El
País de Madrid
Por Alfredo Molano desde Madrid
La opinión
pública europea ha contemplado con gran sorpresa el viaje que desde
comienzos de febrero ha llevado a cabo por el Viejo Continente una especie
de patrulla de reconocimiento político, compuesta por los más destacados
miembros de la mesa de negociación del conflicto colombiano. Al cabo de
más de 30 años de guerra civil, media docena de guerrilleros,
representantes del gobierno, entre ellos los presidentes del Senado y de
la Cámara, y un grupo de hombres de empresa y parlamentarios han hecho un
viaje de estudios por Europa. Durante 25 días, comandantes de las FARC
-la guerrilla más antigua de América� han compartido con sus enemigos
hoteles, ómnibus y aviones en un recorrido que los ha llevado a España,
Suecia, Noruega, Suiza, Italia y Francia.
Raúl Reyes es el segundo hombre de las FARC (Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia), movimiento insurgente de origen marxista
organizado a mediados de los años �60 por un campesino rebelde, Manuel
Marulanda Vélez, conocido como Tirofijo. Las FARC tienen, según las
autoridades, 20.000 hombres en armas y más de 500 soldados en su poder,
que pretenden canjear por guerrilleros presos. Se dice que Marulanda dio
la presidencia al conservador Andrés Pastrana, al inclinarse a negociar
con él frente al liberal Horacio Serpa, en la campaña electoral de junio
de 1998. Reyes tiene 53 años, es ingeniero industrial y está considerado
el sucesor de Marulanda, que este año cumple 72 años.
�¿Para qué ha servido este Eurotour?
�El logro principal ha sido mostrar a la comunidad internacional el
interés tanto de las FARC como del gobierno en encontrar salidas a la
guerra; mostrar que Colombia no es sólo narcotráfico, sino un país de
enormes posibilidades. Creemos que la lucha contra el narcotráfico la
debemos afrontar tanto los países consumidores de drogas duras y
productores de insumos químicos, como los productores de la base para la
fabricación de la cocaína y de la heroína. Es una lucha que debe ser
global. Eso significa inversión social. No sería sólo injusto sino
también inútil erradicar la coca y la amapola, dejando a los campesinos
y a sus familias sin qué comer. Hay que contar con una alternativa
económica para que la gente pueda dejar los cultivos ilícitos.
�¿Qué han encontrado de interés en Europa con vistas al futuro
colombiano?
�En Europa se ha construido un Estado donde hay buenas relaciones entre
gobierno, empresarios y trabajadores, y en muchas partes han disminuido
tanto las diferencias que ya no hay necesidad de posiciones radicales. Los
partidos sirven más bien para que la gente pueda expresarse. Desde
Colombia esto no se ve claro, pero aquí sí.
�¿Qué tiene que ver su viaje con el Plan Colombia?
�El Plan Colombia es una obra de gobierno y no fruto de un acuerdo con
nosotros. Las FARC estamos completamente en desacuerdo con sus objetivos.
En ese sentido, les hacemos un llamado a los europeos y a los amigos
verdaderos de Colombia para que no contribuyan. Hasta ahora no hemos
pedido nada. Una vez que lleguemos a un acuerdo, entonces se calcularán
cifras. Esos recursos los tendrá que administrar la Mesa de Negociaciones
para evitar que vayan a parar al bolsillo de los corruptos o vayan a
terminar fortaleciendo la guerra.
�¿Por qué no incluyeron a EE.UU. en la gira?
�Comenzamos por Europa, pero no descartamos un eventual viaje a EE.UU.
Es bien sabido que allí hay sectores interesados en la guerra. McCaffrey
(jefe de la lucha contra la droga en EE.UU.), por ejemplo, va
pavoneándose por Colombia mostrando las bondades de la guerra. Sin
embargo, esaposición no es unitaria en el gobierno y menos aún en el
pueblo norteamericano. Hay sectores progresistas en el Congreso americano
que temen esta estrategia belicista porque la consideran una injerencia
inaceptable y porque sospechan que va a agravar el terrible panorama de
Derechos Humanos.
�Las FARC parece que decidieron la contienda electoral en 1998;
¿podrían cambiar de opinión y apoyar, si les conviniera, al Partido
Liberal en el 2002?
�Las FARC son un poder político reconocido y eso les da una capacidad
grande para decidir sobre muchas cosas. Por eso nos reciben en todas
partes. En la dirección de las FARC no hemos hecho un análisis para
definir la posición frente a las próximas elecciones.
�Usted dijo hace unos días que en los últimos tiempos se había hecho
más por la paz que en 40 años de lucha.
�Lo que digo es que todo lo que se hace hoy es el resultado de 40 años
de confrontación. Esta pelea viene desde las guerrillas liberales de los
años �50, y nosotros hemos seguido luchando. Es lamentable e
inconcebible la cantidad de muertos en tantos años de guerra debido a la
insistencia del Estado en liquidar la oposición política democrática,
en acabar con las organizaciones guerrilleras, en acallar el sentimiento
popular. Hoy Colombia tiene menos posibilidades de desarrollo que hace 10
años; muchas cosas que antes se producían ahora se están importando, y
debido al conflicto se hace imposible explotar todo nuestro potencial.
�El recibimiento de que habla, ¿no implica tácitamente un
reconocimiento europeo de la guerrilla como parte beligerante?
�Sin duda. Las FARC tienen de facto el reconocimiento de beligerancia.
Por eso, en esta gira nos han visto como una fuerza política con la que
hay que contar, nos ponen al mismo nivel que al gobierno y están
pendientes de nuestros planteamientos y propuestas. Las FARC han ganado en
todos estos años de lucha el reconocimiento de la beligerancia. Negar
este carácter es decir que hoy no hay confrontación. Sin esa
confrontación no estaríamos viajando ahora.
�¿Se aliarían con el Estado para luchar contra los paramilitares?
�Estamos dispuestos a aliarnos con todos los sectores políticos,
económicos y sociales, que tengan como fin trabajar por la paz con
justicia social, y eso significa trabajar contra las acciones punitivas de
los paras.
�¿Para cuándo la paz?
�Creo que con la gira hemos logrado mayor comprensión e integración.
Se ha hecho conciencia de que lo que se está buscando en la mesa no son
la desmovilización y la entrega de armas sino la solución a fondo de los
problemas social, económico y político del país. ¿Qué cuando se firma
la paz? Difícil preverlo porque la paz vendrá cuando la gente deje de
aguantar hambre, cuando tenga empleo, cuando no la maten, cuando tenga
garantías para pensar distinto, para que los que disienten no sean
asesinados ni tengan que exiliarse.
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