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Sur del Sahara, hace cuatro
millones de años. Una nueva criatura se suma a los habitantes del
planeta: el mamut. Descendiente del Moeritherium --un animal parecido a un
cerdo-- la altura del mamut variaba entre 2,3 y 2,8 metros (aunque se
encontraron ejemplares de hasta 3,3 metros, un tamaño comparable al del
elefante africano). Lentamente migraron hacia el norte, y se adaptaron al
frío con una espesa capa de pelo. Entre la cabeza y la cola, el lomo del
mamut presentaba un declive. Las trompas tenían dos salientes parecidas a
dedos, los colmillos eran más largos y la piel estaba cubierta de pelo
castaño, a veces amarillo o rojizo. La especie vivió durante el período
Neanderthal; se extinguió hace 10.000 años.
Mercado de Yaloutie (Siberia),
1998. Bernard Buigues recorre el lugar en busca de alguna rareza. Como
organizador de más de veinte expediciones al Polo Norte, el explorador
francés sabe que el hielo suele albergar secretos de gran valor científico.
Guenadi Jarkov también está en el mercado, intentando vender el marfil.
Buigues ve los colmillos, y Jarkov le cuenta la historia. Convencido de
que está frente a un hallazgo, el investigador se propone una empresa
heroica: rescatar al mamut del hielo, y transportarlo a un lugar donde
pueda ser examinado.
Discovery Channel, costa este
de los Estados Unidos. Pierre Fauque, de Novi Productions, le ofrece a la
productora de documentales más grande del mundo patrocinar la aventura
del desentierro del animal. Discovery acepta, y comienza la filmación de
Despertando al mamut, una crónica de la expedición de Buigues que será
estrenada el 12 de marzo a las 20 por Discovery, en simultáneo con 146 países.
Las excavaciones comenzaron en
abril de 1998. Buigues sacó partes de la cabeza, que se había comenzado
a dañar por haber estado expuesta a los elementos; mientras excavaba
encontró algo de piel, pelo y tejido muscular. "Cuando vi que tenía
frente a mí más que huesos, llamé al científico Peter Wikstrom, cuyo
radar capaz de penetrar el subsuelo mostró una gran anomalía. Esto sugería
que una gran parte del cuerpo del animal yacía bajo el hielo; quizá
incluso los órganos internos. El análisis de la edad en uno de los
dientes, con carbono, mostró que el mamut tenía aproximadamente 20.000 años.
Murió a los 46", expuso el explorador francés. Derritiendo el hielo
de alrededor con secadores de pelo, el mamut fue retirado aún congelado.
Esto, según Buigues, es un gran adelanto: "En el pasado se han
dejado derretir los mamuts congelados que se encontraron en la tundra,
utilizando mangueras de agua. Esto causó daños considerables a los
animales y a la capa de tierra y vegetación que los rodeaban". Otro
de los científicos que encabezaron la expedición, Dick Mol --quien
investiga sobre mamuts hace treinta años y ha reconstruido varios fósiles
de esa especie-- no intentó disimular la emoción de vivir la experiencia
más fuerte en su vida profesional: "El corazón me latía con fuerza
mientras el hielo se derretía, y nos acercábamos más y más a la piel.
He estado trabajando con despojos de mamut desde hace más de 25 años y
nunca olvidaré la sensación de tocar al mamut con la mano. Fue algo
abrumador". Lentamente, el cuerpo del animal fue encastrado en un soporte de vigas metálicas. Con 21 toneladas de peso, el bloque de hielo que contenía al mamut fue izado por un helicóptero. Buigues incluso le puso los colmillos al bloque de hielo. "Lo hice para honrar al mamut. No pensé que era adecuado que viajara sin ellos a su nuevo hogar: la cueva de hielo en Khatanga". Hasta abril, cuando expertos de todo el mundo viajen para participar de la investigación (después de que el mamut sea descongelado), el cuerpo permanecerá en una cueva helada, excavada durante el stalinismo por razones desconocidas.
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