Por Cledis Candelaresi
Mientras
el Gobierno amenaza con abrir la importación de combustibles para
controlar el valor de las naftas, la principal refinadora del país está
a punto de ejecutar un programa para expandir su red de estaciones
propias, con lo que conseguirá afianzar su dominio del mercado y, así,
su libertad para fijar precios. Repsol-YPF tiene un ambicioso plan que,
según fuentes del sector, consistiría en sumar 500 estaciones en los
próximos cinco años. La compañía prefiere no abundar en precisiones,
pero admite que resolvió aumentar la cantidad de bocas de expendio
propias, acatando una directiva impartidas directamente desde España.
La decisión fue adoptada en una de las últimas reuniones de directorio
de la empresa privatizada que se realizó en Buenos Aires. En ella el
propio Alfonso Cortina habría hecho saber que la consigna de la casa
matriz era imitarla en su estrategia de ampliar la red con estaciones
propias. De aquel modo, YPF retomaría la política pregonada por su
fallecido presidente, José Estenssoro, quien había impulsado la
creación de nuevas bocas de expendio para consolidar una nueva imagen.
Repsol-YPF lidera la producción y comercialización, aunque sobre el
total de 6300 estaciones de servicio del país, de su directa propiedad
son poco más de 130, operadas a través de su subsidiaria Opessa. El
resto de las bocas bajo su bandera (en conjunto suman unas 3100) son
explotadas a través del sistema de consignación. Es lo que configura la
Red 21.
Con estas formas combinadas, el logo de YPF identifica a casi la mitad de
los puntos de expendio de combustible del país, según detalla un estudio
privado de fines del año pasado en base a datos de la Secretaría de
Energía. Pero en ellos se vende más del 50 por ciento de las naftas que
se consumen.
Según el nuevo programa para hacer crecer el número de estaciones
propias, YPF se dispone a montar alrededor de 50 o 60 estaciones más este
año, gerenciadas a través de un operador externo o de alguno de sus
propios hombres. Las bocas estarían localizadas en puntos de gran
afluencia de tránsito, como las autopistas. Explotarlas directamente le
permitirá a la refinadora embolsar también el margen que de otro modo
captura el estacionero.
Cuando la firma hispana compró el grueso de las acciones de YPF asumió
ante el gobierno argentino el compromiso de desprenderse de unas 800
estaciones de servicio que antes había comprado a Astra y a los otros dos
socios de EG3 (Isaura y CGC). Con este acuerdo, el Estado intentó acotar
el poder que la empresa privatizada tenía por el hecho de dominar el
mercado. Pero el plan en vísperas de ejecución amenaza con invalidar los
efectos prácticos de este acuerdo.
La modalidad de ejecución del programa expansivo también puede resultar
controvertida, ya que Repsol prevé elaborar una especie de short list de
constructoras hispanas para que se ocupen de instalar las estaciones, cuyo
costo está estimado en alrededor del millón de pesos por cada una. A los
proveedores locales les quedaría la opción de asociarse a ellas para no
quedar marginadas del negocio.
El diagrama empresario sólo podría hacer agua si en el ínterin el
Congreso sancionara alguna ley que impusiera un límite en la cantidad de
estaciones propias o de bandera que puede tener cada refinadora, a
semejanza de lo que ocurre en los Estados Unidos. Pero mientras esto no
ocurra, no hay nada que impida el crecimiento de las redes. Por el
contrario, la única herramienta de la que dispone por ahora el gobierno
es la de probar que Repsol-YPF, sola o junto a Shell y Esso, abusaron de
su preeminencia en el mercado, cuyos precios oscilan según la voluntad de
las refinadoras.
Apretar los dientes
El Gobierno decidió bajar los brazos y escudarse tras el argumento
de la suba internacional del crudo para explicar la falta de
resultados en su estrategia para impedir aumentos en los combustibles.
El secretario de Energía, Daniel Montamat, declaró que �dialogamos
con las empresas y monitoreamos para ver si el mercado es competitivo,
pero no podemos regular los precios. Esta situación es muy
preocupante y la solución es que aumente la importación de
combustibles�, insistió.
La única alternativa que el Gobierno parece estar dispuesto a
utilizar para enfrentar el oligopolio de tres empresas que se reparten
el 90 por ciento del mercado es apelar a la Ley de Defensa de la
Competencia, cuyo único resquicio es la posibilidad de demostrar el
abuso de posición dominante, asunto legalmente complicado y de largos
tiempos procesales.
Mientras el crudo ya alcanzó los 32 dólares el barril, Montamat
agradeció al destino que las petroleras no hayan trasladado el
aumento a los precios de las naftas. En conferencia de prensa, pidió
que �los precios no se consoliden y no repercutan en el mercado de
combustibles�. Hasta ahora, la vía del �diálogo� con las
compañías no parece dar muchos resultados. |
ROZENWURCEL Y LA ATRACCION DE
BRASIL
Fantasías de pymes
Los empresarios
pequeños y medianos �fantasean con radicarse en Brasil�, dijo ayer el
secretario de PyMEs, Guillermo Rozenwurcel. �Eso me parece más una
fantasía que una realidad concreta�, agregó, relativizando los
incentivos fiscales que ofrece el gobierno brasileño a la radicación de
empresas extranjeras. Pero el gobernador de Buenos Aires, Carlos Ruckauf,
insistió con el �compre bonaerense� para castigar a aquellas firmas que
planean trasladar sus operaciones al socio mayor del Mercosur. En tanto, el
presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, dijo que �yo siento
horror cuando veo a una empresa argentina venir para el Brasil. El futuro
depende del crecimiento. No es un empobrecimiento de los otros países que
hará a Brasil más fuerte�, afirmó.
Rozenwurcel admitió, además, que �la situación de las PyMEs es
difícil, más difícil que la de las grandes corporaciones�. �Creo que
no se las puede salvar a todas. Tampoco es el Estado quien tiene que decidir
quién se salva y quién no. Creo que es el mercado, pero sobre la base de
un conjunto de instrumentos de asistencia que el sector público pone a
disposición de la totalidad de las pymes de manera horizontal�, aseguró.
Además, relativizó que Brasil fuera un mercado tan atractivo para los
empresarios PyMEs: �Es más una fantasía que una realidad concreta�,
advirtió.
Por su parte, mientras Cardoso declaraba desde Brasilia que su gobierno no
buscaba �desindustrializar� a Argentina, Ruckauf confirmó que enviará
un proyecto de ley a la Legislatura para que el Estado bonaerense �se vea
obligado a comprar sólo a empresas radicadas en la Argentina, esto es lo
natural� y agregó �yo no soy como ustedes, que tienen derecho a comprar
donde se les ocurra, yo estoy comprando con el dinero de los contribuyentes
y tengo que tener la facilidad de favorecer al empresario�.
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