Uno de los consultores políticos más
experimentados del país suele decir que "a las internas abiertas
las carga el diablo", o sea que el resultado suele ser incierto:
el favorito, el que tiene mayor intención inicial de voto en la
población, puede terminar derrotado tal como ocurrió en dos de las
tres experiencias anteriores. Néstor Vicente le ganó a Luis Zamora
cuando éste era el vencedor cantado. José Octavio Bordón derrotó a
Carlos "Chacho" Alvarez en la interna presidencial del
Frepaso de 1995. El caso en que ganó el candidato que estaba previsto
fue el más reciente, cuando Fernando de la Rúa se impuso a Graciela
Fernández Meijide.
En
la interna Domingo Cavallo-Gustavo Beliz la lógica es que triunfe el
primero, que registra mayor intención de voto en todas las encuestas
hechas en el conjunto del electorado, pero habrá que ver el papel de
los aparatos, es decir, quién acarrea mayor cantidad de gente a
votar. Y no sólo se habla de los aparatos de los dos partidos que
disputan la interna. Cuando Vicente derrotó a Zamora y Bordón a
Alvarez, se mencionó la participación en las dos internas de
corrientes del justicialismo y la UCR.
*
En la interna de Izquierda Unida, aunque a otro nivel, Zamora competía
por el voto peronista y Vicente por el de centroizquierda, más
cercano a la UCR. Aunque el debate se acalló, hubo acusaciones
cruzadas de participación de los aparatos del PJ y el radicalismo.
*
Una especulación indicaba que Chacho Alvarez era un candidato más
incómodo para el PJ y que, sobre todo en la Provincia de Buenos
Aires, el aparato justicialista llevó gente a votar para que
triunfase el candidato que ellos consideraban menos peligroso.
*
En la confrontación entre De la Rúa y Fernández Meijide un elemento
clave fue la estructura y la organización que el radicalismo tuvo y
tiene en todo el país, incluyendo los pequeños pueblos donde el
Frepaso carecía de gente.
Enrique Zuleta Puceiro,
titular de Ibope Opinión Pública, resume el panorama de esta forma:
"Las internas abiertas son, en resumen, una guerra de aparatos.
Si una maquinaria partidaria puede llevar diez afiliados a votar, más
posibilidades todavía tiene de llevar cuarenta no-afiliados. Las
estructuras son fundamentales. Van a la casa de la persona, muchas
veces en los barrios más populosos, las convencen, las llevan y las
traen".
En este marco, las encuestas
suelen servir de poco para pronosticar internas de este tipo, sobre
todo porque no votan millones de personas sino alrededor de unos
100.000 ciudadanos --esa puede ser la expectativa de la batalla
Cavallo-Beliz--, por lo que tendrá importancia descifrar el peso de
los distintos aparatos que pueden jugar sus fichas:
* El cavallismo tiene poca
organización y poca estructura barrial. Sus votos provendrán de los
ciudadanos independientes de las zonas de clase media y media-alta de
la Capital.
* El belicismo tampoco tiene
gran aparato y quedó más debilitado en los últimos tiempos. Puede
conseguir su caudal en barrios algo menos acomodados.
*
El duhaldismo jugará a favor de Cavallo y mostró en la última
interna del PJ que tiene bastante capacidad de conseguir votos. Hay
que ver si mantiene su caudal ahora que Duhalde no es gobernador ni
candidato presidencial.
* Los hombres de Ruckauf en
la Capital seguramente concurrirán --espontáneamente-- a votar por
Beliz, ya que algunos de sus dirigentes esbozaron un acuerdo con Nueva
Dirigencia. Su convocatoria no es muy grande, por ahora.
* El menemismo, por lo que
se sabe, considera a Cavallo su enemigo principal. Es muy posible que
las unidades básicas relacionadas con dirigentes menemistas aparezcan
por las urnas poniéndole el voto a Beliz.
* En cuanto a la UCR y el
Frepaso, en ambos casos seguramente ven menos peligroso a Beliz que a
Cavallo para el enfrentamiento con Aníbal Ibarra. Es probable que
unos cuantos locales alienten el voto por Beliz.
La Boca, Barracas, Villa Lugano y tantos otros barrios son
territorios en los que cavallistas y belizistas tienen poco o ningún
arraigo. Allí, los aparatos jugarán su papel y habrá que ver para
quién hacen valer su peso. Lo que la experiencia indica es que nadie
gana sólo con la camiseta ni sobre la base de lo que dicen las
encuestas de antemano. A veces, las internas se disparan para el lugar
menos pensado.
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