El
jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, aseguró que no sabe �absolutamente
nada� sobre el Plan Cóndor, que fue ideado por las dictaduras militares
latinoamericanas durante la década del �70 para coordinar la acción
represiva en el sur del continente con un saldo de miles de desaparecidos.
El nuevo comandante del Ejército había sido citado la semana pasada por
juez federal Claudio Bonadío para que declare en la causa que investiga
el origen y consecuencias de ese plan. Brinzoni, quien debía haberse
presentado ayer ante el magistrado, pidió responder por escrito a las
preguntas de la Justicia. �Pero hasta ahora no he recibido el
cuestionario del juez�, argumentó el militar que ya anticipó que no
tiene nada nuevo que aportar a la investigación.
Durante un acto en el Regimiento Patricios, Brinzoni afirmó ayer que
hasta ahora �no hice ninguna presentación ante el juez porque le pedí
que me enviara preguntas por escrito y hasta hoy a la tarde no me llegaron�.
De todos modos el teniente general que sucedió a Martín Balza al frente
de la fuerza anticipó que su declaración no agregará nada nuevo a la
causa que se instruye en la Justicia. El militar subrayó que �yo no sé
absolutamente nada sobre el tema, más allá de lo que leo en los diarios.
En el Ejército no hay ninguna constancia al día de hoy del Plan Cóndor
y yo, cuando era capitán por esos años, no tenía idea de lo que era�.
Brinzoni agregó que �toda la información que había en el Ejército
fue destruida a principios de 1983�. Y dijo que �si es que alguna vez
existió el Plan Cóndor y hubo documentación sobre él, entiendo que se
ha destruido en aquel momento. Hasta nuestros días no ha llegado�,
ninguna información sobre el tema.
El juez Bonadío le había remitido, hace un mes atrás, un oficio al
Ejército en el que pidió que se le proporcionara documentación sobre
los �planes de capacidades y marco interno para tiempos de guerra�.
Según fuentes judiciales, el secretario general de la fuerza, Eduardo
Alfonso, respondió que no existían constancias de lo requerido por el
magistrado. La respuesta fue considerada por el juez como �irrazonable e
inverosímil�, ya que la información requerida no era considerada como
parte de documentación clasificada, sino que se trataba de obtener copias
de los manuales de instrucción militar de uso habitual y frecuente en el
Ejército durante la década del �70.
�Resulta insólito que no haya bibliografía sobre las normas de Defensa
Nacional en el ámbito del Ejército Argentino�, se enojó el juez. Por
tal motivo Bonadío le reclamó al Ejército no sólo una explicación
sobre la primera respuesta, sino que aclare también por qué en la fuerza
no hay documentación �elemental sobre la formación militar�.
La causa que investiga Bonadío está relacionada con el denominado Plan
Cóndor, según el cual las dictaduras de la Argentina, Brasil y Chile
-aunque existen indicios de que también participaron las de Paraguay y
Uruguay� coordinaron tareas de persecución, secuestro y desaparición
de personas por razones políticas en la década del �70. La mayoría de
las víctimas del Plan Cóndor permanecen desaparecidas y los casos más
comunes en la Argentina se dieron con la detención ilegal de ciudadanos
uruguayos. �Brinzoni no está sospechado de haber participado en esos
operativos. Sólo fue citado por la respuesta que envió un subalterno
suyo�, precisaron las fuentes consultadas para despejar dudas sobre el
tema.
citan
a detenidos por la represion en el cono sur
El turno de los uruguayos
Por Adriana Meyer
El fiscal federal
Miguel Angel Osorio citó a los uruguayos que estuvieron detenidos en el
centro clandestino Automotores Orletti �base del Plan Cóndor en
Argentina� para que presten declaración testimonial. La causa, que el
juez Gustavo Literas delegó en el fiscal, investiga la privación ilegal
de la libertad como delito permanente y cuestiona la validez de los
indultos.
Los imputados son los ex comandantes de zona y subzona que fueron
indultados por los decretos 1002 y 1003 del ex presidente Carlos Menem. El
planteo del abogado querellante Alberto Pedroncini busca probar que el
efecto de esos perdones no puede aplicarse si el delito sigue
cometiéndose porque las víctimas de la represión ilegal continúan
desaparecidas. El fiscal Osorio convocó a los sobrevivientes de Orletti
para garantizar la reconstrucción de los hechos y avanzar en la
precisión del cuadro de responsabilidades dentro del campo de
concentración, según manifestó a este diario una fuente judicial. Para
cumplir con la diligencia se trasladarán a Buenos Aires Elba Rama Molla,
Mónica Soliño Platero, Alicia Cadena Ravela, Enrique Rodríguez Larreta,
Ariel Soto, Sara Méndez, Ana Inés Cuadros Herrera, Gastón Zina
Figueredo, Eduardo Dean Bermúdez, Jorge González Cardoso, Asilú Maceiro
y Edelweis Zahn Freire.
La investigación que el juez federal Gustavo Literas delegó en Osorio se
refiere al plan de represión en el Cono Sur conocido como Operación
Cóndor. También están imputados cuatro militares uruguayos cuyos datos
fueron solicitados a la Justicia de ese país. A los fines de tomarles
declaración se pidieron sus nombres, domicilios, grados y misión que
cumplieron en Argentina. Pero los investigadores recibieron una respuesta
insólita: el juez uruguayo que debía enviar las informaciones de los
uniformados pidió copia certificada de los cuatro cuerpos de la causa.
Los encargados de la pesquisa están indignados porque consideraron que
esta actitud representa un bloqueo para su tarea.
La Subsecretaría de Derechos Humanos aportó a la causa las pruebas para
acreditar la fehaciente desaparición de las víctimas del Cóndor. El ex
jefe del Ejército Martín Balza respondió que no obtuvo ningún
resultado en la exhortación que formuló hacia sus subordinados �en
actividad y en retiro� para que aporten en forma anónima información
sobre el tema. Los querellantes vieron en esto una prueba más del delito
de desaparición forzada de personas, uno de cuyos requisitos es la
negativa a informar por parte del Estado. Literas le preguntó en otro
oficio al Ejército si personal uruguayo había actuado en el ámbito de
esa fuerza durante la dictadura. Y también quiso saber si utilizaban
órdenes de secuestro como la que consta en el expediente referida a los
desaparecidos uruguayos Zaffaroni. El ex jefe de Inteligencia del
Ejército Jorge Pedro Miná respondió que ese documento había sido �fraguado�
para perjudicar a la fuerza.
TESTIMONIO SOBRE
FUSILAMIENTOS EN CORDOBA
�Escuchamos las ráfagas de los
FAL�
Por Mónica E. Gutiérrez
Desde Córdoba
�Pudimos ver los
faros de dos camiones y un grupo de personas que se ubicaba delante del
foso. Minutos después se escucharon las ráfagas de cargadores de FAL. A
la mañana siguiente, el foso estaba tapado.� El relato pertenece a
Guillermo Caminos, un ex conscripto que vivió de cerca los fusilamientos
en un predio del Tercer Cuerpo de Ejército y cuyo testimonio es decisivo
para que la Justicia federal de Córdoba determine en los próximos días
la realización de excavaciones en un predio castrense donde habrían
ocurrido enterramientos clandestinos de víctimas de la represión ilegal.
Por otra parte, ayer se pidió la elevación a juicio de una parte de la
causa por la verdad histórica, donde se investigan las 30 muertes
ocurridas en la penitenciaría de Córdoba bajo la simulación de fugas y
donde todavía tiene que declarar, entre otros, Luciano Benjamín
Menéndez.
Caminos tenía 21 años en 1976, cuando cumplía el servicio militar en el
Batallón de Artillería 141, ubicado en San José de la Quintana, a
escasos kilómetros de la ciudad. Una noche del otoño de ese año le
quedó grabada para siempre, aunque recién ahora decidió contarlo
públicamente. �Estaba de guardia en un lugar conocido como La Fábrica,
con otros soldados y un suboficial. Cerca del mediodía, llegó un camión
que se desvió antes de llegar al puesto y se dirigió hacia una zona que
se llama El Polígono. Allí bajaron unos soldados que hicieron un foso,
del tamaño de un auto y más o menos un metro y medio de profundidad�,
relató Caminos. En su declaración, le contó a la jueza Cristina Garzón
de Lascano lo que vivió estando de guardia: �A las dos de la madrugada,
el suboficial que estaba con nosotros recibió una llamada por teléfono
en la que le avisaban que subía gente hacia esa zona. Pudimos ver los
faros de los dos camiones que se desviaron hacia El Polígono y luego un
grupo de personas que se ubicaba delante del foso. Vimos las siluetas y
las armas y que se trataba de oficiales, por las vestimentas, eran entre
siete y diez. Allí vino el suboficial y nos dijo que era peligroso que
nos quedáramos allí. Retrocedimos y fue entonces cuando se escucharon
las ráfagas de FAL; eran sonidos que reconocíamos muy bien. Mientras
volvíamos al puesto escuchamos tiros separados y sueltos, como de armas
nueve milímetros. Ahí conté diez disparos�.
Según su relato, a la mañana siguiente la fosa estaba tapada, había
varias colillas de cigarrillos y un alambre clavado. Pasaron 24 años
hasta que Caminos contó esto públicamente y, según dijo, contribuyeron
a esa decisión algunas instancias fuertes en su vida: superó un
preinfarto y hace poco se salvó de milagro al sufrir un accidente en
helicóptero. Si bien desde el comienzo de las investigaciones el cuartel
de San José de la Quintana estaba señalado como lugar de tránsito de
detenidosdesaparecidos, los testimonios revelarían que allí ocurrieron
fusilamientos y enterramientos clandestinos, que es lo que ahora la
Justicia tratará de determinar.
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