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El sábado 19 de este mes, en
el patio de tierra de la casa de Caaguazú y López Buchardo --en el
barrio Cascallares, a una cuadra del río Reconquista, en una de las zonas
más modestas de Moreno--, Ramón Barrientos estaba cavando un pozo.
Preparaba los cimientos del nuevo tanque de agua que proveerá --si el
mastodonte no lo impide-- a las tres casitas de la familia grande: la de
su hermana Liliana y su cuñado, la de sus padres y la que él ocupa con
su mujer y sus hijos. Pero, a un metro y cuarto de profundidad, la pala
chocó con algo duro. ¿Qué era eso, un hueso de perro? "No, m'hijo,
esto no puede ser de un perro", cuenta su padre, Santo Barrientos,
que le dijo aquel sábado.
El hueso parecía macizo, de
unos diez centímetros de lado. Lo lavaron, parecía una muela gigante.
Ante situación tan insólita, recurrieron a la persona del barrio que ha
visto más huesos de animal: el carnicero Juan Maiolino. "Vino el
chico y me dice 'Mire, don Juan': entonces yo puse la muela en la balanza
y pesaba 560 gramos", cuenta Maiolino, que se hizo cargo de la
situación y llamó al Museo Paleontológico de Moreno.
El mismísimo director del
museo, Eduardo Schreiber, se hizo presente en el barrio Cascallares, y lo
que vio lo entusiasmó: los Barrientos viven encima de un Estegomastodon
adulto que podría llegar a los 300.000 años de antigüedad. En el fondo
del pozo --que los Barrientos protegen prolijamente con chapas y nylon--
puede verse una osamenta de unos 80 centímetros de largo, y eso es sólo
el cráneo del mastodonte; bajo tierra deberían estar los colmillos, de
1,80 a dos metros, y, quizás, el esqueleto completo, de unos seis metros
de largo.
"Si el animal está íntegro,
podría tratarse de la pieza más completa y en mejor estado de conservación
que se encontró hasta el momento", según Schreiber. Claro que para
saber su estado hay que excavar, pero "el cráneo está
particularmente bien conservado, es realmente una linda pieza". El fósil
está contenido "en una capa sedimentaria correspondiente al
Cuaternario, cuya edad máxima es de trescientos mil años, y la mínima
de ocho a diez mil años, que es la época en que se extinguió el
Estegomastodon". Si es relativamente moderno, cobrará especial interés
en caso de que se encuentre acompañado por restos de actividad humana. Es
frecuente encontrar restos fósiles de Estegomastodon en la región
pampeana, pero hasta el momento sólo se pudo encontrar un ejemplar
completo, cerca de la localidad bonaerense de Arrecifes.
Pero los Barrientos temen que
los colmillos del monstruo, en su retirada, amenacen los leves cimientos
de la casita con techo de chapas donde viven Liliana Barrientos --hermana
de Ramón--. "Nos van a romper todo", se inquietó ante Página/12 Santo Barrientos, quien todavía no quiere firmar la
autorización para que los arqueólogos intervengan. "Lo único que
nos ofrecen es un camión de tierra", de volumen equivalente al del
Estegomastodon.
Schreiber aseguró a este
diario, y a los Barrientos, que "no hay ningún riesgo: por la posición
en que se encuentra el cráneo no hay posibilidad de que haya que excavar
donde está la casa. Les hemos dicho que una vez extraído les
recomponemos el terreno". Los Barrientos, por qué negarlo, se
resisten a perder la esperanza de que su mastodonte les permita, un
poquito, salir de pobres. Schreiber admite que "en Uruguay y otros países,
el propietario puede recibir una compensación por los fósiles hallados
en su terreno, pero en la Argentina no es así, los fósiles son
patrimonio del Estado. Yo entiendo, a uno le gustaría que esa familia se
viera beneficiada por el hallazgo, pero lamentablemente no es
posible".
Lo que la Municipalidad les
ofrece es "un documento que les asegure que, si hay algún daño, lo
reparamos. Es un vehículo legal que les da total seguridad". Pero
ellos no terminan de confiar en documentos firmados por funcionarios
oficiales, y Schreiber se desespera: "Yo ya fui como siete veces, y
siempre dicen que cualquier cosa me llaman".
Cuando los Barrientos se
decidan, el trabajo de los arqueólogos empezará con una sesión de
fotografía y dibujo, para precisar, en tres dimensiones, la ubicación
del fósil en la capa sedimentaria. Luego se enyesan los huesos, de manera
que puedan retirarse sin riesgos con una pala mecánica.
Según Schreiber, también
"el intendente de Moreno (Mariano West) está estudiando la manera de
asegurar a los Barrientos que si nos permiten retirar el mastodonte no
tendrán ninguna dificultad". "Entretanto, yo les dejé todos
los teléfonos, les regalé un folleto sobre los mastodontes..., pero
ellos todavía no se deciden, y si no nos permiten no podemos hacer
nada."
Informe: Carla García Nowak (Agencia Universitaria de Noticias y
Opinión).
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