "es una pérdida de tiempo", o sea que existe la sensación de que el trámite es engorroso, demora mucho, uno no se siente bien tratado y, además, no lleva a nada.

  La idea que hoy prevalece en el Banco Mundial es que las encuestas de victimización -�un instrumento relativamente barato-� se hagan cada vez con mayor frecuencia y que sirvan para elaborar una de las grandes herramientas de seguridad que se está imponiendo: el mapa del delito.

  En numerosas ciudades norteamericanas, los responsables de seguridad tienen a las 9 de la mañana sobre su escritorio todas las estadísticas de delitos del día anterior y la última semana. De esa manera se establece rápidamente en qué barrio hubo un brote de robos, qué características tuvieron, qué armas se estaban utilizando y si se trata de pequeñas bandas juveniles, gente con problemas de drogas o bandas de mayor envergadura. O sea que se define el riesgo con mayor precisión y se actúa en consecuencia: una política hacia los jóvenes de ese barrio, una acción contra los narcos u otras estrategias. A pesar de toda esta nueva tecnología, en Estados Unidos hay hoy un reconocimiento casi unánime de que el delito bajó fundamentalmente por el descenso en la tasa de desempleo que es hoy la más baja de la historia en el país del Norte.

 

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