|
|
|
|
|
|
|
|
|
 El Quijote recorre las escuelas desde agosto del año pasado y lo seguirá haciendo este año. Un grupo de teatro a cargo de Alejandro Spiegel y Sergio Sapolsky trabaja con fragmentos del clásico de Cervantes para jugar con metáforas sobre la política y llevarla hasta las aulas. Y desde allí, los alumnos son interpelados a pensarse como integrantes de la �caballería andante�. La idea es explicarles a los chicos de entre 7 y 14 años la épica quijotesca, o la mirada romántica del mundo, e inspirarlos para demandar a los diputados. Las preguntas que se hacen los actores rebotan sobre la platea: ¿por qué lucharías vos? y ¿qué les pedirías a los gobernantes? Con esas consignas de trabajo, los chicos se abalanzan a escribir mientras esperan que siga la función.El escenario es simple pero sirve para ilustrar la �campiña� en pleno Patio del Aljibe del Centro Cultural Recoleta. Luis Arenillas y Pablo Lapadula se enfundan en sus personajes de Quijote y Sancho Panza para ponerle el cuerpo a esta inusual propuesta educativa. El itinerario que se plantea el Quijote es ir �deshaciendo entuertos protegiendo a los débiles, a las damas y a los pobres� y, en su recorrido, los chicos deben adivinar cuál es el bálsamo curativo del que se vale para la tarea. En otra de las escenas el Caballero de la Mancha le da consejos a Sancho Panza para cuando sea gobernante de la ínsula que le prometió por acompañarlo en su viaje. Después de un ping-pong de preguntas entre los actores se reparten escudos de cartón, iguales a los que usan los actores, donde los chicos escriben sus propuestas. Otro episodio es el del �Barco Encantado�. Quijote y Sancho Panza se topan con un barco y Don Quijote argumenta que deben abordarlo porque si está ahí es para usarlo y salvar a alguien. En cambio, su compañero cree que si suben van a ser desalojados por los tripulantes. Los alumnos deben resolver el final de la historia: si asumen el destino que el Quijote cree inevitable o se repliegan junto a Sancho. La obra El Quijote y los chicos también va a las escuelas para quienes no puedan trasladarse hasta Recoleta. Hasta ahora ya la vieron mil chicos y este mes se retoman las actuaciones. El año pasado estuvieron a punto de entregar los pedidos de los alumnos al Congreso de la Nación pero se chocaron con lo más álgido de la campaña electoral y muchos políticos se ofrecieron para aparecer en los medios recibiendo a los chicos. Prefirieron adoptar un perfil más bajo, por eso también decidieron esperar hasta después de las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires. Los pedidos de los chicos pueden ser infinitos, pero Spiegel remarca que �una de las cuestiones que tiene la escuela es que los chicos dicen lo que el grande quiere escuchar y lo interesante que surgió en la obra es que aquí son ellos cuando hablan. Dicen, por ejemplo, `que se porten bien� pero no dicen `que no haya más corrupción� para que le digan `muy bien, Federico�. Los chicos más grandes hablan de la droga y a la mayoría les preocupan la pobreza y el trabajo, en todos se refleja la experiencia que tienen en sus casas�. Spiegel es licenciado en ciencias de la educación y viene trabajando desde hace años en el tema del cambio educativo. Ahora su apuesta es desde el teatro. �Se trata de mirar atentamente. Uno debería educar la mirada en las escenas cotidianas que protagonizamos todos los días. Las mejores estrategias tienen que ver con acercar lo cotidiano, con acercar escenas urbanas y, por otro lado, de actuar lo que uno enseña. Muchas veces la escuela tiene la tentación de propuestas ficcionales y se usa como recurso didáctico una historia que no tiene nada que ver con nosotros. Creo que cuando subís al colectivo y dudas si dar o no una moneda a alguien ya existe una historia para trabajar, cuando en la escuela decidís atender o no la diversidad de los chicos, también hay una historia.� El Quijote como texto �y como pretexto� les cae bien a padres y maestros y Spiegel confiesa haberlo elegido �por puro amor� pero, principalmente, como un modelo alternativo en materia de recursos educativos que convoca a escena �y al aula� a otros personajes. Informe: Verónica Gago
UN INICIO DE CLASES IRREGULAR
|
