El diplomático cubano José Imperatori, expulsado anteayer por el gobierno norteamericano por supuesto espionaje, parte a La Habana desde Canadá
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El caso de Imperatori había
comenzado hace una semana, cuando el gobierno estadounidense lo había
declarado "persona non grata" luego de vincularlo con el
cubano‑estadounidense Mariano Faget, alto funcionario del Servicio
de Inmigración y Naturalización (SIN), acusado de espiar para Cuba.
Imperatori tenía una semana para abandonar Estados Unidos, pero él negó
las acusaciones y permaneció en su casa a la espera de que lo detuvieran
para un hipotético proceso legal. Anteayer, Imperatori renunció a su
cargo de vicecónsul de la oficina de Intereses Cubanos en Estados Unidos,
a su inmunidad diplomática y entró en una huelga de hambre. Pero no hubo
ningún proceso: ese mismo día, agentes del FBI llegaron hasta la casa de
Imperatori y lo escoltaron hacia el aeropuerto internacional Ronald Reagan
para que abordara un vuelo con destino a Canadá. Ayer por la noche,
Imperatori debía partir rumbo a Cuba.
Raquel Fundora, esposa de
Imperatori, declaró ayer que está "muy tranquila" por la
actitud de su esposo y expresó "mucha confianza en nuestro pueblo,
nuestro Comandante (Fidel Castro) y en esos jóvenes que están ahí",
en alusión a unos cien manifestantes que se reunieron frente a su casa,
en el barrio de El Vedado. "Es insólito que a un hombre que quiera
demostrar su inocencia, no lo hayan dejado", dijo Fundora.
Quien hasta anteayer era jefe
del diplomático expulsado, Fernando Ramírez de Estenoz, afirmó que los
cargos contra Imperatori y Faget son parte de "una conspiración",
que relacionó con la disputa por la custodia de Elián González. El
"balserito" pequeño náufrago cubano es retenido en Miami por
parientes que se niegan a devolverlo a su padre en Cuba, contrariando una
decisión del gobierno de Estados Unidos.
El gobierno cubano protestó
por la medida contra Imperatori. "Washington aplicó una absurda
medida unilateral", señaló una nota oficial en La Habana.
"Imperatori no acusa a Canadá, acusa a Estados Unidos, que fue el
que lanzó la papa caliente a Canadá" para "hacerla víctima de
su política prepotente".
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