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Ultimos días de un victimario

Mañana o el jueves, el ministro Jack Straw anunciaría la liberación de Pinochet. La derecha chilena ya prepara sus festejos.

Una manifestación frente a la embajada británica en Santiago


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"El ministro estudia las presentaciones que se le han dirigido. Una decisión se producirá en breve plazo", dijo con voz monocorde un vocero del ministro del Interior británico Jack Straw. En Chile, el gobierno, la derecha y la prensa interpretaron que Straw anunciará la liberación del ex dictador Augusto Pinochet el miércoles o el jueves próximo. Sin embargo, fuentes judiciales británicas dicen que Pinochet no podrá subir al avión de la Fuerza Aérea Chilena (FACH) que lo espera en Londres hasta el martes próximo. El círculo pinochetista ya le está preparando dos fiestas de recibimiento: una íntima, para 150 personas, en el aeropuerto internacional de Pudahuel, y otra masiva y popular en los alrededores del Hospital Militar de Santiago, donde será trasladado Pinochet.

  Pero el caso puede presentar todavía más meandros. El gobierno belga declaró su intención de impedir por todos los medios el regreso de Pinochet; el suizo estimó que la Convención Europea no dice nada acerca de la interrupción de un proceso de extradición "por motivos humanitarios". Esos motivos fueron precisamente los que alegó Jack Straw luego de que un informe de cuatro médicos británicos coincidiera en que Pinochet no soportaría un juicio en España. Straw se vio obligado por la Justicia británica a entregar ese informe a los gobiernos de España, Bélgica, Francia y Suiza. El informe levantó la polémica: algunos especialistas consideraron que efectivamente la salud de Pinochet estaba muy deteriorada, mientras otros estimaron que no tanto como para evitarse el proceso judicial. En este segundo bando se ubicaron el gobierno de Bélgica y el juez Garzón, que contrariando al gobierno español decidió seguir adelante para pedir un nuevo examen médico. El juez francés Roger Le Loire hizo lo mismo.

  En cualquier caso, es probable que el caso se extienda al menos hasta la semana que viene. Si es así, será una semana cargada: el sábado 11 de marzo asumirá en Chile Ricardo Lagos, el primer presidente socialista desde Salvador Allende. Poco antes o poco después de ese día, el mismo enérgico general que derrocó a Allende en 1973 volverá en una camilla, convertido en un viejo decrépito. Y para colmo de males, era probable que el mismísimo Fidel Castro estuviera en Santiago en la ceremonia oficial de traspaso de mando. Pero el futuro secretario general de gobierno, Claudio Huepe, indicó ayer que "todos los signos son en la dirección de que (el líder cubano) no vendría".

 

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