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SERIA INMEDIATA, Y LA TAPARIAN CON EXPLOSIVAS NOVEDADES INTERNAS
Cómo disimular la salida de Pinochet

La presentación mañana de laborista independiente anti-Blair como
candidato a la Alcaldía de Londres, que muestra la profunda división del partido de gobierno, sería la cortina de humo para liberar al ex dictador.

Straw estudia desde las sombras una decisión política igualmente sombría.
�Hoy (por ayer) no habrá novedades�, se dijo. ¿Y mañana? �Hay que esperar y ver�, fue la respuesta.


El País de Madrid
Por Ernesto Ekaizer desde Londres

t.gif (862 bytes) El ministro del Interior británico Jack Straw ya tiene más que adoptada su decisión de liberar al general Augusto Pinochet; la policía del condado de Surrey y Scotland Yard han asegurado todos los detalles de la Operación Salida del ex dictador; el avión de la Fuerza Aérea Chilena calienta motores; ¿qué pasa, entonces, que no sale la orden?
Ayer a las cinco de la tarde, hora de Londres, se cumplió una semana desde que el ministro Straw recibiera, el martes 22, las alegaciones de los jueces de España, Bélgica, Francia y Suiza, sobre el informe médico, elaborado por doctores británicos, con el que se va a liberar al general Pinochet por estar presuntamente incapacitado para ser sometido a un juicio por tortura y conspiración para torturar. La única declaración que hizo el ministro tuvo lugar en la mañana del miércoles 23. Straw dijo que no había tenido tiempo �ni de mirar� los papeles y que adoptaría la decisión en �su debido momento�. Una portavoz del ministro dijo ayer a este diario: �Hoy (por ayer martes) no habrá novedades�. ¿Y mañana? �Hay que esperar y ver�, fue la respuesta.
Fuentes solventes aseguran que los documentos de los cuatro países relacionados más directamente con el informe médico objeto de consulta fueron pasados de inmediato para su estudio al Médico Jefe del Home Office (Ministerio del Interior), Liam Donaldson, quien a su vez mantuvo una conversación con el jefe del equipo que revisó al ex dictador el pasado 5 de enero, profesor John Grimley Evans.
Con todo, el propósito de estos contactos no ha sido el de ver hasta qué punto algunos de los argumentos planteados por los países eran viables. Por ejemplo, la petición de un nuevo examen, un punto en el que coincidieron tres de los jueces consultados: el español Baltasar Garzón; el belga Damien Vandermeersch y el francés Roger Le Loire. Straw ya había zanjado este punto al contestar, el pasado mes de febrero, a la comisión rogatoria enviada por el juez de instrucción belga Vandermeersch a Londres. Consultada la defensa de Pinochet sobre si el ex dictador se prestaría a un nuevo examen médico, esta vez realizado por doctores belgas, la respuesta fue negativa. El jefe de la Unidad de Cooperación Judicial del Home Office, Godfrey Nicholas Stadlen, pues, escribió el 24 de febrero a los abogados de Bélgica en Londres. Según decía en su carta, el ministro del Interior �carece de poderes para imponer� al ex dictador la realización de un nuevo examen.
Que la hipótesis de un nuevo examen médico no tenía ninguna viabilidad ya lo sospechaban los jueces que lo solicitaban. Straw había dicho, a través de sus abogados, que los comentarios de quienes no pudiesen revisar a Pinochet carecían de valor. Y, como por otra parte, no había poderes para obligar a Pinochet a someterse a un nuevo examen, poco margen, por no decir ninguno, quedaba pendiente.
El juez Garzón, por ejemplo, sólo pidió un nuevo examen de forma �subsidiaria�, esto es, siempre y cuando Straw no accediese a su principal petición: que sean los tribunales británicos, concretamente el Alto Tribunal de Justicia, que todavía tiene pendiente el recurso de habeas corpus de Pinochet el próximo 20 de marzo, quien resuelva sobre el estado de salud del ex dictador.
Durante los siete días en que Straw ha tenido en su poder las alegaciones �entre el martes 22 y el martes 29� de los cuatro países, ningún miembro del Home Office �según asegura la defensa de Pinochet� ha explorado, siquiera para cubrir el expediente, si es posible, a la luz de las alegaciones, considerar una nueva revisión. Fuentes conocedoras de los métodos del ministro del Interior británico y de la actuación del gobierno de Tony Blair señalan que, una vez adoptada la decisión, se trata de elegir ahora la puesta en escena mediática, es decir, la operación de relaciones públicas.
Una liberación del ex dictador, por ejemplo, al filo de la celebración del centenario del partido Laborista, el domingo 27, no era el mejor momento, ya que hubiera catalizado críticas del ala izquierdista. Pero ahora está por presentarse una buena circunstancia. En la noche de mañana, jueves 2 de marzo se espera una importante noticia. El laborista Ken Livingstone anunciará su candidatura independiente en las elecciones a la alcaldía de Londres, previstas para mayo próximo. Este hecho profundizará la crisis del liderazgo de Blair, quien ha apoyado en las �internas� laboristas a otro candidato para el puesto, y que ha ganado por los pelos. Por tanto, los medios de comunicación acogerán la noticia de Livingstone con grandes titulares.
Para diluir el impacto de la liberación del ex dictador, afirman ciertas fuentes, es la gran oportunidad. Porque Pinochet no podrá competir con Livingstone en el mercado de noticias londinense los días jueves y viernes. Continuará.

 

Claves

  Straw tiene en sus manos desde hace una semana las objeciones que los jueces de España, Bélgica, Francia y Suiza hicieron al informe de los médicos británicos, en el cual concluían que el ex dictador no está �mentalmente apto� para afrontar un juicio.
  Los documentos quedaron en poder del médico jefe del Ministerio del Interior, Liam Donaldson, que se limitó a comunicárselos al jefe del equipo médico que revisó a Pinochet el 5 de enero pasado.
  Hasta ahora, el ministro Straw no consultó a otros especialistas, y parece poco probable que lo haga: a principios de mes adelantó que no podía obligar al ex dictador a realizarse nuevos exámenes.
  Las internas que dividen a un laborismo en crisis podrían convertirse en el escenario apropiado para que Straw ratifique la liberación de Pinochet: el laborista Ken Livingstone anunciará su candidatura independiente a alcalde de Londres el jueves, concentrando gran parte de la atención de los medios puesta en la decisión del ministro del Interior.

 

GANO VIRGINIA, PERO MCCAIN LO ESPERA EL SUPERMARTES
Bush el pequeño se anotó un puntito

Página/12 en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa desde Nueva York

Las dos primarias de ayer, en los estados de Virginia y Washington, así como el caucus en Dakota del Norte fueron descriptos por los politólogos como �paradas en el camino�, con cierta importancia psicológica pero no cruciales en la carrera hacia la conquista de la candidatura presidencial definitiva. Se disputaron 87 delegados para la convención partidaria que nominará al candidato presidencial.
Con un electorado conservador en el estilo sureño tradicional, más semejante al de Carolina del Sur que al �obrero conservador� de Michigan que dio la victoria a McCain la semana pasada, Bush se impuso en Virginia por 58 a 38 por ciento. Los analistas dijeron que McCain posiblemente había comprendido que perdería en la aristocrática Virginia. Por eso lanzó allí el lunes su audaz ofensiva contra la derecha cristiana, acerca de la cual muchos republicanos hablan mal a puertas cerradas aunque no se atreven a denunciarla públicamente, y contra sus líderes Pat Robertson y Jerry Falwell. Pero el ataque tuvo una mira estratégica: cortejar a los votantes moderados e independientes de California y de Nueva York �los dos Estados más decisivos� para que se inclinen por él la semana próxima, en las primarias del Supermartes 7.
En Washington, las encuestas daban mucho más parejas y se hizo difícil predecir el triunfo de uno y otro. Tanto en este estado del noroeste como en el sureño, las votaciones fueron abiertas. Pero en Virginia, los que concurrieron a las urnas se vieron obligados a firmar una declaración de que no intervendrían en el proceso de nominación de candidatos de otro partido. La artimaña buscó alejar a los demócratas que desde que empezó la interna oficial se han largado a votar con notable entusiasmo por McCain. Para Bush, que cuenta con el apoyo de todo el establishment republicano, los extrapartidarios que cuestionan su supremacía de candidato favorito son la �bete noire� de esta pelea súbitamente difícil e imprevisible.
Hay mucho entusiasmo con la candidatura de McCain. Según encuestas realizadas por las cadenas televisivas CNN y ABC, si la elección presidencial fuese en estos días, McCain le ganaría al demócrata Gore por unos 15 puntos. Bush también le ganaría al vicepresidente de la administración Clinton, dicen las encuestas, pero por sólo 6 puntos.
La puja republicana desbanca del centro de atención a los demócratas. Todos las luces y todos los análisis están puestos en John McCain, revitalizador máximo de una campaña que sin él sería horrorosamente aburrida, y en su rival, el gobernador Bush.

 

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