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El club de fans de Astiz le dio el carnet de "demócrata"

El capitán de navío Aurelio "Zaza" Martínez fue careado ayer con su camarada Miguel Pita

Quince testigos de la defensa del represor destacaron las bondades de Alfredo Astiz. Algunos apelaron a la hipótesis de que el menemismo gestionó la entrevista al represor para destituirlo. 


Por Victoria Ginzberg
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"Un demócrata", "un ejemplo para mis hijos", "un caballero", "un hombre de palabra". Los quince testigos que presentó ayer la defensa del represor Alfredo Astiz en el juicio por apología del delito no escatimaron elogios. Dos civiles y trece marinos --entre ellos cuatro almirantes-- intentaron hacer parecer inverosímil que el ex capitán dijera que era "el hombre mejor preparado para matar a un político o a un periodista", tal como publicó la revista trespuntos en enero de 1998. Dos oficiales aportaron además una visión conspirativa del reportaje realizado por Gabriela Cerruti, que terminó con la destitución del reporteado: "Fue un pedido del ex presidente Carlos Menem que tenía que viajar a Suecia y quería tener una carta en la mano por si le preguntaban sobre el caso Hagelin", aseguraron.

  Antes de que comenzaran a desfilar los 15 testigos "de concepto" que se presentaron para hablar bien de Astiz, la defensora oficial Perla Martínez de Buck pidió la detención de Cerruti por falso testimonio. La periodista debió precisar sus declaraciones y repitió que ella se reunió con el represor para realizar "una entrevista" y que Astiz sabía que la nota iba a ser publicada ya que, al terminar el encuentro, le pidió que esperara un tiempo para hacerla pública porque quería aclarar algunas cosas. Tras escucharla, el juez Claudio Bonadío decidió postergar la decisión sobre el pedido de la defensa hasta el momento de dar a conocer el fallo y, a pesar de las intenciones de la defensora de Astiz, dejó ir a la testigo.      "¿Puede mencionar valores y principios a los que adhiere Astiz? ¿Qué opinión le merece Astiz en cuanto a su forma de pensar? ¿Existe una subordinación en la Fuerza en relación con los superiores jerárquicos?", fueron las preguntas que repitió ayer una y otra vez Martínez de Buck.

  Carlos Alberto Montañana fue el primero en sentarse frente al juez Claudio Bonadío. El testigo, amigo íntimo del represor, confesó no haber leído nunca la revista trespuntos. El secretario Nelson Vicente, entonces, le acercó los dos números relacionados con Astiz para que contestara si le parecía creíble que el ex capitán hubiera pronunciado las palabras que allí se le atribuían. Montañana, de 81 años y algo sordo de un oído, "leyó" los ejemplares de la revista sin ponerse los anteojos, en un gesto que sorprendió a más de un asistente a la audiencia.

  "No podría ser amigo de alguien que no pensara como yo, que soy antitrotskista, anticomunista, antifachista y antinazi," afirmó Montañana. Todos los testigos respaldaron la vocación democrática del represor, incluidos los ex jefes de la Armada Ramón Arosa, Jorge Ferrer y Enrique Molina Pico y el ex jefe del Estado Mayor Conjunto Emilio Ossés. Arosa --quien mencionó ser oficial retirado en servicio-- dijo, sin embargo, que no conocía "profundamente" la forma de pensar de Astiz.

  El abogado Reinaldo Julio Romero, de 33 años, y la ex periodista María Isabel Zaldívar del diario La Prensa fueron los únicos dos civiles que se presentaron ayer. La mujer relató que mantuvo varios contactos con Astiz pero que éste nunca le concedió un reportaje para ser publicado. El juez tuvo que recordarles a Romero y al marino Miguel Pita, quienes se referían a Astiz como "capitán", que el represor había sido despojado de su grado.

  A su turno, Pita mencionó el supuesto complot del menemismo --que respaldó a Astiz cuando fue juzgado en ausencia en Francia por la desaparición de las monjas Alice Domon y Leonie Duquet-- para destituir al "ángel rubio".

  Según Pita, Aurelio "Zaza" Martínez le aseguró que hizo el contacto entre Astiz y la periodista "a pedido de Menem", quien --de acuerdo con esta versión-- quería destituir al represor para "tener una carta en la mano" cuando en Suecia le preguntaran sobre el caso de Dagmar Hagelin, la joven asesinada por el ex capitán. "El que me cagó fue (el ex jefe de la Armada Carlos) Marrón", habría dicho "Zaza", quien cumplió 180 días de arresto por su participación en el reportaje.

  La defensa quiere demostrar que Astiz no se habría podido negar a la entrevista con Cerruti porque el pedido se lo había hecho Martínez, quien era su superior jerárquico. Martínez negó "motivaciones políticas" por haber intermediado entre el represor y la periodista.

  Horacio Zaratiegui --ex secretario de Emilio Eduardo Massera-- respaldó la versión de Pita, que este último le había contado. Finalmente, Pita y Martínez fueron sometidos a un careo en el que cada uno se mantuvo en sus dichos. Seguramente hoy se repetirá ese trámite, pero entre Pita y Zaratiegui. Además, se prevé que la audiencia se convierta en un debate acerca del proceder de los periodistas ya que están citados José "Pepe" Eliaschev y Jorge Lanata.


ESPAÑADERO DECLARO ANTE LA JUSTICIA
Ex servicio al volante

Por V.G.
El ex agente de inteligencia Carlos Antonio Españadero, quien entrevistó a familiares de desaparecidos en la embajada alemana durante la última dictadura con el alias de "mayor Peyrano", declaró ayer ante la Cámara Federal porteña. Españadero, quien se desempeña actualmente como taxista, admitió haber sido jefe de una sección llamada "Situación General" que  realizaba estudios sobre la "subversión" e investigaba personas que podían ser tipificadas por los militares como "marxistas" o "extremistas".

  Durante la declaración realizada ante el camarista Horacio Cattani y el abogado Rodolfo Yanzón, "Peyrano" admitió haber recibido material de inteligencia sobre los desaparecidos alemanes pero intentó justificarse alegando que su intención era poder poner en libertad a los desaparecidos "inocentes".

  El 6 de enero del año pasado el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania reconoció que un oficial de inteligencia atendía en la sede diplomática de Buenos Aires a los familiares de desaparecidos que iban a pedir ayuda. Las autoridades germanas habían negado la existencia de esta persona durante años. Aun cuando Alemania aceptó el hecho, el nombre del agente permanecía oculto, sólo se conocían los seudónimos con los que se presentaba ante las familias de desaparecidos: "Peyrano" o "Peña". El 7 de marzo pasado Página/12 reveló que "Peyrano" era en realidad Antonio Carlos Españadero.

  El oficial de inteligencia aseguró que su función era "tomar contacto con la embajada argentina para analizar con el cónsul alemán la posibilidad de encontrar alguna de las personas desaparecidas". Pero Españadero manifestó que ninguna de las personas mencionadas en las 30 denuncias que recibió en la embajada eran --de acuerdo con información que le brindaron las Fuerzas Armadas-- "terroristas" y que no pudo "encontrar" a nadie. Antes de retirarse de los tribunales federales, el militar denunció un presunto "hostigamiento" por parte de periodistas, por los "escraches", realizados en su domicilio.

Carta

Por Rafael Michelini *

Sr. Günter Grass
Glockenglesserstr. 21

Estimado Sr. Grass:

 Convencido de que comparto el sentir de la enorme mayoría de los uruguayos, quiero agradecerle muy especialmente su gesto de solidaridad con Juan Gelman, expresado en la carta que usted enviara al presidente Sanguinetti. Puede estar seguro de que su gesto ha calado hondo en la sensibilidad de nuestro pueblo, que rinde culto a los valores de justicia y solidaridad.

  Al mismo tiempo, quiero expresarle que lamentamos la desafortunada carta con que el Sr. Sanguinetti creyó necesario dar respuesta a su interés por ese niño, nacido en Uruguay, hijo de padres desaparecidos. Los uruguayos sabemos que usted no ha sido instrumento de ninguna "campaña política de desprestigio" ni de ningún "complot" contra el Sr. Sanguinetti. Sabemos que usted se ha limitado a ser coherente con una trayectoria personal de defensa de los derechos humanos que le honra. Y puede usted estar tranquilo en cuanto a que los hechos que motivaron su preocupación son rigurosamente ciertos.

  El Sr. Sanguinetti niega hechos demostrados hasta la saciedad por investigaciones imparciales, por reiterados fallos judiciales, por archivos de inteligencia norteamericanos ahora abiertos: la coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur, los asesinatos y las desapariciones, el secuestro de niños hijos de desaparecidos. En una palabra niega el plan "Cóndor", entre cuyas víctimas figuran Héctor Gutiérrez Ruiz, presidente de la Cámara de Diputados y el senador Zelmar Michelini, asesinados en 1976 en Buenos Aires por militares uruguayos.

  Le reprocha una supuesta ofensa a su sensibilidad. Es una reacción lógica en quien cultiva ante la opinión internacional la imagen de un humanista liberal, defensor del estado de derecho y preocupado por la justicia social. Pero los uruguayos sabemos que la "sensibilidad" ahora invocada nunca se manifestó respecto a las madres de los desaparecidos. A lo largo de sus diez años de gobierno el Sr. Sanguinetti nunca quiso recibirlas, no aceptó dialogar con ellas, nunca tuvo un gesto de compasión, aliento o reconocimiento.

  Es más, el Sr. Sanguinetti, que dispone de toda la legitimidad y todo el poder constitucional necesario para investigar en profundidad el destino de los uruguayos desaparecidos y los niños secuestrados, que incluso está obligado a ello por un mandato expreso de la ley de impunidad que él mismo propuso, se ha negado sistemáticamente a hacerlo.

  Una vez más quiero expresar mi reconocimiento por su solidaridad e interés por el drama que viven los Gelman, que simboliza el sufrimiento que padecen más de 140 familias uruguayas. Y por último, agradecerle, una vez más que no olvide del dolor de las madres y los hijos de los desaparecidos uruguayos.

  En el caso de confirmarse su visita a nuestro país, sería para mí un gran honor y una gran alegría recibirle.

    * Senador uruguayo.

 

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