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"LA SEMANA DE LOS ARTISTAS", CUATRO PROGRAMAS  PARA CUATRO ESCRITORES
Un puente a la cultura iberoamericana

Jorge Luis Borges, Octavio Paz, José Saramago y Gabriel García Márquez son retratados en cuatro excelentes documentales biográficos que se verán entre el jueves próximo y el 10 de marzo por la señal de cable People and Arts. Los escritores cuentan detalles desconocidos por el gran público.


Por Patricia Chaina
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A punto de abordar un avión en el aeropuerto de Franckfurt, Alemania, una auxiliar de vuelo le comunica al escritor portugués José Saramago que acaban de concederle el Premio Nobel de Literatura. Probablemente, él fue uno de los últimos en enterarse y su reacción resulta una descripción impecable de ese instante: "No me he sentido jamás en mi vida tan solo como en ese momento. Un sentimiento de soledad absoluta, absoluta", reflexiona Saramago al recordarlo para las cámaras de People and Arts. Con esas palabras justamente, la señal inicia el documental La vida según Saramago, que integra una programación especial dedicada a grandes escritores contemporáneos de Iberoamérica, "La semana de los artistas".

(ver recuadro), y la composición lograda, donde interactúan literatura y televisión, asume tonos reflexivos, emocionales o didácticos, sin perder vitalidad.

   Paz, García Márquez y Saramago, consagrados con el Nobel de Literatura, confiesan ilusiones y desesperanzas, leen fragmentos de sus obras, las explican, reconstruyen anécdotas esenciales de sus vidas, y atrapan con la magia de quién sabe qué contar y para qué. Tal como lo hace Borges, a la sazón, el eterno ausente entre los ganadores del gran premio de Estocolmo. Las imágenes que acompañan los relatos y en algunos casos, las entrevistas que los complementan, permiten un acercamiento frontal a la sensibilidad de estos artistas.  

* El especial de García Márquez abunda en ese efecto. Sus palabras impactan por simples y generosas. "Siempre escribí --cuenta 'Gabo', desde su casa en Cartagena--, nunca pensé que pudiera hacer otra cosa. Tampoco pensé que de eso pudiera vivir. Estaba dispuesto a morirme de hambre, pero para ser escritor." Y se embarca en un recorrido por su niñez en Aracataca, en casa de sus abuelos, "donde el mundo sobrenatural y fantástico de las mujeres, en el que todo era posible, convivía con el mundo concreto que me transmitía mi abuelo, que había peleado en la Guerra Civil y me hablaba de las peripecias de la política como si yo fuese un adulto", reflexiona en el programa que People and Arts tituló: Gabriel García Márquez: La escritura embrujada.   

  "Trataba de escribir cuentos", explica. "Conocía los argumentos, pero no los sabía escribir. Las tentativas me parecían fallidas. Ya estando en la Facultad de Derecho, en Bogotá, una noche en la pensión de estudiantes un amigo me pasó un librito pequeño y amarillo. Lo abrí y decía: `Una mañana, después de un sueño tormentoso, Gregorio Samsa se encontró convertido en un gigantesco insecto'. Fue como si me hubiera caído de la cama. Antes de leer La metamorfosis yo había pensado que eso no se podía hacer a pesar de que me había tragado completitas Las mil y una noches. Pero ahí había una cosa importante que era de método: ese era un método para contar una cosa, y yo no lo tenía. Fue una verdadera resurrección. Me levanté y escribí mi primer cuento: La tercera resignación." 

  De su estancia en París, recuerda, surge El coronel no tiene quien le escriba. "Entre otras cosas porque cuando quedé varado ahí --fue enviado por el diario El Espectador, que cierra por esos días'-- estaba esperando un cheque en una pensión, y bajaba todos los días a ver si había llegado. Y no llegaba. Tenía un pasaje de regreso. Me lo hice reembolsar, metí la plata en una gabeta, y sacaba todos los días un poco para comer, y seguía escribiendo. Estaba feliz de que hubiera cerrado El espectador. Me había decidido totalmente a escribir literatura."

  En Cien años de soledad concentra las visiones que su paso por Europa le revelaron de su propia identidad. El Caribe y toda América latina se corporizan en Macondo, pueblo habitado por las sucesivas generaciones de Buendías. "Yo quería escribir una novela en la cual sucediera todo. Sabía que en ese suceder todo debía estar la memoria de Aracataca, fantasías, supersticiones, angustias. Originalmente, iba a ocurrir todo dentro de la casa de los Buendía y pensé que se iba a llamar La casa." Finalmente, todo ocurre en Macondo, "o es visto desde Macondo", dice.  

  Después de escribir ese libro, por el que obtiene el Nobel en 1982, reconoce que se dio cuenta de que "no sólo tenía que seguir escribiendo, sino que tenía que hacerlo después de Cien años...¡Nunca había pensado que iba a encontrarme en una situación tan difícil como esa! Tenía que salir con algo distinto. Porque hubiera podido hacer un segundo, tercer y cuarto tomo. Pero honradamente, sabía que lo que quería contar, ya estaba en ese libro". El otoño del patriarca fue una desilusión para sus lectores, pero hoy "es mi novela más estudiada en las universidades", señala. 

  "Es que escribir ficción es un acto hipnótico", agrega lúcido y didáctico. "Uno trata de hipnotizar al lector para que no piense sino en lo que tú estás contando. Eso requiere de clavos, de tornillos y bisagras para que no despierte. Es lo que yo llamo la carpintería: la técnica de narrar", explica.

  Hoy, puesto a escribir sus memorias, admite que tuvo que leer todos sus libros y que no lo había hecho anteriormente. Entonces conjetura: " Cien años no es mi mejor libro. Mi libro es El amor en los tiempos del cólera. Ese es el libro que va a quedar. Cien años... es un libro mítico. No trato de disputarle méritos. Pero El amor... es un libro humano, con los pies en la tierra. Es la historia de los amores contrariados de mis padres desde que se conocieron, hasta que se casaron". Y cuenta paso tras paso cómo fue la tarea de entrevistarlos, como reportero y por separado, porque "sino se contradecían y hasta terminaban peleándose". Sobre el balance agrega: "Tengo que decir con toda la honestidad y la vanidad del mundo que mis libros me gustan mucho, pero que ahora no son los que tendría que escribir. Estoy aprendiendo a escribir otra vez. Estoy aprendiendo a escribir mis memorias, de cómo escribí esos libros, para tratar de desembrujarme de mí mismo", concluye.  

* La narración de Saramago sobre su propia vida adopta un perfil sobrio, menos mágico, más prolijo. No por eso menos contundente. "Si tuviera que hacer mi autorretrato, no haría el de la persona que soy, sino el de quien me gustaría ser. Para eso, el viejo Antonio Machado sirve. Bueno, viejo en el mejor sentido de la palabra. No aspiro a más", confiesa de entrada. Su biografía se inicia en una aldea de Portugal "menos que modesta", dice. No pasó por la universidad. Después de cinco años de estudios técnicos comenzó a trabajar como mecánico cerrajero reparando ambulancias en el hospital de Lisboa. "Me gustaba, con el mameluco azul, las manos sucias de aceite, los destornilladores, el torno, todo. Era un trabajo bonito", recuerda, y le permitía ir por las noches a leer en la biblioteca pública. Cuando nace su hija publica Tierra de pecado, su primera novela, producto de lo leído más que de lo vivido. Autocrítico y exigente, interrumpe su vocación literaria, "hasta tener algo que decir". Lo que reconoce haber logrado veinte años después mientras escribía Alzado del suelo, la historia de una familia campesina de principios del siglo XX, quizá, su epifanía literaria: "Empecé a hacerlo en la forma canónica de narrar: guiones, puntuación. Por la página veintialgo, sin pensar en lo que estaba haciendo, dejé de escribir según las reglas todas y pasé a hacerlo con lo que ahora es mi forma personal de narrar. Ha sido, como escritor, el momento más hermoso de mi vida, en el que yo encuentro mi propia voz". 

  No fue ajeno a ese proceso, el que entre un texto y el otro el autor haya adquirido una fuerte conciencia social. Y como García Márquez, sostiene: "El escritor debe comprometerse con la sociedad en que vive tanto como con la literatura". Activo militante y defensor del pensamiento marxista, afirma: "El hombre es formado por las circunstancias, entonces es necesario formar a las circunstancias humanamente. Esto no es un juego de palabras. Esta claro que el capitalismo no forma humanamente las circunstancias". La solidez de su compromiso político lo lleva a decir: "Si hubiera tenido que renunciar a ser comunista hubiera renunciado al Nobel". El documental muestras momentos del viaje que realiza a Chiapas, en donde toma fotos para denunciar las injusticias "de un planeta sólo para ricos". Y reflexiona sobre la caída de la Unión Soviética: "Sólo fracasó una forma de aplicación práctica y concreta de ideas y proyectos, no las ideas", mientras la imagen lo muestra en un acto de apoyo a Cuba, en Oporto, junto a Fidel Castro.  

  En algunos de sus treinta libros escritos, se destacan historias donde Saramago se planta contra lo que considera el totalitarismo cristiano. "Pero no ha sido para provocar al Vaticano, o a los curas de mi país, o a quien sea. Lo escribí sencillamente porque necesitaba hacerlo", explica con simpleza. Y quizá, porque la ironía que recorre su obra es una voz que habla por otras voces, como sugiere al recordar su regreso a Portugal, como Premio Nobel. "El premio era mío, me lo habían dado por mis libros. Pero me di cuenta de que eso no era del todo cierto, porque el Premio, era de toda la gente."                               

* La voz de Octavio Paz surge de la poesía de sus versos y en un perfecto inglés --la entrevista fue realizada por la BBC de Londres en 1985-- entrega además reflexiones maduradas sobre su vida, sobre el amor, sobre la política y la compleja identidad mexicana, que reconoce compleja y mestiza. Su vida, desde su nacimiento en 1914 cerca de Ciudad de México hasta su muerte en abril de 1998, se condensa en este encuentro catódico. "Octavio Paz: Mexicano del siglo", comienza con un fragmento de La llama doble, un ensayo sobre el sexo, el amor y el erotismo que el autor escribió a los 80 años, transmitiendo con precisión la fuerza y la fragilidad de un primer amor: "El encuentro erótico comienza con la visión del cuerpo deseado. Vestido o desnudo, el cuerpo es una presencia, una forma que, por un instante, es todas las formas del mundo", lee. Estando en la India como diplomático, cuenta, obtiene nuevas visiones sobre el sexo y el amor: "Es una de las pocas civilizaciones donde el erotismo está exaltado en la religión. En India el sexo es sagrado. Lo sabía yo antes, en mi mente, pero en India lo vi con mis ojos, vi parejas haciendo el amor en los templos. El sexo como una revelación de la sagrada naturaleza". Sus palabras se enlazan con versos escritos sobre la pantalla. Pero Paz afirma: "La poesía empieza en los oídos y no en el cerebro", destacando la musicalidad de las palabras. Y recuerda: "Es difícil decir cuándo, debe haber sido cuando tenía 9 o 10 años, que empecé a combinar las palabras por sus sonidos". Para él "un poema, después de ser escrito, se convierte en un juego entre sonidos y significados".

  "Un poeta empieza imitando a otros. Yo solía leer a los simbólicos, a los románticos. Y así escribí los que otros llamaron poemas de amor que no eran realmente de amor, sino de aspiraciones de amar", analiza. Luego este poeta, ensayista, diplomático, periodista, y activista político, sostiene que "para un escritor es importante tener muchas profesiones para tener más experiencia de la vida. Ser diplomático, ser carnicero, ser buzo, ser muchas cosas, y ser periodista, porque el periodista ve la vida en acción y movimientos. Eso es importante." 

 

* El programa biográfico de Borges no cuenta con la extensa entrevista de rigor al protagonista de la historia, sino con extractos de una entrevista realizada por un canal francés en la él que cuenta, entre otras cosas, que fue en su estadía en Europa, donde quedó varado durante la Primera Guerra Mundial, "cuando descubro a Buenos Aires. El Buenos Aires que luego se hará presente en toda mi obra". De ahí que considere que desde Fervor de Buenos Aires, su primer libro de poemas, se desgajen todos y cada uno de sus siguientes textos. Jorge Luis Borges: La escritura en el espejo, apoya su estructura en un análisis preciso de la obra de Borges y en el raconto de anécdotas de su vida a través de testimonios como el de María Kodama, o el de su madre Leonor Acevedo de Borges, intercaladas con palabras de Bioy Casares, su gran amigo y coequiper literario en los juveniles relatos fantásticos con los que el autor de El Aleph ingresa en su inconmensurable mundo de minotauros y laberintos. El especial, emitido con motivo del centenario de su nacimiento, el 24 de agosto, cuenta su vida desde su nacimiento hasta los días de participación en el ultraísmo, una corriente literaria de origen español que él mismo introdujo en América. Su trayectoria y su fama, su eclecticismo, su sentido del humor, y qué era lo que realmente contaba para él. Para constatarlo, se aprecia al escritor contando un momento crítico en el que creyó que ya no podría volver a escribir: "Me sometí a una operación y tenía miedo de haber perdido mi integridad mental", cuenta Borges en un prolijo francés. "Me dije: si no puedo escribir un pequeño artículo crítico será el fin." Y escribió "Pierre Menard, autor del Quijote", convencido de que "si no tenía éxito, esta sería una forma de prepararme para la idea de renunciar a la literatura". El cuento se publicó en Sur. Y Borges recuerda: "Poco después alguien me comentó: `No me mostró nada nuevo pues ya había leído artículos sobre Pierre Menard'. Y yo le respondí que no me lo pude haber inventado, pues se trata de un escritor francés bastante famoso ¿no?", concluye, destilando ironía.

 

Los cuatro especiales

  Jueves 2 de marzo, a las 21: "Jorge Luis Borges: El hombre del espejo". La vida del gran escritor argentino es contada a través de entrevistas a su madre, a María Kodama y a Bioy Casares. Con palabras del propio Borges en una entrevista a la TV francesa. Repite el viernes 3 a la 1.

  Miércoles 8 de marzo, a las 20: "Octavio Paz: mexicano del siglo". Aquí, el Nobel de Literatura de 1990 habla de su vida y su obra, pocos años antes de su muerte ocurrida en abril del '98. Fragmentos de sus ensayos y poemas se intercalan entre los testimonios de otros escritores mexicanos como Carlos Monsibais o el editor de la revista Vuelta (fundada por Paz), Cristofer Domínguez. Repite el jueves 9 a las 2.

  Jueves 9 de marzo, a las 22: "Gabriel García Márquez: la escritura embrujada" ofrece una impactante versión de la vida y la obra del escritor colombiano, contada por él mismo, desde su casa en Cartagena. Repite el viernes 10 a las 2.

  Viernes 10 de marzo, a las 22: "La vida según Saramago". Un nostálgico documental logrado a lo largo de varias semanas de grabaciones con el ganador del Nobel de Literatura de 1998, en ciudades de España y Portugal. Repite el sábado 11 a las 2.

 

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