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Después de casi 17 meses, Pinochet pondrá hoy las ruedas de su silla sobre Santiago. Así reclamaba el gobierno chileno, que ahora tendrá que cumplir su promesa de juzgar al ex dictador o encontrar la forma de justificar que Pinochet pase unas semanas recluido en el Hospital Militar y después se retire a alguna de sus casas a calmar sus dolencias. De todos modos, ayer quedó claro que en estos primeros días con Pinochet de vuelta en casa el gobierno está dispuesto a recibirlo con tono amenazador. El presidente Eduardo Frei, a punto de despedirse de su cargo el sábado 11 con la Operación Retorno cumplida, advirtió que �nadie está por encima de la ley�. Y su sucesor, el socialista Ricardo Lagos llamó a �estar tranquilos� porque �el retorno del general Pinochet es un elemento de conflicto que ha terminado�. El juez Juan Guzmán Tapia, que lleva la mayor parte de las 60 querellas presentadas en Chile contra Pinochet, dijo que está dispuesto a pedir un examen médico al ex dictador para determinar si está senil �la única posibilidad contemplada en las leyes locales para evitar un juicio� y a estudiar su desafuero parlamentario. Por lo pronto, un grupo de abogados defensores de los derechos humanos elevó ayer al ministro de Justicia José Guzmán un pedido de desafuero. Por su parte, el gobierno salió a fortalecer la idea de que existen condiciones para que Pinochet sea juzgado: Frei admitió que �he cumplido mi compromiso. Lo hice porque su permanencia en Londres y, sobre todo, su eventual deceso en el extranjero, habría significado un grave retroceso en la reconciliación nacional�. Frei se refirió además a la otra cara de su compromiso: �son los tribunales chilenos quienes decidirán si el senador Pinochet es responsable de los delitos que se le imputan�. Pero el que disparó directamente contra el anciano repatriado fue el canciller chileno Juan Gabriel Valdés, que aseguró que �éste es un asunto desgraciado para la imagen chilena en el exterior y la responsabilidad principal de este hecho radica en Augusto Pinochet�. Sin embargo, los pinochetistas no parecieron muy preocupados por esas advertencias. El ex comandante en jefe de la Armada chilena y actual senador, Jorge Martínez Bush, adelantó que �a nadie le debe extrañar que Pinochet vuelva a ocupar su sillón como senador vitalicio�. Pero quien mejor resumió la lectura que hacen los seguidores de Pinochet sobre su futuro fue el ex vicecomandante en jefe del Ejército, el general (R) Rafael Villarroel: �No estaré tranquilo hasta que mi general toque tierra aquí, donde las cosas pueden manejarse con mayor control que en Gran Bretaña�.
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