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El primer indicio concreto de
que Haider renunciaría a la jefatura de su partido vino desde Peter
Sichorovskyun, un diputado del FPOE en el Parlamento Europeo. Según él,
Haider ya había planteado la posibilidad el sábado durante una reunión
secreta de la cúpula partidaria. Al llegar ayer a la sede vienesa del
FPOE para un segundo encuentro, Haider se limitó a afirmar
misteriosamente que "por ahora no les puedo decir nada".
Mientras pasaba hora tras hora sin novedades, en Viena se multiplicaron
los rumores acerca de sus posibles motivos para renunciar. Una versión
era que existía un desacuerdo interno acerca de la paga que reciben sus
correligionarios que integran el gobierno de coalición. Cinco años atrás,
el FPOE había hecho una cuestión de honor no aceptar salarios por más
de 4700 dólares. Ahora que entraron en el gobierno, algunos ministros
habrían descubierto que su honor no se comprometía por ganar más. Se
especuló que ésta no era la concepción de Haider, quien entonces habría
decidido retirarse de la conducción del partido. Pero el diario británico
The Guardian planteó una posibilidad aún más inesperada: citando
"fuentes internas", el diario sugirió que el líder neonazi
habría entrado en pánico a raíz de acusaciones desde dentro de su
partido de que era homosexual.
Con la noche bastante avanzada,
Haider finalmente salió del cónclave partidario para confirmar
efectivamente su renuncia. "No quiero ser una traba para el
gobierno", sostuvo. Y explicó que así buscaba probar que los
ministros de su partido no eran "marionetas manejadas por una
apretada correa", la de él. "Quiero evitar que nuestros
ministros tengan que consultar todas sus decisiones con el 'canciller en
la sombra' de Carintia", precisó. También aseveró haber
descubierto de golpe que su responsabilidad dual como líder partidario y
gobernador de Carintia era demasiado pesada. Por último, enfatizó que su
acción no se debía en lo más mínimo a las sanciones diplomáticas de
la UE: "No acepto presiones externas; en mi partido estamos
acostumbrados a tomar nuestras propias decisiones".
La oposición en Austria no le
creyó nada. El titular del Partido Socialdemócrata (SPOE) Alfred
Gusenbuaer se burló de la dimisión como "uno de los tantos trucos
de Haider". El jefe de los Verdes, Alexander van der Bellen, se hizo
eco de esa opinión al considerar que Haider no había hecho nada más que
jugar "una de sus típicas bromas y tretas políticas". Fue
interesante el hecho de que tampoco los partidarios de Haider parecieron
tomarse demasiado en serio su renuncia. El vicejefe del bloque
parlamentario neonazi, Thomas Prinzhorn, aseguró que no hubo ninguna
"retirada" y que Haider seguía siendo "el jefe".
"Nos volveremos a ver en las próximas elecciones generales",
exclamó sonriente. El muy vendido diario Kurier sintetizó que,
"una sola cosa es clara: con Haider como socio el gobierno de coalición
no podía salvarse, pero si dimitía le dejaba menos posibilidades al
extranjero de atacar a Austria". Por lo tanto, ahora Haider tendría
la oportunidad de "decir que se sacrificó por la patria". El gobierno norteamericano hizo hincapié sobre el carácter incompleto de la renuncia. El Departamento de Estado explicó que si bien era "un paso en la dirección correcta, no modifica nuestra preocupación por el hecho de que el Partido de la Libertad forma parte del gobierno". La noticia de la dimisión llegó ayer demasiado tarde para que las cancillerías europeas pudieran reaccionar, pero es improbable que decidan levantar sus sanciones contra Austria en tanto que los neonazis sigan en el gobierno. El mismo Haider insistió en que no debía sobreestimarse el significado de su renuncia. "Que nadie se equivoque, quiero dejar bien en claro que no estoy huyendo de la política nacional", subrayó. Después de afirmar que no excluía postularse en el futuro como canciller, concluyó su rueda de prensa con una promesa muy poco tranquilizadora: "Si el actual gobierno trabaja bien, no me necesitará". HAIDER
DEJO A SUSANNE RIESS-PASSER COMO SUCESORA The
Guardian Por
Kate Connolly
Y, sin embargo, Maria
Rosselhumer, autora de un libro reciente, El
FPOE y las mujeres, es escéptica respecto de que la
prominencia de las mujeres en el partido refleje un compromiso con la
igualdad. Ella cree que Haider simplemente está tratando de asegurarse el
voto femenino para un partido masculino, obsesionado por temas masculinos.
Las "heroínas" de Haider, señala ella, se opusieron
fuertemente a una política de cuotas como forma de impulsar la
representación femenina. "La capacidad y no el sexo debería ser el
factor determinante", dice Thresia Zierler, vocera de las mujeres de
FPOE. Las mujeres en el Partido de la Libertad siempre hablaron contra la
necesidad de una mujer ministra. Rosselhumer dice que sus actitudes son
"una puñalada en la espalda por los logros de las actuales políticas
hacia la mujer".
Más allá de estas cuestiones,
el hecho de que Haider haya "abdicado" en favor de Riess-Passer,
que por otra parte ostenta el cargo más alto que haya ocupado nunca
ninguna mujer en la política austríaca, es signo de un movimiento astuto
por parte del líder neonazi. Y cuando alguien lo acuse de no darles una
oportunidad a las mujeres, podrá señalar este brillante ejemplo.
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