|
Antes de que comenzaran a
desfilar los 15 testigos "de concepto" que se presentaron para
hablar bien de Astiz, la defensora oficial Perla Martínez de Buck pidió
la detención de Cerruti por falso testimonio. La periodista debió
precisar sus declaraciones y repitió que ella se reunió con el represor
para realizar "una entrevista" y que Astiz sabía que la nota
iba a ser publicada ya que, al terminar el encuentro, le pidió que
esperara un tiempo para hacerla pública porque quería aclarar algunas
cosas. Tras escucharla, el juez Claudio Bonadío decidió postergar la
decisión sobre el pedido de la defensa hasta el momento de dar a conocer
el fallo y, a pesar de las intenciones de la defensora de Astiz, dejó ir
a la testigo.
"¿Puede mencionar valores y principios a los que adhiere
Astiz? ¿Qué opinión le merece Astiz en cuanto a su forma de pensar? ¿Existe
una subordinación en la Fuerza en relación con los superiores jerárquicos?",
fueron las preguntas que repitió ayer una y otra vez Martínez de Buck.
Carlos Alberto Montañana fue
el primero en sentarse frente al juez Claudio Bonadío. El testigo, amigo
íntimo del represor, confesó no haber leído nunca la revista trespuntos.
El secretario Nelson Vicente, entonces, le acercó los dos números
relacionados con Astiz para que contestara si le parecía creíble que el
ex capitán hubiera pronunciado las palabras que allí se le atribuían.
Montañana, de 81 años y algo sordo de un oído, "leyó" los
ejemplares de la revista sin ponerse los anteojos, en un gesto que
sorprendió a más de un asistente a la audiencia.
"No podría ser amigo de
alguien que no pensara como yo, que soy antitrotskista, anticomunista,
antifachista y antinazi," afirmó Montañana. Todos los testigos
respaldaron la vocación democrática del represor, incluidos los ex jefes
de la Armada Ramón Arosa, Jorge Ferrer y Enrique Molina Pico y el ex jefe
del Estado Mayor Conjunto Emilio Ossés. Arosa --quien mencionó ser
oficial retirado en servicio-- dijo, sin embargo, que no conocía
"profundamente" la forma de pensar de Astiz.
El abogado Reinaldo Julio
Romero, de 33 años, y la ex periodista María Isabel Zaldívar del diario
La Prensa fueron los únicos dos civiles que se presentaron ayer.
La mujer relató que mantuvo varios contactos con Astiz pero que éste
nunca le concedió un reportaje para ser publicado. El juez tuvo que
recordarles a Romero y al marino Miguel Pita, quienes se referían a Astiz
como "capitán", que el represor había sido despojado de su
grado.
A su turno, Pita mencionó el
supuesto complot del menemismo --que respaldó a Astiz cuando fue juzgado
en ausencia en Francia por la desaparición de las monjas Alice Domon y
Leonie Duquet-- para destituir al "ángel rubio".
Según Pita, Aurelio
"Zaza" Martínez le aseguró que hizo el contacto entre Astiz y
la periodista "a pedido de Menem", quien --de acuerdo con esta
versión-- quería destituir al represor para "tener una carta en la
mano" cuando en Suecia le preguntaran sobre el caso de Dagmar
Hagelin, la joven asesinada por el ex capitán. "El que me cagó fue
(el ex jefe de la Armada Carlos) Marrón", habría dicho
"Zaza", quien cumplió 180 días de arresto por su participación
en el reportaje.
La defensa quiere demostrar que
Astiz no se habría podido negar a la entrevista con Cerruti porque el
pedido se lo había hecho Martínez, quien era su superior jerárquico.
Martínez negó "motivaciones políticas" por haber intermediado
entre el represor y la periodista.
Horacio Zaratiegui --ex secretario de Emilio Eduardo Massera--
respaldó la versión de Pita, que este último le había contado.
Finalmente, Pita y Martínez fueron sometidos a un careo en el que cada
uno se mantuvo en sus dichos. Seguramente hoy se repetirá ese trámite,
pero entre Pita y Zaratiegui. Además, se prevé que la audiencia se
convierta en un debate acerca del proceder de los periodistas ya que están
citados José "Pepe" Eliaschev y Jorge Lanata. ESPAÑADERO
DECLARO ANTE LA JUSTICIA Por V.G.
Durante la declaración
realizada ante el camarista Horacio Cattani y el abogado Rodolfo Yanzón,
"Peyrano" admitió haber recibido material de inteligencia sobre
los desaparecidos alemanes pero intentó justificarse alegando que su
intención era poder poner en libertad a los desaparecidos
"inocentes".
El 6 de enero del año pasado
el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania reconoció
que un oficial de inteligencia atendía en la sede diplomática de Buenos
Aires a los familiares de desaparecidos que iban a pedir ayuda. Las
autoridades germanas habían negado la existencia de esta persona durante
años. Aun cuando Alemania aceptó el hecho, el nombre del agente permanecía
oculto, sólo se conocían los seudónimos con los que se presentaba ante
las familias de desaparecidos: "Peyrano" o "Peña". El
7 de marzo pasado Página/12
reveló que "Peyrano" era en realidad Antonio Carlos Españadero.
El oficial de inteligencia aseguró que su función era "tomar contacto con la embajada argentina para analizar con el cónsul alemán la posibilidad de encontrar alguna de las personas desaparecidas". Pero Españadero manifestó que ninguna de las personas mencionadas en las 30 denuncias que recibió en la embajada eran --de acuerdo con información que le brindaron las Fuerzas Armadas-- "terroristas" y que no pudo "encontrar" a nadie. Antes de retirarse de los tribunales federales, el militar denunció un presunto "hostigamiento" por parte de periodistas, por los "escraches", realizados en su domicilio.
|