Un preso zafó por tener mal abogado

Un condenado a muerte en Estados Unidos fue liberado al quedar demostrado que su abogado se quedaba dormido en el juicio. 

Joe Cannon solía dormir como un lirón en el recinto donde se desarrollaba el juicio en el que se decidía si se condenaría a muerte a Calvin Jerold Burdine por haber matado a su amante varón, el sereno W.T. Wise. Las frecuentes siestas de Cannon no hubiesen tenido nada de particular �después de todo el sueño o el aburrimiento pueden superar las ganas de escuchar hasta las historias más truculentas� si este abogado no hubiese sido fatídicamente el defensor de Burdine. Luego de 16 años de esperar su ejecución en el corredor de la muerte de una cárcel de Texas como resultado de esa defensa aberrante, Burdine, quien en la prisión también perdió un ojo al ser atacado por otro prisionero, tuvo finalmente un golpe de suerte. El juez federal David Hittner ordenó ayer su liberación porque venció la fecha establecida para la iniciación de un nuevo juicio, que también había sido ordenado por el magistrado al comprobarse la aberrante defensa que tuvo el acusado.
Para los opositores a la pena de muerte, Burdine, que ahora tiene 49 años, es el perfecto ejemplo de los defectos de ese castigo. Quienes denuncian la pena capital como una condena cruel y degradante argumentan con estadísticas bien fundadas que los corredores de la muerte están atestados de reos pobres, que fueron mal defendidos por abogados mediocres o malos, pagados por los estados.
Cuando Burdine mató a Wise, asesinato que confesó haber cometido, ambos hombres habían convivido en un �trailer� durante tres años; es decir, donde vive el sector blanco paupérrimo de esta sociedad. Según dijo Burdine a la policía, él había abandonado el trailer porque Wise, que tenía 50 años, quería obligarlo a trabajar como �taxi boy�. El cadáver del sereno fue encontrado apuñalado, con las manos atadas y una media en la boca. Pero las pruebas demostraron que el autor principal de la muerte había sido un cómplice, Douglas Mc Creight, quien, gracias a la defensa de un abogado que por lo menos no se dormía, obtuvo una condena menor y fue puesto en libertad condicional despues de ocho años de prisión.
En su fallo de setiembre de 1999, en el que decidió que Burdine debía volver a ser juzgado, Hittner observó que el juez de distrito Jay Burnett ya había investigado en 1995 detalladamente las denuncias de que el abogado Cannon no había defendido correctamente a Burdine. En esa investigación, miembros del jurado y funcionarios judiciales dijeron que habían visto a Cannon dormir en más de una oportunidad durante el juicio. Y como si con dormirse no bastara, el defensor Cannon y los fiscales habían hecho comentarios homofóbicos y denigratorios de Burdine en el juicio. Cannon no pudo confirmar ni negar estos testimonios porque falleció.
Al ser informado ayer de la decisión del juez Hittner, Burdine declaró eufórico que �éste es el día más grande de mi vida� y dijo que pensaba ir derecho a abrazar a su madre como primer gesto de su libertad. Pero el destino de este hombre todavía pende de la decisión de una corte de apelaciones que puede impedir la liberación. La organización American Civil Liberties Union, que también participó en la apelación de Burdine, instó al gobernador George Bush, quien se encuentra en medio de una campaña por la candidatura presidencial republicana, que suspenda las ejecuciones en Texas hasta que se corrijan las gruesas fallas que afectan los procesos judiciales.

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