Por Julian Berger
desde Washington
Dos personas murieron y al menos tres resultaron gravemente heridas en un suburbio de Pittsburgh, Pensilvania, cuando un hombre le disparó a un obrero que arreglaba la puerta de su casa antes de iniciar un raid en el que baleó a los comensales de un McDonald�s y un Burger King. El hombre, un residente negro del lugar, le dijo a un vecino que salía a matar �a toda la gente blanca�. Después tomó rehenes en una clínica cercana, a quienes les advirtió que tenía aún una bala y estaba listo para usarla. Tras una tensa espera de unas dos horas la policía entró y lo arrestó sin que se produjeran más víctimas.
La matanza tuvo lugar el día después que un chico de seis años le disparó a una nena de su grado en una escuela primaria de Michigan, después de una pelea en el patio. La nueva racha de violencia sin sentido ha vuelto a poner a la cultura del revólver norteamericana en el centro del debate político, en un año de elecciones presidenciales, aumentando las diferencias entre los republicanos pro-armas y los demócratas, que están presionando para lograr controles más estrictos.
Según los medios locales y los testimonios de los presentes, el baño de sangre ayer se inició con una puerta rota en la casa del hombre armado. Unos obreros habían empezado a arreglarla, pero algo desató la ira del hombre, quien disparó a uno de los obreros en el cuello. Luego prendió fuego su casa.
Corrió entonces hasta un departamento cercano en el empobrecido suburbio que habitaba. La mujer negra que vive allí contó que le aseguró que no pensaba hacerle daño. �Dijo: `No quiero matar a ninguna persona negra. He salido a matar a todos los blancos��, relató la mujer a una cadena de televisión local. El hombre le dijo después que pronto estaría muerto. Luego caminó hasta el restaurante McDonald�s y le disparó a un policía que se había acercado a la escena. Enseguida abrió fuego también contra una persona que esperaba en el sector de atención a los autos, y contra otras que estaban en el estacionamiento.
El raid siguió: otras dos personas adentro del restaurante y una quinta en el cercano Burger King.
Candy Zambo contó que su padrastro, Richard Clinger, recibió un disparo cuando estaba fuera del McDonald�s. �Estábamos en la camioneta cuando este tipo sencillamente se acercó y empezó a disparar �contó�. Yo pensé que se acercaba a pedir alguna dirección o algo así. Después simplemente se alejó.�
El hombre caminó entonces hasta un edificio de oficinas que alberga un centro de atención para niños, una clínica geriátrica y consultorios médicos. Allí tomó a cinco personas de rehenes. Un testigo que logró escapar contó que había dicho: �Tengo una bala más y voy a usarla�.
Pero el hombre terminó entregándose en un corredor del edificio, según aseguró la policía y los rehenes fueron liberados. Esto sucedió cuando en Michigan los investigadores intentaban ayer entender cómo un niño de seis años había podido matar a su compañerita de clase el martes. El chico sacó la pistola calibre 32, apuntó a un alumno, luego a otra �Kayla Rolland, también de seis años� y la mató con un solo disparo. El jefe de policía local dijo que el chico no mostraba signos de entender la gravedad de lo que había hecho. Explicó que el niño vivía con su tío y había encontrado el arma cargada abajo de unas sábanas. El tío y el supuesto dueño del arma fueron detenidos ayer.
Cada tres casas, un arma
Un tercio del total de las familias de Estados Unidos tienen al menos un arma de fuego en su casa, y en un 21 por ciento de esos hogares se guardan cargadas y al alcance de cualquiera de sus miembros, según un estudio difundido por los Archivos de Pediatría de la Asociación Médica Americana.
Las armas de fuego causaron la década pasada en ese país un total de 36.000 muertes anuales. Víctimas mortales de esos instrumentos son cada año 5.300 menores de 18 años. Otra estadística, difundida por el Departamento de Justicia, da cuenta de que el 24 por ciento de los homicidios por armas de fuego en Estados Unidos son cometidos por jóvenes de 18 a 20 años. Si se piensa que ese sector representa sólo el 4 por ciento de la población, el dato es abrumador.
Por eso, el presidente Bill Clinton volvió a pedir ayer al Congreso que apruebe una ley para el control de armas, que impida su uso por parte de los niños y las aleje de los criminales. El mismo pedido que hizo el año pasado, después de las masacres en tres colegios. Pero la norma no prospera por la oposición de los republicanos, quienes se amparan en la segunda enmienda constitucional, que otorga a todo estadounidense el derecho a llevar un arma para su defensa. |
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